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Padres que dieron vida dos veces

Historias de padres que donaron un riñón a sus hijos. Este conmovedor gesto de amor es un ejemplo para el Día del Padre. Lea este artículo publicado el 17 de junio de 2013.

El ma?s grande tormento por el que puede pasar un padre es ver co?mo la salud de su hijo decae a causa de una grave enfermedad como la insuficiencia renal.

El sentimiento de impotencia se transforma en esperanza cuando existe la posibilidad de que los progenitores sean los donadores de rin?o?n, para darle una nueva vida a sus hijos.

“Lo ideal es que todo paciente renal cro?nico reciba el trasplante y, mejor au?n, si es de un pariente. Lo malo es que no existe esa cultura en Guatemala”, explica el me?dico internista Marco Aurelio Alas, de la Fundacio?n de Amor, que se encarga de atender gratuitamente a personas que padecen esta enfermedad, muchas de escasos recursos. De los 350 pacientes nuevos al an?o que atiende, solo unas 25 tienen la suerte de someterse a esta operacio?n sustitutiva.

“Hay padres que a sabiendas de que son compatibles, no donan el rin?o?n a sus hijos”, lamenta Alas. Las causas de la mayori?a de los casos de insuficiencia renal, que puede manifestarse a cualquier edad, son desconocidas, pero la diabetes, hipertensio?n arterial, deformaciones conge?nitas, causas obstructivas e infecciones repetitivas de las vi?as urinarias son factores que la desencadenan.

La terapia sustitutiva renal aumenta dra?sticamente la esperanza de vida de los pacientes. “Si el individuo se trata con hemodia?lisis —la sangre se extrae por un cate?ter arterial, para filtrarla en una bomba, luego de lo cual la sangre se vuelve a introducir— la sobrevida promedio es de 8 an?os. Si recibe un trasplante de rin?o?n, sobrepasa los 18”, explica el nefro?logo Pedro Da?vila, quien hace estas operaciones en la Fundacio?n de Amor, la cual absorbe todos los gastos que representan.

Contrario a lo que se cree, el donador puede vivir sin molestias ni secuelas. El receptor debe tomar inmunomodulares de por vida, para evitar el rechazo, llevar dieta especial y hacerse revisiones mensuales, an?ade Alas.

“Le dari?a mi corazo?n”

Habi?an pasado solo siete meses de que su hermana habi?a fallecido de ca?ncer, cuando E?dgar Gonza?lez, 48, se entero? de que su hijo Marlon, de 12 en ese entonces, padeci?a insuficiencia renal. “Se me acabo? la mitad de la vida”, recuerda E?dgar.

Fue hace tres an?os que el menor comenzo? un tratamiento con medicamentos, que duro? un an?o. La enfermedad empeoro?, y se tuvo que someter a una terapia de dia?lisis peritoneal por un an?o. “En mi ignorancia, crei?a que se iba a curar, pero no era asi?”, narra E?dgar.

Supo que habi?a posibilidad de que su esposa le donara el rin?o?n a Marlon. Por infortunio, no podi?a hacerlo por un virus que habi?a contrai?do. “Entonces, sigo yo”, dijo con determinacio?n E?dgar. 

Despue?s de los ana?lisis de compatibilidad, se supo que era el donador indicado. “Me alegre?, porque mi hijo podri?a tener la buena calidad de vida de la que nos habi?an hablado”, expresa.

Minutos antes del trasplante, el me?dico le pregunto? si se arrepenti?a, y e?l le contesto?: “Si le tengo que dar el corazo?n para que viva, sa?quemelo”.

“Me siento ma?s animado y mejor. Nunca voy a olvidar lo que hizo mi papa? por mi?”, afirma Marlon, quien cursa segundo ba?sico. Quiere estudiar dibujo te?cnico en el futuro.

