Ciudad Guatemala
Al pequeño Johan, de 16 meses, todo lo que come le cae mal y tiene pesadillas a diario. Algo que según sus padres hondureños son secuelas por haber sido separado de ellos en un centro de detención estadounidense como parte de la política de “tolerancia cero” en contra de la migración ilegal.
El pequeño Johan ríe feliz junto a sus padres, en Honduras.
Pero todo lo que come le cae mal y por las noches se levanta sonámbulo. Algo que según sus padres son secuela de haber sido separado de sus padres en Estados Unidos, debido a la política de “tolerancia cero” de ese país en contra de la migración ilegal.
TAMBIÉN PUEDE VER: Los estadounidenses que apoyan fervorosamente la política de “tolerancia cero” de Trump con los inmigrantes
Rolando pagó 6.000 dólares a un coyote que lo ayudó a entrar a Estados Unidos con Johan, entonces de diez meses. Pero la Patrulla Fronteriza lo interceptó en McAllen, Texas, el 17 de marzo pasado.
Cinco días después Johan fue trasladado a un albergue en Arizona. Rolando fue deportado el 5 de abril pero su hijo llegó a Honduras recién el 20 de julio.
VEA: Texas investiga muerte de un niño tras salir de un centro de detención de inmigrantes
Sus primeros pasos y palabras en un albergue
En ese periodo le crecieron casi todos los dientes, dio sus primeros pasos y pronunció su primera palabra.
Entre abril y mayo la “política de tolerancia cero” del presidente estadounidense Donald Trump separó a unos 2.000 niños de sus padres, que intentaban ingresar a Estados Unidos de forma ilegal.
Hasta el 10 de agosto la cancillería hondureña tenía un registro de 146 niños reunificados. Pero aún faltaban 313.
Con un ingreso que como mucho alcanza ocho dólares por día en Honduras, Rolando aspiraba a una vida mejor con sus hermanos, instalados en Maryland.
Pero luego de cuatro intentos sin éxito y la amarga experiencia con su hijo, ha renunciado a seguir buscando el “sueño americano”.
Etiquetas: