Con 57% de los votos contados, proyecciones hechas por la encuestadora SORA mostraban a Hofer con 50.2% de los votos y a su rival Alexander Van der Bellen con 49.8%.
El margen de error es de dos puntos porcentuales, lo que significa que el resultado sigue siendo demasiado reñido como para definir un claro ganador.
Los partidos tradicionales, que habían gobernado el país desde hace décadas, observan desde la barrera, ya que los candidatos del dominante Partido Socialdemócrata y del centrista Partido Popular quedaron eliminados en la primera ronda de los comicios presidenciales celebrada el mes pasado.
Esto supone que ninguna de las dos formaciones ocupará la presidencia por primera vez desde el fin de la guerra.
Este resultado refleja la profunda desilusión del pueblo austríaco con el status quo político y su gestión de la crisis migratoria, entre otros temas.
En su último mitin el viernes, Van der Bellen dijo que está “a favor de una Austria abierta, amiga de Europa y consciente de Europa”.
Cuando el domingo llegó a votar, le preguntaron qué lo diferenciaba de Hofer y dijo que “ser proeuropeo” que “hay algunas dudas en lo que respecta al señor Hofer”.
Por su parte, Hofer aprovechó su último acto de campaña para dar un mensaje de tono anti musulmán.
“A aquellos en Austria que vayan a la guerra por el Estado Islámico o violen mujeres, les digo: este no es su hogar”, proclamó ante una multitud que lo vitoreaba.
Más tarde, Hofer trató de calmar los temores internacionales de ser un radical de derecha.
La agencia Austria Press Agency lo citó diciendo a reporteros extranjeros el domingo que él es alguien “realmente ok” y de no ser “una persona peligrosa”.
Las elecciones están haciendo eco más allá de las fronteras austriacas, dado que una victoria de Hofer podría ser vista por los partidos europeos de todos los espectros políticos como evidencia del avance de partidos populistas euroescépticos a expensas del establishment.
El aislamiento político para Austria también es una posibilidad.
Es improbable que como presidente Hofer sea bienvenido en las capitales europeas mientras los gobiernos tratan de mantener a raya a los partidos populistas euroescépticos.
Y la campaña anti musulmana del Partido de la Libertad podría hacer que los gobiernos en Oriente Medio lo eviten.
Tampoco sería la primera vez para Austria.
El presidente Kurt Waldheim, del Partido Popular, fue boicoteado internacionalmente hace décadas cuando se supo que sirvió en una unidad alemana vinculada a atrocidades en la Segunda Guerra Mundial.