En las últimas semanas, las zonas del país bajo control gubernamental están siendo blanco de atentados con bombas. El pasado fin de semana, murieron al menos 74 personas en un ataque contra peregrinos chiitas en Damasco que reivindicó el Frente Tahrir al Sham, una organización cercana a Al Qaeda.
En el pasado la capital no había sido objetivo de muchos incidentes violentos de este tipo porque se encuentra fuertemente custodiada por soldados.
A finales de febrero atacantes suicidas mataron también a más de 40 personas en la ciudad de Homs en atentados contra edificios del servicio secreto militar y de la seguridad estatal. Entre los muertos estaba el jefe del servicio secreto en la ciudad. Este hecho también fue reivindicado por el grupo vinculado a Al Qaeda.
Se trata de una milicia activa sobre todo en el noroeste de Siria. Controla amplios territorios en la provincia de Idlib y al igual que el autoproclamado Estado Islámico (EI) está excluida de la tregua que rige en Siria desde diciembre pasado.