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Amores presidenciales y de personajes históricos de Guatemala

La historia de Guatemala está llena de idilios. Algunos están escritos, otros sólo se cuentan en voz baja. Este reportaje de Revista Domingo del 10 de febrero de 2002 los da a conocer.

Enrique Gómez Carrillo y la salvadoreña Consuelo Suncín. (Foto: Hemeroteca PL)

Enrique Gómez Carrillo y la salvadoreña Consuelo Suncín. (Foto: Hemeroteca PL)

Formar parte de la galería de personajes de talla nacional no significa ser inmune al amor. Políticos, escritores, empresarios y artistas han sucumbido a los ataques de Cupido y protagonizaron intensos romances.


Algunos están escritos en los tomos de las enciclopedias que narran la historia del país, otros sólo se cuentan en voz baja.

Este mes, a las puertas del día de los enamorados, Domingo reúne una selección de estos relatos: andanzas de caballeros que se han ganado a pulso el adjetivo de “casanovas” o “tenorios” y la unión estable de parejas que han demostrado que sí hay amores para siempre.

Morir de amor

Las pasiones contrariadas no siempre acaban con un final feliz al estilo de Hollywood. En la vida real, a veces matan. Así ocurrió con la señorita María García Granados, quien murió a finales del siglo XIX, poco después de enterarse de que el poeta cubano José Martí se había casado en México. “Dicen que murió de frío: yo sé que murió de amor”, sentencia el escritor en los dos últimos versos de su poema “La Niña de Guatemala”.

Martí llegó a Guatemala el 26 de marzo de 1887. Durante su estadía en el país entabló amistad con la familia del entonces expresidente Miguel García Granados, a quien visitaba para jugar ajedrez. Estas ocasiones le permitieron conversar con la culta y frágil María, “de quien se enamora”, señala el escritor Francisco Albizúrez Palma.

María García Granados, inspiración de José Martí.  (Foto: Hemeroteca PL)

Sin embargo, Martí regresó a México, donde se casó con Carmen Zayas-Bazán. Al volver a Guatemala, el 15 de enero del siguiente año, la noticia de su reciente matrimonio destruyó la salud de María. “Ella ya estaba enferma y la noticia la agobia sentimentalmente y muere”, agrega Albizúrez.

La muerte de María le causa tanto dolor al poeta cubano que le dedica una poesía. “El volvió, volvió casado; ella se murió de amor”, dice “La Niña de Guatemala”, publicada en el poemario Versos Sencillos.

Esta tragedia clavó una espina en el corazón del poeta, con la que vivió el resto de su vida. El 27 de julio de 1878, Martí se alejó de Guatemala y partió hacia Cuba, por la ruta de Honduras.

Letras prohibidas

Las tórridas historias de los “casanovas” chapines también han hecho leyenda. Los constantes viajes, amoríos y lances aventureros del cronista Enrique Gómez Carrillo abundan. “El era un bohemio”, dice el historiador Horacio Cabezas. “Le caía bien a las damas por su buen conversar y la fama que tenía”.

Entre los muchos escándalos que rodean la vida del poeta guatemalteco, quien se radicó en París en 1891, están sus amores con la célebre bailarina holandesa Mata-Hari. En su tiempo, llegaron incluso a responsabilizarlo de haberla denunciado ante las autoridades como espía alemana, lo cual desencadenó su fusilamiento. De esta especie dieron fe los diarios franceses de la época.

Enrique Gómez Carrillo y la salvadoreña Consuelo Suncín. (Foto: Hemeroteca PL)

Por su parte, Gómez Carrillo siempre lo negó. En su defensa, escribió la obra “El misterio de la vida y de la muerte de Mata Hari”, en la cual afirma que nunca conoció a la bailarina. No obstante, el escritor Pío Baroja dice en sus memorias: “Carrillo era de una vanidad extraordinaria. Por vanidad no sé si escribió, pero al menos lo dijo, que él había denunciado a la Mata-Hari, bailarina holandesa, como espía alemana en el Palace Hotel. El hecho no era cierto, porque cuando llegó la bailarina al Palace Hotel de Madrid, llevaba mucho tiempo vigilada por el gobierno francés”.

