El bombero Melvin Espada refirió que aunque la causa del siniestro no se estableció, creen que se originó por un cortocircuito.
Aseveró que las llamas se propagaron rápidamente porque el entrepiso era de madera. Fue necesario pedir apoyo a otras compañías de bomberos de la región, las cuales, luego de tres horas, lograron sofocar el fuego.
Agregó que las pérdidas son incalculables; pero consideró que se puede hablar de millones.
Sin registro de cédulas
Se pudo rescatar de las llamas diez libros de actas de las sesiones del Concejo, las partidas de nacimiento y defunción y variada papelería, no así la totalidad de los registros de las cédulas de vecindad, por lo que coordinarán con el Tribunal Supremo Electoral para obtener la reposición, añadió.
Expresó que el lunes se atenderá con normalidad al público, pero aún no han establecido si en la Biblioteca Municipal o en las antiguas instalaciones del Banco de Occidente.
El gobernador Carlos Quintana citó que el edificio era parte del patrimonio de la nación y orgullo para los retaltecos, por lo que lamentó lo ocurrido. Expresó que será necesario unificar esfuerzos con otras autoridades para poder restaurar la edificación.
Historia de la Casa Quemada
El escritor retalteco Óscar de la Mora expuso que el Palacio de Retalhuleu era anteriormente conocido como Casa Quemada, porque a principios del siglo XVII allí existía un convento religioso que fue consumido por un incendio.
Después se estableció un aserradero, que también fue pasto de las llamas y los propietarios abandonaron el terreno.
La construcción del edificio comenzó en 1911, cuyo diseño estuvo a cargo del ingeniero Érick Kuba. Fue inaugurado, según documentos de cronistas retaltecos, el 21 de noviembre de 1913, cuando Jorge Ubico era gobernador departamental.
Por sus características arquitectónicas se puede clasificar como de estilo ecléctico, con influencia francesa, añadió Rodríguez.
Según datos del Departamento de Investigación, del Ministerio de Cultura, el Palacio tiene dos niveles, columnatas con capiteles neoclásicos en su fachada principal, y una galería con vista a la plaza.
Cronistas de Retalhuleu refirieron que el reloj de la torre, único en Guatemala, fue traído de Italia en 1911 por Otto Pemüeller.