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Pan sacramentado une tradición y fe

El pan sacramentado se prepara desde hace más de 40 años y se ha convertido en una tradición en Quetzaltenango, durante la Cuaresma y Semana Santa.

Héctor Orozco acompañado de su hijo Rudy muestra un pan sacramentado en Xela. (Foto: Hemeroteca PL)

Héctor Orozco acompañado de su hijo Rudy muestra un pan sacramentado en Xela. (Foto: Hemeroteca PL)

Una de las panificadoras que elaboran este tipo de pan es Juan Elmita, propiedad de Héctor Orozco Matul, la cual se encuentra en la 7a. avenida 15-73, zona 9 de la cabecera.

Orozco explica que el proceso de preparación lleva unas 12 horas. “El pan sacramentado se elabora únicamente bajo pedido, y es símbolo de nuestra fe. Se le coloca un mensaje bíblico, símbolos de los siete sacramentos de la fe católica, de la muerte y la resurrección de Nuestro Señor”, refiere.

“Para elaborar el pan se usan 17 libras de harina, 4.5 de azúcar, tres de fruta cristalizada y 4.5 de mantequilla y leche. Se mezclan los ingredientes y se prepara la masa para la base de pan, que mide 40 centímetros de ancho por 60 de largo”, detalla Orozco.

Agrega que una vez lista la masa, se elaboran los adornos. “Al pan se le colocan 12 trigos, que simbolizan los 12 discípulos; el cáliz, que representa al Santísimo Sacramento, con 11 chispas que simbolizan los discípulos después de la traición de Judas; y palomas, que aluden al Espíritu Santo”, comenta Orozco.

También se forman figuras de palmeras, como alegoría de cuando Jesús estuvo en el desierto; la cruz, corona de espinas, la escalera y la lanza, que figuran la crucifixión, y un arco, que significa la entrada triunfal de Jesús, además de la leyenda ‘Yo soy el pan de vida, el que viene a mí nunca tendrá hambre’”, agrega.

Al terminar los adornos, los introducen en el tradicional horno, donde la base se cocina durante una hora, y los adornos, por 30 minutos. Al retirarlos esperan a que se enfríen para armar la figura.

El pan sacramentado se puede preparar para cualquier acontecimiento del año, pero se hace especialmente en Semana Santa, y cuesta Q1 mil.

En ocasiones se utiliza para obsequiarlo a las Umial Tinimit Re’ Xelajuj No’j y también se les ha sido entregado a embajadores que visitan Quetzaltenango.

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