La noche del 2 de noviembre de 1989 el Arzobispo Metropolitano, Próspero Penados del Barrio, dio a conocer por medio de una conferencia de prensa el secuestro de una religiosa y el abandono del país por parte de otras quienes previamente habían recibido amenazas de muerte.
Los hechos
De acuerdo con la denuncia de Penados del Barrio, la religiosa Ortiz, de la Orden de las Ursulinas y originaria de Colorado, Estados Unidos, había sido secuestrada cuando se encontraba participando en un curso sobre pastorelas en la Posada de Belén en Antigua Guatemala.
La religiosa, de 31 años de edad, se dedicaba a dar clases de primaria en una escuela de San Miguel Acatán, Huehuetenenango.
Las religiosa que acompañaban a Ortiz dijeron que ella salió al jardín a la hora del almuerzo. Desde ese momento no se supo más de ella hasta que descubrieron su ausencia pasadas las horas.
El arzobispo dijo que la religiosa había desaparecido cuando se encontraba en uno de los amplios jardines, por lo cual se consideraba un secuestro, pues había sido amenazada de muerte y conminada a abandonar el país.
Otro caso
Penados del Barrio declaró que hacía 17 días la religiosa Patricia Denny, también estadounidense de la orden Mariknoll, había abandonado el país debido a las constantes amenazas de muerte, por teléfono y por escrito.
Según la denuncia, previo a abandonar el país dijo que hombres desconocidos llegaron a su residencia y le indicaron que si deseaba conservar la vida debía irse de Guatemala.
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Monseñor Penados del Barrio dijo que se comunicaría con el presidente Vinicio Cerezo y los ministros de Gobernación y de la Defensa, y les haría ver que este tipo de hechos hicieron mucho daño al catolicismo en años pasados, cuando la represión golpeó duramente a ese sector.
Finalmente, demandó a los secuestradores de Ortiz que respetaran su vida.
Liberan a religiosa
Ortiz apareció el 3 de noviembre 1989 en la zona 1 de la capital, luego de haber sido secuestrada por varios hombres en el interior de la Posada de Belén, situada en el barrio El Pensativo de La Antigua Guatemala, en donde se encontraba recibiendo un curso de pastorelasy efectuaba ejercicios espirituales en la Posada de Belén Antigua Guatemala.
Fue directamente la religiosa secuestrada quien dio aviso de su aparición y quien informó que se encontraba en una agencia de viajes preparando su ida del país.
La víctima del secuestro no dio mayores detalles de lo que le sucedió, por lo que las Hermanas Belemitas únicamente se concretaron a dar gracias a Dios por el aparecimiento con vida de la secuestrada.
Fue vapuleada
Se informó que Ortiz fue vapuleada por sus secuestradores y tenía varios golpes en la cara.
Las investigaciones indicaban que la monja había sido sacada en forma violenta de uno de los jardines de la Posada de Belén, luego de que los plagiarios entraron por la parte trasera del lugar, por donde pasa el río Pensativo.
Durante el forcejeo con los plagiarios, Ortiz dejó tirado su chal, el que fue encontrado horas después por las Hermanas Belemitas, que la buscaron, así como el reloj con pulsera de plata y piedras de jade.
Se logró establecer que la religiosa después de su liberación abandonaría Guatemala, mientras tanto Penados, así como el nuncio apostólico, Oriano Quilicci, únicamente se concretaron a decir que se encontraba bien.
El 6 de noviembre, Ortiz abandonó Guatemala en un vuelo comercial con destino a Miami y luego viajaría a Colorado, donde sería evaluada por médicos debido a las heridas presentadas en su cuerpo.
Denuncia de Ortiz
Ortiz, al ser consultada en Estados Unidos el 7 de noviembre 1989, dijo que había sido violada y torturada por sus secuestradores durante las 24 horas que estuvo secuestrada, y aseguró que escuchó gritos de otras personas que estaban siendo torturadas en el lugar donde ella permaneció.
Durante la entrevista, la monja denunció que habia sido abofeteada por sus secuestradores y luego fue violada. Asimismo, indicó que los secuestradores le enseñaron varias fotografías de personas para que las identificara.
La monja dijo que fue quemada en varias partes con cigarillos, y que posiblemente se salvó de una muerte segura, cuando al lugar llegó un hombre y les dijo a los secuestradoresque la dejaran en paz, porque ella era norteamericana y que la prensa ya estaba informando de lo sucedido.
Desmienten versión
Durante la reconstrucción del secuestro de Ortiz, el 13 de noviembre de 1989, un testigo aseguró haber visto por dónde saltó la religiosa norteamericana de la posada Belén de Antigua Guatemala.
Carlos Astún Asturias, de 22 años, informó que el 2 de noviembre 1989 él caminaba por la parte trasera de la posada Belén y le llamó la atención ver salir de entre unos matorrales a una mujer que vestía pantalón azul de lona, zapatos blancos y blusa rosada.
La hermana superiora de la Posada Belén, al ser consultada acerca de lo ocurrido a la monja, puso en duda la versión.
Señalan al gobierno
El 19 de marzo 1990 Americas Watch dijo que Ortiz “fue secuestrada y entregada a oficiales de la policía nacional que la llevaron a un centro clandestino de detención, donde fue torturada, interrogada y sexualmente molestada”.
La monja parece haber sobrevivido porque alguien con mando se dio cuenta de que era norteamericana y ayudó a sacarla del lugar.
Lo ocurrido a la monja supuestamente era culpa del gobierno del presidente Vinicio Cerezo, ya que continuaban operando grupos clandestinos como los escuadrones de la muerte, según señalaba la prensa norteamericana.
Investigaciones
El 16 de noviembre 1990 Cerezo Arévalo adquirió formal compromiso con un grupo de parlamentarios norteamericanos para que Ortiz participara en las investigaciones y dar con los responsables de su secuestro y violación.
El 6 de abril de 1992, bajo medidas estrictas medidas de seguridad por parte de la Embajada de Estados Unidos, Ortiz arribó al país, acompañada del abogado Paul Soreff y Susan Hawn Roberts, para ratificar la denuncia de su secuestro tortura y violación cuando fue secuestrada en Antigua Guatemala en 1989.
Gramajo, condenado
El 13 de abril de 1995, la Corte Federal de Boston, Estados Unidos, condenó al general Héctor Alejandro Gramajo a indemnizar con la suma de US$47.5 millones a la monja norteamericana Diana Ortiz y a nueve guatemaltecos más, por violaciones de los derechos humanos, cometidas durante su gestión como ministro de la Defensa, de 1986 a 1990, durante el mandato de Cerezo Arévalo.