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Bob Dylan, el príncipe Andrés y curas de alto rango: las 9,000 demandas por abuso sexual a menores que llegan a los tribunales de Nueva York décadas después

Un cambio en la ley de Nueva York hizo posible que se presentaran más de 9,000 denuncias de abuso infantil, incluidos los casos contra el príncipe Andrew, Bob Dylan y sacerdotes católicos de alto perfil, previamente bloqueadas por el estatuto de limitaciones del estado, el que establece las pautas estrictas con respecto a cuánto tiempo tienen las víctimas para entablar una demanda.

Advertencia: el contenido de esta nota puede resultar perturbador para algunos lectores.

Tom Andriola tenía 25 años, estaba parado al borde del cañón Bryce, en Utah, en el oeste de Estados Unidos, y el impulso de saltar seguía cruzándose por su mente.

Habían pasado 14 años desde que su hermano mayor adoptivo abusó sexualmente de él, pero el recuerdo aún estaba vivo.

Allí, en el borde del cañón, en la soledad del parque, su esposa se convirtió en la primera persona a la que se lo contó.

“Realmente pensé que si hablaba sobre esto, él vendría y me mataría”, recuerda Andriola.

Unas semanas antes, ese mismo hermano los había ido a visitar y se había quedado con ellos un día más de los previsto.

Algo durante ese viaje desencadenó recuerdos del abuso, lo que hizo que Andriola se sintiera ansioso e impaciente porque su hermano se fuera.

Pero incluso después de Utah, pasaron años sin que se lo contara a nadie más.

Como el abuso había ocurrido hacía tanto tiempo, el hermano nunca tuvo que rendir cuentas. Y es que para cuando Andriola estuvo listo para revelar públicamente su historia, el estatuto de limitaciones para entablar una demanda en el estado de Nueva York, donde tuvo lugar el abuso, había expirado.

Por ello, además, aunque su hermano fue finalmente condenado por abusar sexualmente de otro niño, a Andriola no se le permitió testificar en su juicio.

“Nunca recibí un reconocimiento ni una disculpa. Lo único que obtuve fue que lo atraparon con otra persona”, dijo.

Gráfico
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Ahora, gracias a un cambio en la ley estatal, personas como Andriola podrían tener una mejor oportunidad de obtener justicia.

La Ley de Víctimas Infantiles de Nueva York (CVA, por sus siglas en inglés) suspendió el estatuto de limitaciones para los casos de abuso infantil por dos años, lo que permite a las víctimas potenciales presentar demandas civiles que no podrían haber presentado antes.

La ley, aprobada en 2019, dio a las víctimas hasta el 14 de agosto de 2021 para presentar demandas. Y en ese plazo se presentaron más de 9.200.

Muchos abusos más

Entre los acusados ​​se encuentran el príncipe Andrés y el cantante Bob Dylan, quienes niegan los señalamientos.

Marci Hamilton, directora ejecutiva de Child USA, una organización sin fines de lucro que trabaja para acabar con el abuso infantil, dijo que las cerca de 10.000 demandas representan solo una porción “muy pequeña” de lo que se cree que es la verdadera escala de abuso en el estado.

Los datos indican que aproximadamente una de cada cinco niñas y uno de cada 13 niñosserán abusados ​​sexualmente en Estados Unidos. Y “eso es entre el 15 y el 20% de la población”, señaló Hamilton.

Varios estudios han concluido que alrededor de un tercio de las víctimas de abuso sexual infantil hablarán sobre lo que experimentaron antes de la edad adulta.

Pero otro tercio lo hace mucho más tarde en la vida: la edad promedio en EE.UU. es de 52 años. El resto no revela nada.

El miedo —a las represalias, a que no se les crea— es fundamental, al igual que la vergüenza, ya que algunas víctimas están preocupadas de haber provocado el abuso sobre sí mismas.

También hay confusión.

Es posible que los niños no reconozcan de inmediato lo que les sucedió, a menudo a manos de un adulto de confianza, como abuso o violación.

Prince Andrew y Bob Dylan
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El príncipe Andrés y Bob Dylan son algunos de los que fueron objeto de las demandas tras el cambio en la ley. Ambos niegan las acusaciones.

