“¡Me he pasado por @TrumpDC para agradecer a todos estos tremendos hombres y mujeres por su duro trabajo!”, dijo Trump al publicar la fotografía con los trabajadores del hotel en su página oficial de Twitter, sin aclarar si la visita se produjo hoy.
Durante el último año, el nombre de Trump ha estado impreso en letras enormes en la avenida Pensilvania de Washington, la que conecta el Capitolio con la Casa Blanca y la misma por la que pasará la caravana del próximo presidente estadounidense el día de su investidura en enero próximo.
El proyecto, un contrato de 60 años con una agencia del gobierno estadounidense por el que Trump ha pagado US$200 millones, ha generado críticas de quienes piden boicotear cualquier proyecto que esté asociado al polémico magnate, debido a sus comentarios despectivos sobre los inmigrantes mexicanos y los musulmanes.
“Si hoy trata de meterse con los mexicanos, mañana va a intentar meterse con otro grupo de gente y, así sucesivamente, y eso creará un país más peligroso y siniestro para todos nosotros”, dijo el inmigrante indio Suhail Shafi.
Protestas
Con una pancarta de “Tacos sí, Trump no”, Shafi se sumó a otra veintena de manifestantes que se congregaron frente al hotel desde primera hora de la mañana y pretendían quedarse hasta la noche para poner una nota incómoda a la apertura de un negocio que consideran manchado por el nombre y la retórica del candidato presidencial.
“Cualquier huésped que tenga que entrar hoy al hotel Trump debe saber que habrá manifestantes enfadados fuera”, dijo Brian Becker, el director nacional de la Answer Coalition, una organización pacifista y contra el racismo que impulsó la protesta.
El activista reconoció que Trump ha empleado a muchos trabajadores latinos para construir y mantener el hotel, pero “al mismo tiempo, por razones oportunistas, los usa como un saco de boxeo para generar odio y racismo contra los inmigrantes”.
“Es un estafador. Dice que ama a los latinos, pero al mismo tiempo promueve el odio contra ellos”, opinó Becker.
El proyecto lleva meses marcado por la polémica, en particular a raíz de la decisión del chef español José Andrés de romper su contrato para gestionar un restaurante dentro del hotel debido a los comentarios de Trump sobre los inmigrantes mexicanos, un paso que llevó al magnate a demandarle en los tribunales.
Otro chef famoso, Geoffrey Zakarian, siguió los pasos de José Andrés y rompió su contrato para abrir un segundo restaurante en el hotel y finalmente Trump tuvo que conformarse con una franquicia de churrasquerías.
Situado en la antigua sede de la oficina postal, un majestuoso edificio de finales del siglo XIX, el hotel Trump presume de tener el mayor salón de bailes de Washington y algunas de las habitaciones más espaciosas y lujosas de la ciudad, con un coste medio de US$895 por noche.
US$100 mil por día, con un mínimo de cinco noches, costará hospedarse en el hotel de Trump durante investidura presidencial.
“El hotel es magnífico. Nunca ha habido un hotel como este ni nada parecido en Washington”, aseguró hoy Trump en una entrevista con la cadena de televisión Fox News.
El empresario ha planeado una ceremonia formal de apertura a finales de octubre, “justo antes de las elecciones” presidenciales, y está orgulloso de que el proyecto, capitaneado por su hija Ivanka, se haya completado dos años antes de lo previsto y sin salirse del presupuesto.
“Me gustaría que el país también completara las cosas antes de lo previsto y se ajustara al presupuesto, sería genial”, indicó Trump.
Solo los más ricos podrán comprobar cómo es una noche dentro del nuevo hotel, uno de los más caros de Washington: alojarse en su opción más lujosa, una casita con entrada privada, durante el fin de semana de la investidura del próximo presidente de EE. UU. en enero costará US$100 mil al día, con un mínimo de cinco noches.
Ese nivel de lujo ha llevado a algunos analistas a plantearse si la marca Trump seguirá teniendo el tirón necesario para poder mantener esos precios, dado el rechazo que genera entre muchos estadounidenses.