El robo se produjo a siete días de celebrarse la fiesta principal de la capital en la que se tenía programada una procesión extraordinaria con la imagen patronal por el Jubileo del Año 2000. La miembros de la Cofradía de la Virgen se encontraban preparando el anda donde se procesionaría a la patrona por lo que fueron los últimos en retirarse de las instalaciones parroquiales. Los maleantes además de la corona y los querubines, se llevaron un cáliz, un niño de la sagrada familia y un cordero de madera, con lo cual opacaron la celebración religiosa.
El sacristán, Julio Daniel Vásquez, no se imagina cómo pudieron entrar los delincuentes a la iglesia. “Me dí cuenta a las 6.30 horas. En el salón del segundo piso había un lazo pero las ventanas no estaban forzadas. Sólo una puerta fue violentada por dentro, la que posiblemente utilizaron para escapar”, indicó.
Por su parte el Arzobispo de Guatemala, monseñor Próspero Penados del Barrio indicó que los delincuentes “no respetan nada”. Agregó que “se trata de bandas bien organizadas, porque no es un robo cualquiera; la imagen está en alto y la corona estaba sujeta bien firme con tornillos y adornos. Todo es de valor incalculable”. Ante el robo de las piezas, el Instituto de Antropología e Historia no recomendó la salida procesional de la imagen por lo que dicho año salió la réplica que sale todos los años.
La imagen de la Virgen de acuerdo con algunos historiadores procede de la Parroquia de Chinautla, donde fue trasladada al valle de la Ermita en el siglo XVIII, la corona y los querubines eran de la misma época. Es de estilo barroco en la que el escultor dejó la impronta de su destreza y habilidad al dejar plasmado el momento de la asunción de la Virgen María con efectos de movimiento en su cabello y manto. Además de un detallado trabajo de estofe en las vestiduras por parte del encarnador. La corona era de plata de estilo ducal y aderezada con piedras preciosas.
Reposición
La comunidad parroquial realizó esfuerzos para reponer la corona y los querubines mediante colectas y actividades. Finalmente el 14 de agosto del 2002, siendo Arzobispo monseñor Rodolfo Quezada Toruño le fue impuesta la nueva corona a la imagen de la Asunción la cual fue consagrada por el Papa Juan Pablo II en su tercera visita a Guatemala en julio de ese año y cuatro querubines nuevos. Las piezas, aunque de menor calidad que las originales, le devolvieron parte de su iconografía a la imagen que permaneció dos años despojada de corona y querubines.
Diecisiete años después del robo nada se ha sabido del paradero de los bienes de la imagen ni de quienes fueron los presuntos responsables del hecho. Aunque dentro de las iglesias se tiene actualmente más conciencia del registro y medidas de seguridad, muchas imagenes y obras de arte colonial permanecen aún desaparecidas y no todas corrieron la suerte de regresar, como la imagen de la Virgen del Carmen del Cerrito, que fue recuperada a los tres años de su robo.