No se supo de inmediato si el presidente Carlos Humberto Romero se encontraba en el palacio presidencial cuando unos 50 guerrilleros atacaron la escuela de entrenamiento de telecomunicaciones que las fuerzas armadas operan en los predios del palacio.
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Los atacantes huyeron en auto luego que la dotación de 50 soldados fue reforzada en la escuela. Tres personas murieron y no hubo informes sobre heridos en ninguno de los bandos.
Un funcionario del Ministerio de Justicia dijo esa vez que los tres muertos tomaron parte en el ataque, pero fuentes oficiales dijeron que eran inocentes sorprendidos en el fuego cruzado.
El encargado de las autopistas, José Joaquín Chacón, identificó a los muertos como William W. Hom, Edwin Osvaldo Mendoza y Mario Edgardo Megaña, los tres residentes en San Francisco.
Informes
Mendoza y Magaña son ciudadanos salvadoreños de poco más de 30 años. Los informes de que es ciudadano estadounidense no pudieron ser confirmados, ya que no portaba pasaporte o papeles de ciudadanía, según dijo Chacón.
Chacón agregó que los tres se desplazaban en un auto alquilado por la capital cuando se hallaron entre los tres o cuatro vehículos usados por los guerrilleros en el ataque. Según su informe, se había encontrado en el vehículo una pistola calibre .32 “en malas condiciones”.
Pero otras fuentes dijeron que los tres llevaban vestimentas deportivas y que se encontró un par de calcetines mojados en el auto, dando la impresión de que habían estado en la playa y regresaban a la capital cuando fueron sorprendidos en un fuego cruzado.
La policía dijo ayer que había encontrado el auto que usaron los secuestradores no identificados de los dos ejecutivos norteamericanos, Dennis McDonald y Fausto Bucheli. En el ataque perpetrado mataron al chofer.
Nadia reclamó en esa oportunidad responsabilidad por los secuestros de los ejecutivos de la empresa Beckman Instruments Inc. de Fullerton, California.
Piden renuncia de Romero
En su Sección Internacional, Prensa Libre publicó el 25 de septiembre de 1979: “Fuerzas de seguridad rodearon ayer el edificio del ministerio de trabajo (de El Salvador), ocupado desde el sábado por unos 200 militantes izquierdistas, en prevención del estallido de una nueva ola de violencia en esta convulsionada nación centroamericana.
Efectivos de la policía fuertemente armados obligaron a los curiosos a retirarse, mientras los residentes del área eran evacuados en medio de crecientes indicios de que las fuerzas del gobierno podrían tratar de tomar el edificio, dijeron testigos del operativo.
Agregaron que los ocupantes del ministerio, miembros de la denominada “Liga Popular 28 de Febrero” exhortaron por altavoces a los policías a unirse a la creciente campaña opositora al gobierno del presidente Carlos Humberto Romero.
Bombas lacrimógenas
En la madrugada del domingo, los cuerpos de seguridad atacaron con bombas de gas lacrimógeno a los ocupantes del edificio, quienes exigen mejores salarios y condiciones sociales de trabajo para los campesinos salvadoreños.
El ataque, sin embargo, no logró su objetivo de desalojarlos y ayer en la fachada del ministerio permanecían desplegadas banderas de la liga popular y mantas con leyendas antigubernamentales”.
Este era entonces el panorama del conflicto armado en El Salvador, cuya guerrilla llevó la lucha hasta las puertas mismas del Palacio de Gobierno, en la llamada “guerra urbana”.
