Estas festividades se llamaron feria de agosto o de Jocotenango, alcanzando gran esplendor. Entre las diversiones que se ofrecían para niños y adultos se encontraba el carrusel. Sus góndolas movedizas, caballos, lanchas, etc., eran invadidas por los que gustaban de una sana diversión.
El carrusel estaba adornado con terciopelos de diversos colores, espejos y banderolas que lo hacían más atractivo. Al compás de la música de un organillo, giraba y giraba, siendo el sonido de una campana el que daba el anuncio de que terminaba sus vueltas.
Avenida Simeón Cañas
La antañona avenida que ha sido testigo de innumerables actividades donde destaca la famosa feria de Jocotenango. Iniciaba en el entonces parque Estrada Cabrera, hoy Morazán y finalizaba bajo el marco del monumental y desaparecido templo de Minerva, en el Hipódromo del Norte, donde actualmente se ubica el parque de beisbol Enrique Trapo Torrebiarte.
A los lados de la avenida residían familias acaudaladas y también estaban instaladas la mayoría de embajadas de paises extranjeros. Por dicha arteria desfilaron en las fiestas agostinas desde carretas tiradas por briosos equinos, hasta vehículos de lujo, que transportaban en su interior a hermosas damas, que lucían esplendorosos vestidos de la época.
La feria no era únicamente diversión, ya que también se realizaban transacciones de ganado en el potrero de Corona, lo cual completaba el ambiente de celebración.
Las festividades de agosto de antaño eran muy esperadas por los capitalinos de todas las edades y de todos los estratos sociales.