Los grupos de derechos humanos consideran que es un retorno al militarismo, mientras que los estudiantes de los colegios que históricamente desfilaban en esa fecha se sienten frustrados porque no habrá bandas de guerra ni uniformes de gala.
Durante la celebración del Día de la Bandera, el 16 de agosto, el titular de Educación, Mario Torres, anunció la vuelta de la mencionada marcha, pero de inmediato recibió fuertes críticas de quienes consideran que ese acto se enmarca dentro del contexto del conflicto armado.
Por ello, el funcionario se vio precisado a afirmar que no se tratará de una exhibición militar, sino de una caminata cívica.
Momentos históricos
Tres momentos marcan la historia del desfile septembrista. El primero se refiere a sus orígenes, a principios del siglo XX.
Durante la dictadura de Manuel Estrada Cabrera se puso de moda el desfile, con el fin de conmemorar la gesta patria.
Desde entonces, estudiantes civiles elegantemente uniformados y acompañados de marchas de guerra fueron la atracción en el Día de la Independencia.
El segundo momento ocurrió durante el gobierno del general Efraín Ríos Montt cuando cientos de soldados entrenaron a los estudiantes de colegios, principalmente católicos, para el desfile, recuerda una exalumna del Instituto María Auxiliadora.
“Fue una forma de someter nuestra identidad e ideología”, dice.
En 1983, todos los establecimientos educativos participaron en el desfile del 15 de Septiembre. Fue la máxima expresión militarista en los últimos años, refieren sus detractores.
El tercer momento es cuando en 1997, durante el gobierno de Alvaro Arzú, queda prohibida esta celebración. La diputada Nineth Montenegro recuerda la decisión de Arabella Castro, en ese entonces ministra de Educación, de suprimir la marcha militar.
“Nuestros jóvenes ya no vivieron la época de terror, ya no era necesaria una mentalidad militarista de botas, marchas ni tambores para expresar amor a la Patria”, dice.
“Daba inicio un proceso por reforzar la civilidad de los guatemaltecos”, afirma Montenegro.
Agrega que “la nueva caminata será un retroceso en materia educativa y un estímulo a figuras militares que no corresponden a estos tiempos”.
Aura Elena Farfán, directora de la agrupación Familiares de Desaparecidos, señala que el desfile militar fue utilizado para atemorizar a la población.
“Marchas, tambores, la cara pintada de los kaibiles y los perros adiestrados eran un recordatorio de la forma en que el Ejército sometía a las comunidades”, señala.
“Entiendo la ilusión de los jóvenes por estrenar uniformes y trajes nuevos para desfilar, y el espíritu de competencia que se vive en el recorrido; eso es alegre para ellos, pero ya no debe ser la manera de celebrar el Día de la Independencia”, dice.
Para estas fechas, afirma Farfán, se deben resaltar las actividades culturales. “Los jóvenes sienten apatía hacia el civismo. Es allí donde se debe trabajar para fomentar el amor a la Patria, que no tiene nada que ver con salir a las calles”, agrega Montenegro.
Actividades culturales
Varios colegios de las zonas 15 y 16 tienen programadas actividades culturales para estas fechas. “Nuestros hijos nunca han participado en ningún desfile; en el colegio se realizan actos cívicos y concursos de canto y poesía para celebrar la Independencia”, afirma la madre de dos alumnos del colegio Austríaco.
Un padre de cuatro alumnos del Liceo Guatemala, que prefiere el anonimato, dice que si van a salir a marchar, que los alumnos lo hagan con el uniforme diario.
“Los uniformes de gala superan los Q1 mil. Es muy caro este capricho de los colegios de salir a desfilar”, indica.
Afirma que “al final, los que se lucen son los colegios, y no los padres de familia, que son los que han costeado los gastos”.
La otra cara
Alumnos y maestros de colegios como el San Sebastián y el Liceo Guatemala, con amplio récord de participaciones en el desfile del 15 de Septiembre, rechazan las afirmaciones de los grupos pro derechos humanos sobre el carácter militarista de la actividad.
Pero también se oponen a la marcha que promueve el Ministerio de Educación, por considerar que lejos de resaltar el civismo, es una falta el respeto al pabellón nacional.
“No podemos sacar la bandera a las calles sin el acompañamiento adecuado”, dice Rolando Marroquín , director del San Sebastián. Y por adecuado se refiere al grupo de gastadores y bandas marciales.
“Nos dicen que será una caminata, pero más parecerá una manifestación o un desfile bufo con pancartas y consignas. Eso no es civismo”, agrega.
Alumnos opinan igual
Vinicio Nicolás Ortiz, quien cursa el quinto magisterio del mismo colegio, explica que desde siempre los pueblos han desfilado para rendir homenaje a su Patria.
Agrega que es en las filas del Ejército es donde se hacen las mayores demostraciones de civismo. “Es por eso que nuestro uniforme de gala incluye las insignias de los infantes de la Marina de Santiago de Chile”, afirma Ortiz.
“Sin embargo, eso no significa que tengamos una mentalidad militarista, como aseguran algunos sectores”, aclara.
En el Liceo Guatemala, las autoridades del establecimiento no quisieron entrar en polémica con el Gobierno.
Con un “no” rotundo del director, Florencio Trigueros, afirma que no participará en la marcha del 15 de Septiembre.
“No vamos a perder tiempo en ensayos, cuando se acercan los exámenes”, enfatiza.
Los miembros de la banda de ese establecimiento aceptan resignados esta decisión.
“Sé lo que es desfilar y tocar en una banda, que significa sacrificio, unidad, disciplina; nada que ver con lo militar”, dice el estudiante Julio Mauricio González, comandante de la banda.
Nuevos brillos
En 2005 la entonces ministra de Educación María del Carmen Aceña informó que se realizaría el tradicional desfile del 15 de septiembre con un mensaje de civismo y patriotismo. La salida sería desde la Plaza de la Constitución hasta la Municipalidad capitalina. Ese año participaron 75 bandas escolares. Desde este año los desfiles cobraron diferentes matices con la incorporación de bandas latinas que interpretan música popular.
Al paso de los años el desfile ha cobrado nuevos brillos por las numerosas bandas y asistencia de público. En 2016 participaron 117 bandas escolares, incluidas varias de provincia que abarrotaron el centro histórico de la capital.