Estos mensajes hacían más llevadero el conflicto armado interno, la pobreza y los problemas sociales de entonces.
Mientras esto ocurría, la firma de la paz aún estaba lejos. Monseñor Próspero Penados del Barrios, Arzobispo Petropolitano de entonces, pedía que se adelantar la ansiada firma, sin hallar eco.
La paz entre la guerrilla y el Gobierno sería firmada casi dos años después, el 29 de diciembre de 1996.