De lo que no hay duda es de los constantes romances de Gómez Carrillo, algunos de los cuales acabaron en boda. En Europa contrajo nupcias con la peruana Zoila Aurora Cáceres, la cupletista española Raquel Meyer y también se involucró sentimentalmente con la poetisa Anny Percy, con quien procreó una hija.

La última esposa de Gómez Carrillo fue la salvadoreña Consuelo Suncín, quien después de la muerte del cronista en 1927 se casó con Antoine de Saint-Exupéry, el famoso autor de “El Principito”.

Sin embargo, cuando la salvadoreña falleció en 1979, la enterraron en Guatemala, junto a Gómez Carrillo.

Todo por amor

Mientras algunos amores han sido simplemente la comidilla de la sociedad, otros han tenido consecuencias históricas palpables. Entre estos se cuenta el del coronel Jacobo Arbenz Guzmán y su esposa, la acaudalada heredera María Cristina Vilanova.

La belleza de Vilanova le arrebató el corazón a Arbenz Guzmán, quien se casó con ella en 1939 y le dio un vuelco a la vida del exmiembro de la Junta Revolucionaria de Gobierno de 1944. Mucho se ha comentado que fue ella quien lo introdujo al estudio del marxismo.

Vilanova, originaria de San Salvador, había sido educada en forma tradicional, en un colegio de monjas. Pero con los años se alejó del modelo de pensamiento y conducta que se esperaba de ella.

Jacobo Árbenz y María Vilanova.  (Foto: Hemeroteca PL)

“Ella pensaba muy distinto a su origen económico y social. Tenía un conocimiento profundo del marxismo, por lo cual se rodeó de mucha gente de izquierda. Ella era un especie de poder tras el trono”, señala Cabezas.

Después del destierro de Arbenz, la persiguió una leyenda negra. La acusaron de ser la causante del fin del segundo gobierno de la revolución, de haber traicionado a Arbenz y de haberlo sumido en la depresión y el alcoholismo.

Lo cierto es que desde el momento en que Arbenz salió al exilio en 1954, Vilanova permaneció a su lado y compartió sus penurias, hasta el día de su muerte.

Siempre de la mano

Muy distinto fue el destino de una pareja que pocos olvidan: la del exvicepresidente Arturo Herbruger Asturias y Estercita de Herbruger. Siempre de la mano en los actos públicos protagonizados por Herbruger, quien ocupó varios altos cargos en el país.

Pegados uno al otro se abrían paso en medio de funcionarios públicos y Cuerpo Diplomáticos o charlaban amenamente con los invitados a los cocteles que asistían.

Arturo Herbruger Asturias y Esther Castañeda el día de su boda en 1939.  (Foto: Hemeroteca PL)

“Mi papá tenía un carácter extremadamente calmado y mi mamá siempre se emocionaba bastante, pero mi papá sabía apaciguarla. Las dos palabras mágicas eran: Sí, Chiquitía. Con esto quedaba desarmada”, indica Arturo Herbruger Castañeda, hijo de la pareja.

Herbruger Castañeda dice que la prioridad de la pareja fue la educación de los hijos. “Gracias a esto, tanto mi hermano como yo pudimos graduarnos. Mi hermano recibió el título de arquitecto en la USAC, y yo me gradué de ingeniero mecánico en la Universidad de Stanford en California”, apunta.

Separación forzada

El Día del Cariño de 1984 fue el último que celebraron como matrimonio Nineth Montenegro y Edgar Fernando García. “Ese día me dio un ramo de rosas y un disco de José Luis Perales”, recuerda la fundadora del Grupo de Apoyo Mutuo, GAM.

Cuatro días después, García fue detenido por elementos de la Policía Nacional frente a la entrada al mercado El Guarda. Las autoridades gubernamentales nunca explicaron su desaparición. “Ese suceso desgarró mi corazón y abrió una herida que nunca pudo sanar”, señala la parlamentaria de la Alianza Nueva Nación, ANN.

El amor llegó a Nineth y Fernando en julio de 1979, en la USAC. Ella estudiaba Derecho y él Ingeniería. Montenegro asistió a una charla en la Asociación de Estudiantes, AEU, de la cual García era dirigente. “Ahí nos flechamos y nos hicimos novios en octubre. El 10 de mayo de 1980 nos casamos”, relata la parlamentaria.

