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El Palmar: pueblo que arrasó el volcán Santiaguito

La destrucción de la  cabecera  municipal  de El Palmar, al sur de Quetzaltenango, en 1983, obligó a sus moradores a trasladarse a un nuevo emplazamiento.

Las correntadas que bajaron por los ríos Nimá destruyeron la población de El Palmar. Foto del 6 de julio de 1983. (Foto: Hemeroteca PL)

Las correntadas que bajaron por los ríos Nimá destruyeron la población de El Palmar. Foto del 6 de julio de 1983. (Foto: Hemeroteca PL)

Desde su fundación, en 1877,  municipio ha sido afectado por actividad volcánica que obligó a reubicar a  pobladores.


El 22 de junio de 1983, el volcán Santiaguito entró en una fuerte actividad eruptiva que se prolongó durante varios días. A eso se sumaron  las fuertes lluvias, que provocaron correntadas del río Nimá 2, que arrastraron árboles y rocas gigantescas que destruyeron la tercera parte del municipio.  En esa ocasión hubo dos muertos y dos mil damnificados.
Titular del 4 de julio de 1983 informando sobre el traslado de los vecinos de El Palmar a una finca provisional tras la destrucción del antiguo municipio. (Foto: Hemeroteca PL)

El casco urbano fue borrado por la furia de la naturaleza, lo cual obligó a reasentar a los pobladores en un sitio más seguro, en la vecina finca Las Marías.

Ahí permanecieron hasta 1988, cuando el Gobierno construyó El Nuevo Palmar, a unos siete kilómetros del antiguo asentamiento, en jurisdicción de San Felipe, Retalhuleu, aunque siempre bajo la administración de Quetzaltenango.

Aspecto de una parcela en El Viejo Palmar tras la correntada que bajó del Volcán Santiaguito. Fotografía publicada el 30/6/1983. (Foto: Hemeroteca PL)
Amenazados

El desastre de 1983 no fue la primera vez que El Palmar y sus habitantes vieron amenazada su existencia.

La actividad volcánica constante, en primer lugar del Santa María y luego del Santiaguito, fue siempre un peligro para El Palmar, ubicado en la confluencia de los ríos Nimá 1 y 2.

Se sabe que en 1903 hicieron la primera solicitud de traslado, cuando una erupción lanzó grandes cantidades de ceniza y rocas, que afectaron viviendas y siembras, que contribuyeron al azolvamiento de los cauces de los ríos.

El Nuevo Palmar comenzó a construirse con gran sacrificio de las primeras 224 familias en la finca Las Marías. Fotografía del 4/7/1983. (Foto: Hemeroteca PL)

El Viejo Palmar era una región agrícola pujante y activa donde se producía cardamomo, macadamia, naranja y café. Su atractivo natural hizo que a mediados del siglo XX fuera lugar de interés turístico para observar las impresionantes erupciones del volcán Santiaguito.

A pesar de que el viejo pueblo quedó en ruinas, sus antiguos moradores se resistieron a olvidarlo.

Con el paso de los años fueron retornando  para cultivar sus tierras, muy fértiles, su  único medio de subsistencia.

El Viejo Palmar se convirtió en un pueblo fantasma aunque con el transcurrir del tiempo comienza a tomar vida, aunque por el día, ya que sus vecinos regresan a trabajar sus tierras, muy fértiles, como único medio de subsistencia. (Foto: Hemeroteca PL)

En la actualidad, los agricultores se mueven entre las ruinas del Viejo Palmar, donde cultivan pacaya, banano, café, hoja de mashán y frutas. Caminan en algunos casos durante más de tres horas a pie, además de exponerse a cruzar puentes colgantes, varios de ellos en mal estado.

En el 2017, la Conred afirmó que unas 50 personas residían aún en el Viejo Palmar, a pesar de ser una zona de alto riesgo, sin infraestructura ni servicios básicos

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