Donald Trump tiene clara su preferencia para el muro que quiere construir en la frontera con México: tiene que ser muy alto y que se pueda ver a través de él.
Así lo subrayó este martes durante su primera visita como presidente de Estados Unidos a California, el apodado como “estado rebelde” por la oposición a sus políticas migratorias, energéticas y de cambio climático.
Una de las paradas destacadas de Trump fue para ver de cerca los prototipos del muro que desde octubre están instalados en el cruce fronterizo de Otay Mesa, cerca de San Diego.
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Tras inspeccionar los ocho prototipos y escuchar las explicaciones de los representantes de la Patrulla Fronteriza, Trump no ocultó cuáles son sus modelos favoritos: los que permiten que se vea a través y que tienen cemento sólido o acero y cemento en la parte superior.
“Es importante que no se puedan escalar”, subrayó el presidente.
“Quién lo diría pero algunos (de los que cruzan) son escaladores profesionales. Cuanto más grande sea la parte de arriba, mejor porque es más difícil pasar por encima”, señaló Trump en una breve declaración ante los medios.
Pero ¿en qué punto se encuentra la construcción del muro, la gran promesa de Trump desde que lanzó su carrera hacia la presidencia?
¿Qué hay hasta ahora?
Los ocho prototipos instalados en la frontera entre San Diego y Tijuana fueron presentados oficialmente el 26 de octubre de 2017.
La mayoría de modelos están compuestos por bloques de hormigón y acero, y cada uno mide algo más de nueve metros de altura.
Según las pautas de licitación, el muro debe impedir que la gente trepe por él y ha de ser resistente a golpes de herramientas como mazos o sopletes.
También debe impedir que se pueda atravesar la frontera por medio de túneles subterráneos.
A primeros de diciembre de 2017, comenzaron las pruebas de escala y resistencia de los prototipos.
Funcionarios de la Agencia de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés) realizan desde entonces distintos ejercicios para asegurarse de que los modelos no pueden quebrarse.
Durante su visita de este martes, en la que estuvo acompañado por la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, Trump no adelantó detalles sobre el avance de estas pruebas ni indicó una fecha para la selección del modelo final.
Las posibilidades son diversas. Trump puede optar por uno de los prototipos, por una combinación de varios o por ninguno de ellos.
¿Hay dinero para pagarlo?
La gran barrera con la que se encuentra Trump para poder construir el muro es el financiamiento, que debe ser aprobado por el Congreso de EE.UU.
Por el momento, los prototipos se construyeron haciendo uso de US$20 millones de fondos federales, pero la cantidad final que necesitará el gobierno para el muro está valorada en miles de millones.
No parece fácil que el Congreso esté dispuesto a dar luz verde a ese desembolso.
En enero, el gobierno de Trump cifró en US$18.000 millones la cantidad que necesitará en los próximos años para la fase inicial del muro fronterizo.
Según cálculos de la CBP, ese dinero se necesita para la construcción de unos 500 kilómetros de vallado nuevo y para el refuerzo de unos 640 km de barreras ya existentes.
Hay costos adicionales considerables.
La CBP solicitó US$8.000 millones para formación y contrato de personal, además de US$5.000 millones para nueva tecnología y US$1.000 millones para construir carreteras de acceso.
Todos estos gastos arrojan un total de más de US$30.000 millones para los próximos diez años.
Si este trabajo logra realizarse, más de la mitad de la frontera con México (que en total se extiende por más de 3.000 kilómetros) tendrá un muro o estructura similar en 2027.
Los “soñadores” como moneda de cambio
El presidente estadounidense insistió este martes en la necesidad de construir el muro fronterizo.
Junto al jefe de patrulla Rodney S. Scott, Trump valoró los logros de la valla que actualmente divide San Diego y Tijuana y que fue construida con chatarra del ejército.
“Consiguieron reducir el cruce ilegal de personas un 95% con una valla que se puede saltar fácilmente”, expresó Trump.
“Imagínense lo que se podrá hacer con un muro como estos”, afirmó señalando los prototipos.
“Por cierto, el estado de California nos está implorando que construyamos muros en algunas partes, pero no lo haremos hasta que construyamos el muro entero.
“Si no tenemos un muro fuerte, no tendremos país. Hay muchos problemas en México, están los carteles contra los que estamos combatiendo, nadie lo ha hecho como nosotros, pero es muy difícil hacerlo sin valla”, reiteró el presidente.
Trump ha ligado la construcción del muro con el futuro de los llamados “soñadores” (inmigrantes sin papeles que llegaron a EE.UU. siendo menores y que actualmente están protegidos por el programa DACA que Trump quiere desmantelar), dejando entrever que si el Congreso aprueba los fondos, el Ejecutivo podría ofrecerle una solución definitiva a estos jóvenes.
Sin embargo, la decisión de dos tribunales de detener temporalmente la suspensión de DACA le ha quitado a Trump poder de maniobra en este sentido. Al menos por el momento.
¿No lo iba a pagar México?
Al presidente le queda otra carta, que es su famosa afirmación de que México pagará por el muro.
“Confío en que México pagará la construcción del muro”, repitió Trump hace unas semanas. “Tengo una relación muy buena con México. Pero sí, de alguna manera, México pagará por el muro”.
Por ahora, estas declaraciones del presidente no pasan de ser una frase, ya que el gobierno del país vecino niega rotundamente que vaya a pagar por el muro.
Y en un año electoral muy importante para México resulta todavía menos factible que el gobierno del país vecino vaya a ceder.