Nineth Montenegro posa con una fotografía de su desaparecido esposo Fernando García.  (Foto: Hemeroteca PL)

La desaparición forzada de su esposo cambió la vida de Montenegro en forma radical. “El amor inmenso que él me inspiraba hizo que me enfrentara sin temor a las dictaduras militares con el fin de encontrarlo”, señala la diputada.

Montenegro buscó incansablemente a García. Durante el gobierno de Marco Vinicio Cerezo fue sacada a rastras por los cuerpos de seguridad del Palacio Nacional, tras una manifestación en pro de los derechos humanos. Este objetivo la hizo fundar el GAM, el primer grupo pro defensa de los derechos humanos en el país.

García era estudiante de la facultad de Ingeniería de la USAC, secretario de Actas y Acuerdos del sindicato de Centroamericana de Vidrios, S. A., CAVISA, y miembro de Juventud Patriótica del Partido Guatemalteco del Trabajo PGT. “Lo más bello es que nunca dejamos de ser novios. El encanto nunca se perdió”, dice la diputada.

Vinicio y Raquel

En la historia contemporánea, el expresidente Vinicio Cerezo Arévalo y Raquel Blandón formaron una pareja que dio mucho de qué hablar. Durante el Gobierno de la Democracia Cristiana (1986-1991) vivieron un matrimonio de apariencia: él como Presidente de la República y ella como Primera Dama.

Los rumores de innumerables amoríos de Cerezo Arévalo y los chistes al respecto iban y venían en corrillos del Palacio Nacional. Sin embargo, años antes habían fundado el Frente Estudiantil Social Cristiano, FESC, en la Facultad de Derecho, en los años de 1960. Este fue un movimiento de la USAC que se convirtió en la trinchera política de la pareja, previo a convertirse en los líderes de la DCG.

Algunos analistas dicen que Blandón era la intelectual de la pareja y que Cerezo frenó el desarrollo político de la mujer con quien procreó cuatro hijos.

Raquel Blandón y Vinicio Cerezo fueron líderes estudiantiles, luego fueron la pareja presidencial.  (Foto: Hemeroteca PL)

De esos años no quiere hablar Cerezo Arévalo. “Estoy viviendo muy bien, casado de nuevo con una persona con la que me llevo muy bien”, señala.

Las mujeres y hombres públicos también viven el amor. Algunos tan intensamente que lo que hacen o dejan de hacer aparece en los documentos que nutren la historia del país.

El conquistador

Las crónicas del país revelan las historias amorosas de Pedro de Alvarado. 

  • Alvarado también fue víctima de los amoríos en América, y resultado de esto fue el nacimiento de la primera mestiza de Guatemala: Leonor de Alvarado Xicoténcatl en 1524. Hija de Alvarado y de la princesa tlaxcalteca Luisa Xicoténcatl.
  • Pedro de Alvarado contrajo matrimonios consecutivos con las hermanas Francisca y Beatriz de la Cueva.
  • Cuando supo de su muerte, en 1541, doña Beatriz mandó a pintar su casa de negro y se encerró varios días en sus aposentos. Al firmar en el libro del Cabildo el acta de toma de posesión de gobernadora, escribió: “La sin ventura, doña Beatriz”.
  • Dos días después, un alud de lodo, árboles y piedras descendió del volcán de Agua, e inundó la ciudad y destruyó la mayoría de viviendas, entre ellas la de doña Beatriz.

Pareja liberal

El día de su boda María Dolores Bedoya firmó sola el libro de actas de matrimonios, ya que su prometido Pedro Molina residía en Nicaragua. Este tipo de matrimonio era común en aquella época y se les llamaba matrimonio “por poder”. El 1804, Molina vivía en Nicaragua y tenía previsto casarse con Bedoya, pero no podía venir al país, por lo que mandó una carta poder para desposar a su prometida.

Esta era la única garantía que tenía Bedoya para salir del país y reunirse con su esposo. Esta pareja, de ideales políticos liberales, participó activamente en la Independencia y la Federación Centroamericana. Se casaron el 9 de febrero de 1804 y procrearon ocho hijos.

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