Desde su taller, ubicado en Santa Lucía Cotzumalguapa, Ramiro Gálvez dirige desde hace 20 años el confeccionamiento de las prendas utilizadas por las imágenes de Nuestro Señor.
Los bordados, que son altamente atractivos, son cosidos con hilo de oro, el cual es importado de México o de Francia. También se utilizan los colores vino tinto, rojo cardenal, morado, uva y azul.
La elaboración de un manto de dos metros de largo por 50 centímetros de ancho requiere el trabajo diario de ocho personas por un período de dos meses, señaló el sastre.
Gálvez también diseña estandartes y palios que solicitan las hermandades, así como ornamentas para sacerdotes y banderas para entidades religiosas.
Ha bordado varios mantos de la imagen de María Santísima de la Soledad, de la Escuela de Cristo de Antigua Guatemala, Sacatepéquez. Otra de sus satisfacciones es haber elaborado durante más de 28 años la túnica de la imagen de Jesús de Candelaria, de la capital.
A sus 68 años de edad, el diseñador quiere que su arte perdure, y por ello lo ha heredado a un total de 106 jóvenes, entre hombres y mujeres.
“Han venido mormones y evangélicos y les enseño, porque la religión no es un impedimento para compartir el don que Dios me ha dado”, citó.
La mayoría de personas que reciben sus enseñanzas son estudiantes del Instituto Nacional de Educación Básica “María Josefa Rosado Lara”, donde Gálvez fue catedrático por 26 años.
Al recordar su inicio en este oficio, el artista cuenta que fue a los 12 años, cuando era monaguillo de la iglesia de la localidad. En una ocasión zurció un manto inservible a Clementina Estrada Klee, nieta del ex presidente Manuel Estrada Cabrera, quien sorprendida le sugirió que tomara clases de bordado.