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“Los soldados ardían como antorchas humanas”: el testimonio de un sobreviviente de Pearl Harbor en el 75º aniversario del bombardeo

Una fecha que vivirá en la infamia: así fue como el entonces presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt describió el 7 de diciembre de 1941.

Con 103 años, James Downing es uno de los sobrevivientes vivos más avanzados en edad del Pearl Harbor.

Con 103 años, James Downing es uno de los sobrevivientes vivos más avanzados en edad del Pearl Harbor.

En este día, aviones de guerra japoneses atacaron la base naval estadounidense de Pearl Harbor en Hawái.

75 años después, varias ceremonias se celebraron este miércoles para conmemorar a los más de 2.000 soldados estadounidenses que murieron en ese ataque que impulsó la entrada de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial.

James Downing estuvo ahí y con 103 años es uno de los sobrevivientes de mayor edad de lo ocurrido aquel día.
“Vi cómo soldados que se habían hundido tras la explosión del barco salían a flote con una delgada película de combustible y ardían como antorchas humanas“.

“Fue lo más triste y duro que pude ver”, dijo en una entrevista con la BBC.
En ese entonces, Downing tenía 28 años y formaba parte de las unidades del ejército estadounidenses presentes en la base naval de Pearl Harbor.

Específicamente, se encontraba a bordo del buque militar USS West Virginia, que se incendió tras el sorpresivo ataque de los japoneses.

El navío Arizona también recibió un ataque directo y ardió en llamas, lo que propagó el fuego a otras embarcaciones cercanas.

“El primer avión japonés que vi estaba volando bajo y lento cuando pasó cerca de mí y descargó su artillería. Pero por fortuna no me impactó porque no disparó en el ángulo correcto“.

“En ese momento, la guerra se convirtió en algo muy personal“, describió el teniente retirado.

Los japoneses destruyeron 188 aviones, hundieron cinco barcos de guerra y mataron a más de 2.000 estadounidenses en Pearl Harbor.

Identificar a las víctimas

En lo que cesó el ataque, Downing relató que se encontró con cuerpos de soldados sin vida tirados alrededor de las naves destrozadas.

“Se me ocurrió en ese momento que sus padres nunca iban a saber lo que les había pasado”.

Downing contó cómo sujetaba una manguera con una mano para mitigar los incendios y con la otra se iba fijando en las chapas de identificación de los caídos.

“Traté de memorizar sus nombres para poder escribirles a sus padres y familiares”.

Siete décadas después, el soldado recordó claramente el momento en que creyó que moriría.
“Estuve repitiéndome a mí mismo durante media hora: 'Dios, estaré contigo en un minuto'”.
“Y tuve mucha paz, más que nunca en mi vida”.

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