Sin embargo, “esta tierra no es explotada turísticamente y aún permanece como una gran desconocida”, expresa Valero Valenzuela, locutor de la radio Tamazulapa, farmacéutico y apasionado de la cultura que ama su país, pero con mucha tristeza señala que en “Jutiapa no se valora, ni se cuida” lo que se tiene.
Centro histórico
Cuando se llega a Jutiapa se percibe que es una ciudad un tanto caótica, con solo dos calles principales, que siempre rebosan de tráfico, “a pesar de que están prohibidos los tuc tuc”, declara el relacionista.
Existen pequeñas joyas sorprendentes como la iglesia colonial del siglo XVIII, con una escultura de la Virgen que, según Díaz, tiene “rasgos indígenas” y que simboliza la paz. Destaca, además, el inmueble de la Gobernación, donde fue embalsamado el cadáver de Justo Rufino Barrios, el 3 de abril de 1885, y el edificio actual de la Policía Nacional Civil, que la municipalidad desea restaurar y convertir en Museo.
Cambios
Correr y jugar a la pelota durante horas, frente a las puertas de las casas, se vislumbra en la actualidad imposible debido al tráfico vehicular. Sin embargo, hasta no hace mucho, Jutiapa era “una aldea grande”, califica Díaz. “Hace 15 ó 20 años había que esperar dos horas para que pasara un solo carro”, agrega.
Algunas transformaciones no son tan buenas, y ocasionan nuevos problemas porque, aunque “la tecnología ayuda, también puede dañar y causar que se pierdan las cosas típicas y las tradiciones”, dice Díaz. “Los pueblos deben mantener su identidad”, recalca.
Pese a ello, la influencia de El Salvador y México es patente. Del primero, cada vez menos, aunque todavía es común que los días de mercado se acerquen a vender sus productos, “más baratos, especialmente, la ropa”, explica Díaz. Y de México, viene la influencia, sobre todo, mediante “los medios de comunicación”, afirma.
Paisaje
Lo que no ha cambiado es su naturaleza. Es el municipio con más volcanes en el país y tiene el más pequeño del país, el Culma, que mide unos cien metros sobre el terreno, su ascenso requiere muy poco esfuerzo por ello es ideal para ir en familia.
También es aconsejable efectuar una parada en Las Charcas, un lugar a las faldas del volcán, que cuenta con un espacio de recreo con restaurante, piscinas, una pequeña laguna y un mini zoológico, con tecolotes, búfalos, culebras y otros animales.
Cerro Colorado
También se debe de visitar este cerro, llamado así por el color de su tierra, cuya forma recuerda al de un dinosaurio recostado y en el que hace tiempo, según dice un poema que recita Díaz, era costumbre que volaran mariposas y barriletes.
En la actualidad, está un poco descuidado, y se ha convertido en tierra “de enamorados”, refiere. En lo alto tiene una cruz, antes iluminada, y desde allí se observa la aridez del paisaje con numerosos volcanes, entre ellos, el Suchitán, que cuando tiene una nube sobre él, siempre sopla un gran viento. “Así dice la leyenda. Aunque no conocemos la explicación científica, siempre se cumple”, asegura Díaz.
Fiesta de San Cristóbal
Otra leyenda que circula entre la población es que si no se celebran las fiestas patronales, 24 y 25 de julio, saldría una serpiente del cerro que convertiría a Jutiapa en una “laguna encantada”. Por eso, prefieren no arriesgarse, y todos los años se celebra la feria, pase lo que pase.
Más datos
Existen varias teorías sobre el origen etimológico de Jutiapa. Algunos refieren que significa río de los jutes. Según otros, procede de la palabra mexicana Xo-chiapán, que quiere decir río de flores. En tanto, varios opinan que el nombre proviene de “enjutar”, término usado por los fabricantes de utensilios de barro, industria que aún existe en ese departamento.
En Jutiapa, la población asciende a 124 mil 628, según datos del 2008. La mayoría de sus habitantes son mestizos (94.90 por ciento), y hay pequeñas comunidades de xincas, pupulucas y pipiles.