Mediapro obtuvo los principales lotes del campeonato francés y dejó con las manos vacías a Canal+, el retransmisor de la Ligue 1 desde 1984. Para emitir, el grupo propuso "crear una cadena 100% deportiva dedicada al fútbol francés".
Mediapro grupo audiovisual español, perdió una de sus principales conquistas, los derechos de difusión del campeonato italiano, un duro golpe a las ambiciones crecientes del gigante del sector controlado desde hace poco por un fondo chino.
Tras una última tentativa rechazada este martes por la Liga Italiana de fútbol, Mediapro perdió definitivamente los derechos de la Serie A para el trienio 2018-2021, obtenidos en febrero por 1.050 millones de euros por temporada.
El grupo Sky, uno de los actuales difusores del campeonato italiano, acusó a Mediapro ante la justicia de no haber respetado las reglas de competencia. La justicia finalmente suspendió el contrato y la Liga Italiana lo anuló, estimando que Mediapro no ofrecía las garantías suficientes.
La noche del lunes, Mediapro afirmó haber presentado garantías por 1.600 millones de euros.
Este revés ocurre poco después de que el grupo hispanochino conseguiera a finales de mayo la mayor parte de los derechos de difusión de la Ligue 1 francesa para el periodo 2020-2024, tras una subasta que alcanzó 1.153 millones de euros anuales.
Mediapro obtuvo los principales lotes del campeonato francés y dejó con las manos vacías a Canal+, el retransmisor de la Ligue 1 desde 1984. Para emitir, el grupo propuso “crear una cadena 100% deportiva dedicada al fútbol francés”.
Con 6.600 empleados y una facturación de 1.600 millones de euros en 2017, Mediapro es uno de los actores de peso en el sector de los contenidos deportivos en Europa.
Actualmente ostenta gran parte de los derechos televisivos de la Liga española y los derechos de difusión de los principales campeonatos internacionales en España. También está presente en la Fórmula 1 o el baloncesto con las emisiones de la Euroleague.
No es la primera vez que Mediapro y Canal+ se ven las caras: entre 2006 y 2013, la “guerra del fútbol” enfrentó en España al grupo español y a la sociedad Sogecable, poseedora del paquete de televisión de pago Canal+ que dominaba históricamente las retransmisiones del campeonato español.
Mediapro negoció directamente con los clubes los derechos de difusión de sus partidos, provocando una guerra jurídica y comercial con su competidor al que finalmente tomó la delantera.
La sociedad con sede en Barcelona no se limita al deporte: también produce películas, entre ellas algunas de Woody Allen como “Vicky, Cristina, Barcelona”, documentales o series televisivas.
Su fundador Jaume Roures, antiguo trotskista cercano a los independentistas catalanes, es una de las figuras más influyentes del audiovisual español.
La ofensiva se produce en el contexto de la entrada al capital en febrero del fondo chino Orient Hontai Capital, convertido en accionista mayoritario de Mediapro con un 53,5% y que antes había invertido en el sector de los videojuegos y la publicidad en línea en los Estados Unidos, señala Carlos Canto, profesor de economía del deporte en la escuela de negocios ESADE de Barcelona.
“El interés por el fútbol francés está subiendo”, especialmente en China, “gracias a equipos como el PSG, el Olympique de Lyon o el Olympique de Marsella y evidentemente la llegada de grandes jugadores como Neymar”, el delantero brasileño traspasado a París en 2017 por 222 millones de euros, explica.
Señal del interés del mercado asiático por el fútbol galo, el partido PSG-Niza se programó para un domingo a las 13H00 el pasado marzo, un horario poco habitual en Francia pero de gran audiencia en China.
La operación de Mediapro se inscribe también en la fuerte entrada de inversores chinos en el universo del fútbol y los medios.
Pekín fijó en 2014 el deporte, y el fútbol en particular, como un sector prioritario para expandir la influencia china a nivel internacional.
Desde entonces, inversores del gigante asiático compraron el AC Milán de Silvio Berlusconi, tomaron el control del Niza y una parte del Manchester City.
Pero desde 2017 “han puesto un freno a las inversiones, que provocaron una fuga de capital y no siempre generaron el retorno económico previsto”, explicó a la AFP la economista Ivana Casaburi, especialista en inversiones chinas en Europa.
Las únicas operaciones autorizadas ahora por Pekín son aquellas con un elevado potencial de rentabilidad y la compra de Mediapro por el fondo Orient Hontai Capital es una de ellas, explica Casaburi.
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