Trump y Kim se reunieron a solas durante algo más de 45 minutos, seguido mantuvieron un encuentro bilateral y un almuerzo.
En la veranda de un edificio colonial, los dos dirigentes se acercan con semblante serio para un apretón de manos histórico captado por las televisiones del mundo entero. Las sonrisas llegarán más tarde.
La limusina del presidente estadounidense Donald Trump y la del norcoreano Kim Jong Un cruzaron el puente entre Singapur y la isla Sentosa, conocida por sus parques de atracciones, como el de Universal Studios.
Iban rumbo al lujoso hotel Capella, construido en el lugar de una antigua base británica.
Los dos líderes salieron de los vehículos sin sonreír y se dirigieron al mismo tiempo hacia el centro de la terraza, cada uno desde un extremo.
El apretón de manos, un momento temido por los políticos cuando se reúnen con Trump, duró algo más de diez segundos.
Donald Trump tocó el hombro de Kim Jong Un, más bajo que él. La diferencia de estatura entre los dos hombres había dado pie a todo tipo de especulaciones sobre la posibilidad de que los norcoreanos insistieran en que se saludaran sentados.
Como fondo se veía una decena de banderas de Corea del Norte y de Estados Unidos.
Según la agencia de prensa surcoreana Yonhap, es la primera vez que las banderas de los dos países están unas junto a otras desde el concierto de la Orquesta Filarmónica de Nueva York en Pyongyang, en 2008.
En Seúl, el presidente surcoreano Moon Jae-in siguió la escena por televisión antes de un consejo de ministros.
A finales de abril, fue él quien estrechó la mano de Kim Jong Un durante una cumbre en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas, técnicamente todavía en guerra.
“A mí también me costó dormirme ayer por la noche”, dijo el presidente surcoreano a sus ministros, deseoso de una “nueva era entre las dos Coreas y Estados Unidos”. Y quedó satisfecho. “El acuerdo de Sentosa del 12 de junio quedará registrado en la historia mundial como un acontecimiento que puso fin a la Guerra Fría”, comentó después de la cumbre.
Trump y Kim se reunieron a solas durante algo más de 45 minutos. Acto seguido mantuvieron un encuentro bilateral y un almuerzo con platos occidentales y asiáticos (cóctel de gambas, cerdo crujiente con salsa agridulce y tarta), una de las pocas informaciones filtradas a la prensa.
La seriedad se tornó en sonrisas; parecían distendidos. “Tendremos una relación fantástica”, dijo Trump, sentado junto a Kim. Por su parte el líder norcoreano reconoció que no había sido fácil: “Los viejos prejuicios y prácticas fueron obstáculos en nuestro camino hacia adelante pero los superamos todos y hoy estamos aquí”.
“Fue realmente una reunión fantástica” que transcurrió “mejor de lo que nadie había esperado”, afirmó Donald Trump a los periodistas después de un corto paseo por el jardín del hotel con Kim.
Al final de la cumbre Trump se deshizo en elogios hacia Kim: Es “muy talentoso”, “muy buen negociador”.