“Es como volver a nacer”

Faltaban 15 di?as para que llegara el di?a tan ansiado para la familia Garci?a cuando Ce?sar, de 21 an?os, recibiri?a el rin?o?n de
su padre, Alejandro, de 48. Pero la preocupacio?n que se apodero? de Alejandro por la operacio?n le causo? una taquicardia que le obligo? a acudir a una sala de urgencias.

En ese lugar permanecio? siete horas. Antes de salir, le confio? al me?dico que le donari?a el o?rgano a su hijo. “¿Usted esta? loco?, si se somete a esa operacio?n, se muere. Usted no esta? bien del corazo?n”, le advirtio?. Incluso se le habi?a asignado cita con el cardio?logo el mismo di?a en el que se hari?a el trasplante, programado para el 4 de abril de este an?o. Todo esto se lo oculto? a su familia y, en especial, a Ce?sar, que estaba emocionado por la nueva vida que le esperaba.

La mirada emocionada de este y el amor ilimitado hacia su hijo le ayudaron a vencer cualquier flaqueza. Encomendado a Dios, se sometio? a la cirugi?a. “Me siento feliz de que e?l —Ce?sar— este? bien. Esta enfermedad es un tormento para uno de padre. Yo soy la cabeza de familia y antes del trasplante pasamos muchas penas para comprarle los medicamentos”, expresa.

La enfermedad irrumpio? en la vida del joven su?bitamente. Comenzo? con na?useas y vo?mitos a los 17 an?os. En la Unidad Nacional de Atencio?n al Enfermo Renal Cro?nico les dieron la noticia impactante de que sus rin?ones no funcionaban como deberi?an. Despue?s de un an?o con terapia de dia?lisis peritoneal —soluciones que se introducen en un cateter a nivel abdominal para filtrar la sangre—, en la Fundacio?n de Amor les hablaron de la posibilidad de que Alejandro fuera el donador del rin?o?n que necesitaba Ce?sar.

“Yo te traje aqui? al mundo y si es preciso quitarme lo que sea para da?rtelo, lo voy a hacer”, le dijo en ese entonces Alejandro a su hijo.

“Agradezco a mi papa? y a Dios por haberme dado una nueva vida, es como volver a nacer. Quiero trabajar para ayudar a mi familia, asi? como ellos me apoyaron”, dice un decidido Ce?sar, quien se graduo? de bachiller en Computacio?n. “Todo ha salido bien. Tomo mis medicamentos a la hora y me cuido”, afirma Ce?sar, que lleva la cuenta de los di?as con su nuevo rin?o?n: dos meses y 12 di?as.

“Me ama”

Seis an?os despue?s de que a Kevin le diagnosticaran insuficiencia renal, los me?dicos le dijeron que debi?an colocarle un cateter para comenzar con la terapia de dia?lisis peritoneal, porque los medicamentos y la dieta ya no eran efectivos.

Sin embargo, cuando se lo colocaron en el Hospital Roosevelt, contrajo un virus que puso en riesgo su vida. “Paso? un mes internado. Teni?a unas 35 diarreas cada di?a y estaba tan debilitado que me tocaba llevarlo al ban?o cargado. Crei?mos que se nos iba a morir”, narra E?rick.

Luego de vencer esta prueba, Kevin se trato? con dia?lisis peritoneal por un an?o. “Llevaba una vida normal pero debi?a hacer el tratamiento cada cuatro horas”, recuerda el joven, de 18 an?os. Con su padre, E?rick, decidieron que el trasplante de rin?o?n era la opcio?n ido?nea para darle una mejor calidad de vida, luego de que se lo propusieran en la Fundacio?n Amor.

“Yo le dije que no lo iba a ver toda su vida atado a su tratamiento, y si era necesario, le dari?a mi vida”, recuerda E?rick, quien muestra con orgullo la cicatriz que le quedo? en un costado. “Haberme dado su rin?o?n significa que me ama. Hay padres que no cuidan a sus hijos, pero e?l esta? conmigo. Le doy gracias a e?l y a Dios por esta nueva vida y a todos los que nos ayudaron”, dice Kevin, quien recibio? el o?rgano de su padre hace un an?o y tres meses.

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