De estilo renacentista francés, se salvó de ser demolido después del movimiento telúrico
de 1976, y se logró que se asignara al Museo Nacional de Historia, en 1981. La restauración tardó 28 años, de 1984 al 2012, ya que estaba severamente deteriorado. En 1996 fue declarado patrimonio cultural de la Nación.
Viaje en el tiempo
Recorrer los pasillos del Museo es como caminar hacia el pasado, de manera cronológica y amena, cuando la historia no queda encerrada en libros. Son objetos, como pinturas, esculturas, muebles y enseres personales de personajes los que la narran el pasado. Unas 11 mil personas al año, en promedio, disfrutan de este viaje a través del tiempo.
La visita comienza en la Sala Introductoria, sigue en la de Vida Colonial, Proceso de Independencia, Declaratoria de Independencia, Anexión a México, Federalismo en Centroamérica, Período Conservador y finaliza con la sala de la Revolución y Reforma Liberal (1871-1944), y de la Revolución de 1944.
Los objetos que llaman la atención son el vestido de Dolores Bedoya de Molina, esposa del prócer Pedro Molina, que data del siglo XIX, así como la escenificación de la firma de Independencia. Se puede admirar la única colección pictórica de los Próceres, creada por Rafael Beltranena en el siglo XIX, refirió el director y cronista de la ciudad, Miguel Álvarez.
Entre las piezas más valiosas está un cáliz plateresco del siglo XVI, los 12 escudos oficiales que se han creado en el país en distintas épocas, dos jarrones que la reina Victoria le obsequió a Rafael Carrera, la silla del líder indígena del siglo XIX Atanasio
Tzul, así como la partitura y letra originales del Himno Nacional, y escudos e inscripciones en piedra de antiguas edificaciones de la ciudad del siglo XVIII.
Los objetos personales ayudan a comprender cómo se vivía en esas épocas, como los mue- bles del despacho presidencial de Jorge Ubico, así como su silla de montar, con detalles en plata, el mobiliario y mapa mundi de Juan José Arévalo, y la batuta de Germán Alcántara —autor del vals Flor del café—.
En el sótano, que guardó documentos de propiedades inmuebles, se pueden ver exposiciones como la del Mapa en Relieve, el Cerrito del Carmen y de la vida y obra de personalidades del arte y la cultura del país.