El embajador italiano, conde Folco Aloisi de Larderel, junto al entonces presidente Miguel Ydígoras Fuentes; Carlos Martínez Durán , rector de la Universidad de San Carlos, y el alcalde, Luis Fernando Galich, esperaron el arribo del desfile.
La banda del Instituto Indígena Santiago, fundado por el arzobispo de Guatemala, monseñor Mariano Rosell Arellano, y el Instituto Adolfo V. Hall, encabezaron el desfile.
Cuando estos llegaron a la plaza se procedió a izar las banderas de Italia, Guatemala y de la Municipalidad y luego se cantaron los himnos de ambos países.
Celebración
La plaza Italia quedó situada en el punto donde termina la sexta avenida de la zona 1, frente a la municipal capitalina.
Al poniente de la antiquísima colina de San José Buena Vista, cima que ocupa hasta hoy los viejos murallones del que fuera el castillo de San José; al oriente, quedaba el edificio de la penitenciaría central; al sur, la municipalidad; y al norte, dos bloques de viviendas que daban de la sexta avenida “A” a la séptima avenida.
La inauguración se podía observar desde varios puntos; uno era la colina del castillo de San José, sobre las paredes de la penitenciaría y en terrazas de casa particulares.
El conde Falco Aloisi de Larderel, en nombre de su gobierno, agradeció a las autoridades guatemaltecas, y luego entrego una bandera de Italia a Ydígoras Fuentes para qu el salón de recepciones del Palacio Nacional.
Ydígoras dio las gracias en nombre del pueblo guatemalteco por haber enviado el monumento de la loba que, según la leyenda, dio de mamar a Rómulo y Remo, fundadores de Roma.
El embajador de Italia Aloisi de Larderel, declaró públicamente inaugurada la plaza Italia y luego procedió a descubrir el monumento a la loba romana y el pilar, símbolo de la arquitectura romana.
El sacerdote Manuel Sicker, párroco del Guarda Viejo, bendijo el monumento y luego fueron soltadas cien palomas traídas de la Plaza de San Marcos, Venecia.
El monumento
La loba fue donada por el alcalde de Roma, Urbano Ciocceti. Es una réplica de la que se conserva en el museo Capitolino de Roma, y la columna romana fue diseñada por el arquitecto guatemalteco Roberto Aycinena.
Los pedestales están revestidos por placas de mármol gris de la cantera de Zacapa. Solo dos ciudades de América ostentan la reproducción de la loba capitolina: Guatemala y Brasilia, capital de Brasil.
Como recuerdo de aquel día memorable fue emitida una colección de sellos postales con la efigie de la loba y los gemelos Rómulo y Remo, considerados los fundadores de Roma.
La Leyenda
Cuenta la leyenda que Rea Silva era la madre de los gemelos Rómulo y Remo a quienes el rey Amulio quiso dar muerte al ordenar que fueran abandonados en el río Tíber.
Los dos pequeños fueron devueltos por la corriente del río. Luego fueron amamantados por una loba en la gruta del Lupercal, en el ángulo sudeste del Palatino, y recogidos por un matrimonio de pastores.
Al llegar a la adolescencia Rómulo y Remo dieron muerte a Amulio y devolvieron el trono a su abuelo Numitor.
Posteriormente, decidieron fundar Roma en el mismo lugar donde habían sido abandonados. Surgió así el Imperio Romano, uno de los más grandes de toda la Historia.