La salud de Celia se deterioró rápidamente en los últimos meses a causa de un tumor maligno ubicado en el cerebro, del que fue operada en noviembre de 2002. Días antes tuvo que cancelar su presentación en Guatemala, con lo cual hubiera sido su segundo show en tierras chapinas. Desde entonces estuvo hospitalizada en varias ocasiones.
Durante un concierto que se le hizo de homenaje en México, en noviembre de 2002, Celia se cayó del escenario y la gente pensó que se trataba del espectáculo porque antes pronunció esta frase: “me encantaría morir como murió Miguelito Valdés, en el escenario”. Ese fue el inicio de su partida.
Cuando “la guarachera” ya estaba enferma, sus amigos y colegas le rindieron un homenaje para conmemorar su carrera artística en Miami, el 13 de marzo de 2003, siendo esa su segunda aparición en público después de haber sido operada. “Que nadie me hable de retirarme. No he soltado ni una lagrimita”, dijo la estrella al romper el silencio que rodeaba a su operación cerebral, a principios de 2003, pero meses después la tristeza se apoderó de ella, debido a los fuertes tratamientos de quimioterapia, y dejó la vida de lado… su excelente humor y la sonrisa perpetua dejaron de existir.
Una historia dulce
Nacida en La Habana en 1924, Celia inició su carrera en la década de 1940. Reconocida mundialmente por su popular frase “¡Azúcar!”, vivía desde 1960 en Estados Unidos, donde se convirtió en un personaje emblemático para la comunidad cubana exiliada en ese país, al establecer públicamente su oposición al gobierno de Fidel Castro.
Desde que era una niña, esta estrella acostumbraba alborotar al vecindario donde vivía y al crecer acabó revolucionando el mundo con su música y buena vibra, incluso en países distintos a su cultura como Australia y Japón.
Entre 1954 y 1960 se desplazó, con mucho brilló, sobre el escenario del cabaret Tropicana de La Habana, que era, entonces, el más famoso del mundo. Hasta que el 15 de julio salió de su país, para nunca volver, como solista de la Sonora Matancera, donde estuvo por espacio de 15 años.
El 20 de abril de 1957, viajó por primera vez a Estados Unidos para recoger en Nueva York su primer disco de oro, con lo que abriría la puerta a una cantidad enorme de reconocimientos.
Entre los logros de su trayectoria se cuentan dos Grammys, el más reciente por el Mejor álbum de salsa con La negra tiene tumbao. También recibió cuatro premios Lo Nuestro, al lado de Juanes. Desde 1987 tiene una estrella en el bulevar Chino de Hollywood, también una estatua suya se luce en el museo de cera de ese lugar.
Su actuación durante el carnaval de Tenerife, España, en 1987, a la que asistieron 600 mil espectadores, llegó a ser escrita en las páginas del libro Guiness de Récords como la mayor congregación de personas en una plaza para asistir a un concierto, marca que sigue vigente.
Batió récord de venta con cada uno de sus discos a escala mundial. A mediados de los setenta sobresalió su estilo original de vestuario y su colección de zapatos y pelucas alcanzó fama mundial.
Con su ingreso a la Sonora Matancera, Celia afirmaba que además de haberse dado la oportunidad de ser una solista famosa, conoció al hombre de su vida, Pedro Knight, que era el trompetista de La Sonora, con quien se casó y por quien aseguraba ser una de las mujeres más felices del mundo. “Pedro es la mitad de mi vida”, solía decir. La pareja no procreó ningún hijo.
En el ámbito de la actuación Celia debutó en la película Los Reyes del Mambo, al lado de Antonio Banderas; mientras que su segunda experiencia fue junto a Verónica Castro, en Valentina. Celia comentaba que no le gustaba que la catalogaran como una actriz de larga trayectoria, ya que si la contrataban era solo porque el simple hecho de que figurara su nombre, aseguraba el éxito de la producción.
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Celia Cruz interpreta su célebre canción “Quimbara” durante un concierto en Zaire, África en 1974. (Video: Youtube)