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No obstante, este manjar es de origen pagano. Se remonta al Imperio Romano y a la costumbre de celebrar la protección de los dioses, la paz y la prosperidad.
Esclavos y plebeyos, entonces, participaban también en las fiestas del solsticio de invierno. Al primero que encontraba una haba seca escondida entre la miga de la torta, se le premiaba con la libertad.
Cristianizada la festividad, en el siglo tres d. C., al niño que le tocaba la semilla se le nombraba “rey haba”. Años más tarde, el chico o la chica afortunado -con frecuencia elegido entre los más pobres de la ciudad- era obsequiado con un gran pastel, ahora sí, con la figurita sorpresa en el interior, en sustitución del grano.
Sin embargo, el consumo y la producción del roscón de Reyes en la actualidad ha ido declinando. Hoy son pocas las pastelerías y panaderías que mantienen esta tradición centenaria.
Pero si usted quiere degustar una como la preparaba la abuelita, le ofrecemos una receta tradicional.
Receta
Ingredientes para 6 personas:
350 gramos de harina; 4 huevos; 100 gramos de azúcar; 200 gramos de mantequilla; 20 gramos de levadura; 2 cucharadas de agua de azahar; 1/4 de cucharadita de sal; ralladura de medio limón; ralladura de media naranja; 1 huevo batido para pintar la rosca; cuadraditos de naranja y de limón escarchados -o cualquier tipo de fruta confitada-.
Elaboración:
Se deshace la levadura en 8 cucharadas de agua tibia. Se añade la harina necesaria hasta formar una masa a la que se dará forma de semiesfera y se dejará cercana a una fuente de calor. La masa debe aumentar el doble de su volumen original. Con el resto de la harina se hace un volcán.
Vertimos en el centro los huevos enteros, el azucar y la sal. Se mezcla todo con el agua de azahar, las ralladuras de limón y de naranja, la masa ya fermentada y, por último, la mantequilla. Se coloca en una bandeja engrasada y se deja reposar 12 horas a temperatura ambiente o 6 horas en un lugar tibio.
Se vuelve a amasar y se forman dos roscas sobre las fuentes engrasadas, tras haber introducido en cada rosca el muñequito oportuno. Se pinta con huevo batido la superficie, se espolvorea de azúcar y se incrustan trocitos de fruta escarchada.
A continuación, lleve al horno, a temperatura fuerte -400 grados Farenheit-, durante 15 minutos y a 300 grados otros 15 minutos.