Demandas contra 24 clérigos de la Iglesia católica

La rectoría de la Iglesia católica de Santa Cecilia en la ciudad de Nueva York era más grande de lo que pensaba David Ferrick, que en ese entonces tenía 10 años.

Un cura de su escuela católica le estaba ofreciendo un recorrido por ella.

Ferrick, quien tiene ahora 52 años, había pedido hablar con el sacerdote a solas a instancias de su madre, quien pensó que necesitaba una guía paternal.

Este hombre era la elección obvia: era “el amigo de todos”, el sacerdote genial que escuchaba a los Beatles y llevaba a los niños a los partidos de baloncesto de la escuela.

Según recuerda Ferrick, el sacerdote le invitó a su habitación “para tener privacidad”, le dijo.

El bochorno de aquella tarde de verano hacía que el ambiente del cuarto fuera sofocante.

“Vamos a quitarnos las camisas”, recuerda Ferrick que le dijo el sacerdote, antes de sugerir que deberían “descansar un poco”.

“Me voy a quitar también los pantalones, hace mucho calor”, añadió supuestamente. “Deberías hacer lo mismo”.

El niño de 10 años sintió que era una petición extraña, pero confiaba en su sacerdote.

Según Ferrick, el sacerdote lo hizo acostarse junto a él en la cama para echarse una siesta antes de hablar, explicó.

“Se acurrucó detrás de mí”, explica Ferrick. “Pensé que era extraño, pero que realmente me amaba porque era sacerdote”.

“Empecé a notar que me tocaba los bordes de la ropa interior, la estiraba y luego la bajaba. Estaba haciendo todo lo posible para fingir que estaba dormido. Con 10 años no podía procesar lo que estaba pasando”.

El hombre del que habla Ferrick es uno de los 24 clérigos —hoy excura— nombrados por 27 demandantes en una demanda civil de Nueva York, presentada bajo la CVA.

Ha sido acusado de abuso por varios exmonaguillos, ha negado los cargos y no pudo ser contactado por la BBC para hacer comentarios.

Fue destituido del ministerio en 2004 y se le retiraron los hábitos en 2006. La Diócesis de Brooklyn ahora lo incluye entre los exmiembros sobre quienes recibió denuncias de abuso sexual con un menor.

Plazos

Durante 20 años Ferrick no le contó a nadie lo sucedido aquella tarde y la ventana legal para llevar su caso a los tribunales se cerró.

Antes de la CVA, las víctimas de abuso sexual infantil en Nueva York tenían hasta su cumpleaños número 21, tres años después de convertirse en adultos a los ojos del estado, para presentar demandas civiles. Y el plazo para presentar demandas penales era aún más corto.

Ahora, gracias a la nueva ley, Ferrick tiene la oportunidad de contarle a un tribunal lo que le sucedió.

“Cuando escuché que el estatuto de limitaciones se extendió, estaba muy emocionado”, dice. Hoy se desempeña como testigo en el caso contra el exsacerdote, uno de los miles presentados bajo la CVA que involucran acusaciones contra el clero católico.

Gran cañón
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Entre los casos más destacados se encuentra una demanda contra la Arquidiócesis de Nueva York por presunto abuso sexual por parte de Theodore McCarrick, el hasta entonces cardenal católico que fue expulsado en 2019.

Ahora es el funcionario católico de más alto rango en enfrentar cargos de abuso sexual en EE.UU.

El Vaticano determinó que el exclérigo de 91 años había abusado sexualmente de un niño en la década de 1970, pero hasta ahora ha evitado ser juzgado en EE.UU., en gran parte porque los estatutos de limitación han impedido la presentación de casos de hace décadas.

Pero ahora enfrenta posibles cargos civiles en Nueva York y Nueva Jersey, así como posibles cargos criminales en Massachusetts por presuntamente abusar sexualmente de un adolescente en la década de 1970.

Su abogado, Barry Coburn, rechazó la solicitud de comentarios de la BBC.

Parroquias en ruinas

Las crecientes demandas contra el clero han llevado a las parroquias a la ruina financiera. En los últimos dos años, cuatro de las ocho diócesis de Nueva York se declararon en quiebra.

Esta enorme exposición legal y financiera de la Iglesia ha impulsado gran parte de la oposición a la CVA.

