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1972: atentan contra <em>La Pietá </em>en Roma

El 22 de mayo de 1972 Prensa Libre informaba sobre un atentado contra una de las más excepcionales esculturas de todos los tiempos, <em>La Pietá </em>(La Piedad) de Miguel Ángel Buonarotti y que se encuentra en la Basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano. 

Comparación del daño en el rostro de La Piedad después del atentado de 1972. (Foto: Facebook Historia S.XXI)

Comparación del daño en el rostro de La Piedad después del atentado de 1972. (Foto: Facebook Historia S.XXI)

Un hombre con problemas mentales atacó a la escultura y la dañó seriamente con un martillo frente a un grupo de visitantes que quedaron horrrorizados ante la acción. 


Miembros de la guardia vaticana inmediatamente se hicieron presentes y lograron capturar al autor del atentado. 

“Si me matan, mejor, porque así iré directamente al paraíso”, dijo el perturbado a los gendarmes que lo habían llevado al puesto policial de San Pedro. 

Monseñor Giovanni Benelli, sustituto del secretario de Estado en ese momento, informó al Papa Paulo VI de lo ocurrido. El pontífice se mostró muy apesadumbrado por lo ocurrido, luego se dirigió hacia la capilla, oró brevemente y fue informado del informe preliminar del jefe de la oficina técnica de la Reverenda Fábrica de San Pedro. 

El loco iconoclasta que mutiló a la Pietá se llamaba Laszlo Toth, nacido en Hungría, de profesión geólogo. 

Toth afirmó en un interrogatorio que en una vida pasada fue Miguel Ángel Buonarotti y que “tenía derecho a hacer pedazos la obra”. Además señaló que las iras divinas se desencadenarían si se restaura la escultura. 

“No hay duda de que soy el hijo de Dios. Su voz me ha dicho: eres mi hijo, tu nombre es Cristo y te ordeno destruir La Piedad que está en San Pedro”, afirmó Toth en su declaración.

Los hechos

Eran más o menos las 11.30 cuando Toth, de pelo largo y pelirrojo, se acercó lentamente a la capilla donde se encuentra la escultura y tras superar con un salto la barandilla que impedía el acceso, empuñando un martillo envuelto en un impermeable, gritando “¡Cristo resucitó!”, se lanzó contra la obra del gran maestro florentino. 

Golpeó primero el rostro de la Virgen, luego los dedos de ambas manos y el brazo izquierdo, que sobre sale del grupo escultórico en un gesto de resignado dolor. 

El ingeniero Franceso Vaccini explicó al Papa Paulo VI que el mayor daño, quizás irreparable, era precisamente el de menores dimensiones, es decir, las quebraduras en el ojo de la Virgen. Por el contrario, muchas eran las posibilidades de reintegrar el brazo y la punta de la nariz de la Virgen, que fueron mutilados. En general la escultura podría recuperar su aspecto original.

Días después trascendió que el desequilibrado pretendía arrancar la cabeza de la Virgen, al no conseguirlo golpeó el brazo derecho que al caerse se quebró en varios fragmentos. 

Años atrás un episodio similar había ocurrido en el mayor templo de la Cristiandad, cuando un peregrino alemán rompió los dedos a la estatua de Pío VII, representado de rodillas ante la tumba de San Pedro, bajo el altar de la confesión, una obra inconclusa de Antonio Canova. 

La restauración de la escultura tardó casi un año y fue realizada por un equipo de expertos en unas dependencias de los Museos Vaticanos. Al finalizar la intervención fue colocada nuevamente en su capilla enmarcada por vidrios anti balas para protegerla del vandalismo. 


Sobre la escultura

  • La Pietá es de estilo renacentista, tallada entre 1498 y 1499 fue encargada por el cardenal Jean Bilhiéres de Lagraulas para la Basílica de San Pedro. 
  • Es la única obra de Miguel Ángel firmada por él mismo, la inscripción la hizo en una cinta que cruza el pecho de la Virgen. 
  • Sus dimensiones son de 174 por 195 centímetros y fue elaborada en mármol.
  • La obra fue concluida dos días antes del plazo de un año estipulado en el contrato firmado el 26 de agosto de 1498.

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