“No podemos quedarnos paralizados viendo como se 'derrite' el país. Vamos a trabajar juntos para encontrar una salida” a la crisis, declaró al término del encuentro el senador socialdemócrata Tasso Jereissati, citado por el portal del diario “Folha de Sao Paulo“.
El legislador del PMDB Eunício Oliveira admitió a su vez que durante la cita se discutieron “todos los escenarios posibles”, incluidos la eventual destitución de Rousseff a partir del proceso que tramita en la Cámara baja, o la impugnación de su mandato y el de su vice, Michel Temer, que puede resultar de una acción que tramita el Tribunal Superior Electoral (TSE), que investiga si la campaña de reelección de ambos recibió recursos desviados de Petrobras.
“El 'impeachment' es una realidad concreta, hay un proceso en marcha. (…) Además, hay una acción en el TSE y otros escenarios que angustian a la población. Hay un sentimiento en el Congreso de que es necesario encontrar una solución lo más rápido posible”, enfatizó el parlamentario.
Agregó que ambos partidos buscarán “aglutinar otras fuerzas políticas en este proceso”, y aclaró que la alianza no tiene por objetivo sacar a Rousseff del poder.
“Esta fue una conversación entre gente adulta preocupada por el país. No vinimos aquí a derribar el Gobierno de Dilma”, dijo Oliveira.
Contó, no obstante, que la percepción del opositor PSDB es que será “muy difícil” encontrar una solución a la crisis que incluya a Rousseff gobernando hasta el fin de su mandato, en el 2018.
Entre las figuras del PMDB presentes en la cita se destacan el presidente del Senado, Renan Calheiros, y el senador Romero Jucá.
Por el lado de los socialdemócratas, el más relevante es el senador Aécio Neves, candidato derrotado por Rousseff en la segunda vuelta de las elecciones de octubre del 2014 y presidente nacional del PSDB.
La reunión se celebró en momentos en que el Gobierno de Rousseff vive uno de los puntos más críticos desde que comenzó su segundo mandato, en enero del 2015.
Acciones judiciales
A la baja popularidad de la mandataria y la profunda contracción de la economía se sumaron en los últimos días acciones judiciales que pusieron en el ojo del huracán a su mentor político y líder máximo de su Partido de los Trabajadores (PT), el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva.
Denunciado por el Ministerio Público Federal (Fiscalía) por sospechas de haber participado en el escándalo de corrupción en Petrobras, el político de izquierda sufrió dos reveses contundentes.
El viernes fue conducido de manera coercitiva a declarar ante la Policía Federal para ser interrogado sobre sus presuntos nexos con la trama ilegal que desvió millonarias sumas del ente estatal.
El miércoles por la noche fue denunciado ante la Justicia por la Fiscalía del estado de Sao Paulo por los delitos de lavado de dinero, estafa, falsedad ideológica y organización delictiva.
La denuncia penal involucra a su esposa y uno de sus hijos. Los delitos están vinculados a la presunta compra oculta por parte del ex mandatario de un lujoso apartamento en Guarujá, en el litoral de Sao Paulo.
El inmueble está bajo sospecha de haber sido usado por la constructora OAS -implicada en los fraudes en Petrobras- para pagar “favores” al ex presidente y su partido, en el Gobierno desde el 2003.