El miembro de la Asamblea de Nueva York Michael Fitzpatrick, uno de los tres legisladores estatales que se oponen a la CVA, describió la legislación como una “apropiación de dinero” por parte de abogados litigantes y una “alteración gratuita” de los principios legales estadounidenses.

Fitzpatrick, un católico practicante cuya propia diócesis se declaró en bancarrota en 2020 en medio de cientos de acusaciones de abuso, le dijo a la BBC que el costo era “injusto” para los feligreses cuyas contribuciones a la iglesia pueden usarse para batallas legales.

La CVA “creó una oportunidad para que aquellas fuerzas a las que no les gusta la Iglesia católica le hagan daño”, dice.

“¿Hubo algún problema? Sí, lo hubo”, dice Fitzpatrick cuando se le pregunta sobre el abuso sexual por parte de miembros del clero. “Pero la Iglesia siguió adelante y avanzó para abordar el problema”.

“El sistema legal no debe ser manipulado para satisfacer los caprichos del día”, dice. “¿Cómo saber que todas estas afirmaciones son sinceras o precisas? ¿Crees que todas son honestas? Yo no”.

Variaciones según el estado

Los estatutos de limitaciones para el abuso sexual varían ampliamente en EE.UU.

Según la CVA, en Nueva York el estatuto de limitaciones penales para el abuso sexual de un menor de edad se ha extendido hasta los 28 años. Para los casos civiles, el límite ahora se extiende a los 55 años.

Pero en Maine y Vermont, por ejemplo, no hay límite de tiempo para que las víctimas de agresión sexual presenten demandas civiles.

En Dakota del Norte y Oregón, la fecha límite para las demandas penales es antes de que la víctima cumpla 40 años.

En Massachusetts, donde el excardenal McCarrick enfrenta cargos penales, la limitación típica para los delitos sexuales se suspende cuando el presunto abusador, si no es un residente de Massachusetts, abandona el estado luego del presunto abuso.

Andriola ve a la CVA como un modesto primer paso.

“No es suficiente”, comenta. “Simplemente no debería haber un estatuto de limitaciones para estos casos”.

Y aunque la CVA se convirtió en ley a raíz del movimiento #MeToo, su aprobación tardó mucho en llegar. El proyecto de ley fue presentado por primera vez en 2006 por la legisladora estatal de Nueva York Margaret Markey.

“Son las víctimas las que más sufren como resultado del arcaico estatuto de limitaciones de nuestro estado para estos delitos”, señaló Markey en 2015 cuando volvió a presionar para que se aprobara el proyecto de ley.

La causa fue personal para Markey. Aunque no habló de ello en el salón de actos, para cuando uno de sus hijos le contó que de niño había sido abusado por un cura de la iglesia a la que acudía la familia, era demasiado tarde para denunciar.

Iglesia
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Las indemnizaciones resultantes de estas demandas civiles pueden ser esenciales para los sobrevivientes.

Las víctimas de abuso infantil tienen más probabilidades de sufrir de condiciones como depresión, trastorno de estrés postraumático, abuso de sustancias o alcohol, dicen los expertos, y el tratamiento en EE. UU. puede ser prohibitivamente caro.

Hamilton, de Child USA, calcula que el costo promedio es de alrededor de US$830.000 a lo largo de la vida.

El abuso de Ferrick lo enfureció. “Es algo en lo que todavía estoy trabajando”, dice. Y le preocupan sus hijos, tres mujeres y dos varones. “Nunca, jamás, jamás” dejaría que ellos tuvieran la libertad que él tuvo, dice, recordando su infancia independiente en Nueva York.

“Cada vez que pienso en mis hijos yendo a alguna parte, el primer pensamiento que me viene a la mente es cómo los van a lastimar”, expresa.

Tras el éxito de la CVA, defensores de la medida como Andriola están ahora dirigiendo su mirada hacia la Ley de Supervivientes Adultos.

Esa ley crearía una ventana de un año para que las víctimas adultas de abuso sexual puedan presentar demandas. La legislación, que fue aprobada por unanimidad en el Senado de Nueva York en junio, ha estado estancada en la Asamblea Estatal desde enero.

Y espera que otras la sigan.

“Cuando alguien tiene suficiente y está listo para hablar sobre cierto criminal, las compuertas comienzan a abrirse porque finalmente los otros sobrevivientes se sienten seguros”, dijo.

Gráficos: Angélica Casas.


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