Desde Estados Unidos, México, Centroamérica, hasta el Cono Sur, los cristos negros forman parte de la creencia de miles de feligreses que año tras año les rinden devoción. Aunque en muchos sitios, las tradiciones varían según las costumbres, más de 45 ciudades mexicanas llevan el nombre de Esquipulas, debido al culto que se le tiene a la imagen.
El de Esquipulas, que se encuentra en la localidad del mismo nombre, fue primero. En 1996 el Papa Juan Pablo II vino a Guatemala y viajó a ese lugar donde cerró la celebración de los 400 años del Señor de Esquipulas.
Investigaciones
El primer contacto de Carlos Navarrete fue con el Cristo Negro de Esquipulas. Estudió y recopiló poesía popular y publicó su libro “El romance tradicional y el corrido en Guatemala”. Más tarde, Navarrete principió acercamientos con los cristos negros. En 1960 fue a estudiar arqueología a México. Durante su trabajo en Chiapas, se percató de que en Villaflores y en Chiapa de Corzo, el 15 de enero se celebraba la fiesta dedicada al Señor de Esquipulas.
Poco a poco, y a través de una minuciosa investigación, conoció otros cristos negros, como el de Tila, Oatitlán, Veracruz, entre otros. “Me encontré con que en todo el río Grijalba se venera al Cristo de Esquipulas. Asistí cada 15 de enero a una diferente población, desde México hasta Sudamérica, donde he encontrado miles de devotos”, dice.
Raíces prehispánicas
Según Navarrete, los cristos negros tenían relación directa con las rutas antiguas de comunicación. Es decir, con los caminos que habían seguido los comerciantes prehispánicos.
Navarrete profundizó su investigación hasta llegar a las deidades prehispánicas negras, como las aztecas. “Los comerciantes tenían relación con una imagen de Yacatecuhtli, el patrón de los comerciantes aztecas cuyo color era el negro”. El investigador, quien publicó la novela “Los arrieros del agua”, analizó que el color negro no tenía relación con el continente africano, como muchos piensan, sino que correspondía a los puntos cardinales, sobre todo, la división existente entre el arriba y abajo.
Por otro lado, en los mayas, Ek-chuah, quien es como el patrón de los caminantes, comerciantes y en cierta medida está relacionado con el sol y su paso por el inframundo. Precisamente, una de las características de los dioses del comercio es que participan en el “abajo”.
Navarrete encontró explicaciones modernas en relación con el color negro del Cristo. La Iglesia explica que el negro se originó por la exposición de la imagen al humo de veladoras, el ocote que se quema y el polvo de los años. “Me parece que es posible, pero de todos modos fue un aprovechamiento muy inteligente, el de sustituir deidades antiguas por otras del santoral cristiano”, agrega el investigador.
Uno de los ejemplos más notables es el caso de la Virgen de Guadalupe, que aparece en el Tepeyac, donde se veneraba a Tonanci, que era el significado de “nuestra madrecita”, la diosa madre de los demás dioses, relacionada con la tierra. Para el arqueólogo guatemalteco, es posible que el humo negreara a las imágenes, pero se pregunta ¿por qué no pasó lo mismo con otras como la virgen, los santos o el propio Niño Jesús?
Milagroso Señor de Esquipulas
El Cristo Negro cobró fama de milagroso desde el principio. Uno de los primeros registros es el de un feligrés cubano que llegó a Guatemala a principios del siglo XVII. Tenía problemas económicos y le pidió al Cristo un milagro: cuando llegó a La Habana encontró en un río tres pepitas de oro, y asunto resuelto.
El Cristo de Esquipulas también tiene fama por sus curaciones. Para muestra, el ejemplo de la curación a uno de los más connotados arzobispos de Guatemala, Fray Pedro Pardo de Figueroa, quien ordenó la construcción del gran santuario de Esquipulas.
Cristo del Norte
Durante la época colonial los puntos más lejanos que alcanza el territorio del Señor de Esquipulas se encontraban en Chimayó, Nuevo México. En 1805, una familia de apellido Beitia, recogió un Cristo Negro y lo trasladó hacia allá. En la actualidad también está en Arizona, Washington, Chicago. Precisamente un periodista guatemalteco, que vive en Nueva York, es el promotor de su culto en la ciudad de la Manzana.
En Washington una mujer donó su casa para que se construyera un templo para la veneración a la imagen. Por su parte, Navarrete asistió al Congreso Panamericano de Cristos Negros, organizado por el Spellman College de Atlanta, donde conocieron otros cristos negros diferentes a los de Esquipulas. También se percató que en la época actual, los pintores negros pintan a la virgen, a los santos y al Niño Dios, de negro. “Cada uno pone a Cristo, el color que necesita”, dice.