Según la tradición, como el Hermano Pedro era bajito, las piedras de Antigua Guatemala le rasparon un talón a la imagen, y es ahí donde la leyenda cobra realidad, pues, en efecto, el pie izquierdo tiene la huella de un golpe.
De las más antiguas
El Señor Sepultado de Santa Catalina recibió gran veneración y hasta 1899 salió en procesión de Viernes Santo; en 1900 se pasó al Sábado Santo, pero hacia 1917 dejó de salir en andas y ello generó otra leyenda, acerca de un cortejo fantasma, cuyos sonidos se escuchaban mas no se veía.
El origen exacto de la imagen es desconocido, explica el historiador Miguel Álvarez Arévalo, quien lo ubica en el siglo XVII. No fue esculpido, sino modelado con una técnica que empleaba pasta a base de caña de maíz.
“Representa con realismo a un hombre muerto, con moretones y sangre seca, por lo que constituye una imagen excepcional, aparte del aura de leyenda que le rodea”, dijo el sacerdote Manuel Chilín, ex rector del templo Santa Catalina, quien consiguió los permisos para volver a sacar al Cristo Yacente en procesión, en el año 2009 para conmemorar los 200 años de su traslado a la Nueva Guatemala de la Asunción.
Fue tal la aceptación de ver al Cristo en las calles que desde el año 2012 se recupera su procesión el día Viernes Santo de forma consecutiva.