Según informó su familia, el primer secretario de Estado afroestadounidense del país falleció por complicaciones vinculadas a la covid-19.
BBC NEWS MUNDO
Colin Powell: por complicaciones de covid-19 fallece quien fuera secretario de Estado de EE.UU. durante la invasión a Irak
Powell fue un oficial del ejército altamente condecorado. Prestó servicio en Vietnam, una experiencia que más tarde ayudó a definir sus propias estrategias militares y políticas.
Powell, quien había cumplido con el ciclo completo de vacunación contra el coronavirus, estaba siendo tratado por covid en el Centro Médico Nacional Walter Reed en Bethesda, Maryland.
El exsecretario de Estado padecía un mieloma múltiple -un tipo de cáncer de sangre que pudo hacerlo más susceptible a los síntomas de la covid- y tenía la enfermedad de Parkinson.
“Hemos perdido a un extraordinario y amoroso esposo, padre, abuelo y un gran estadounidense”, señaló su familia en un comunicado publicado en las redes sociales.
Powell, de origen humilde, fue un oficial del ejército altamente condecorado. Prestó servicio en Vietnam, una experiencia que más tarde ayudó a definir sus propias estrategias militares y políticas.
Se convirtió en un asesor militar de confianza de varios de los principales políticos estadounidenses. Y, a pesar de sus propios recelos, ayudó a inclinar la opinión internacional en favor de la invasión de Irak en 2003.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, expresó su profunda tristeza por la muerte de Powell, a quien calificó como “un amigo” y “un patriota de inigualable honor y dignidad”.
En un comunicado divuldado por la Casa Blanca, Biden destacó que el general encarnó “los más altos ideales como diplomático y soldado”.
Carrera militar
Colin Luther Powell nació en Harlem, Nueva York, el 5 de abril de 1937, hijo de inmigrantes jamaicanos.
Sus padres originalmente pronunciaban su nombre con una “o” corta en la forma tradicional en inglés, pero él cambió su pronunciación en honor al piloto del Cuerpo Aéreo del Ejército de EE.UU. Colin Kelly, que murió poco después de Pearl Harbor.
Él era -según decía él mismo- un estudiante promedio que dejó la escuela secundaria sin grandes planes de una carrera.
Mientras estudiaba geología en el City College de Nueva York, se unió al Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de Reserva (ROTC), un programa diseñado para identificar a futuros líderes militares.
Powell describió más tarde esta experiencia como una de las más felices de su vida. “No sólo me gustó”, dijo “sino que era bastante bueno en eso”.
Después de graduarse en 1958, fue comisionado como segundo teniente en el ejército de EE.UU. Hizo una formación básica en Georgia, donde por su color de piel no querían atenderlo ni en bares ni en restaurantes.
En 1962, fue uno de los miles de asesores enviados a Vietnam del Sur por el presidente Kennedy para reforzar al ejército local contra la amenaza del Norte comunista.
Durante su gira, Powell resultó herido al pisar un palo de punji, una estaca de madera afilada escondida en el suelo y utilizada como trampa explosiva.
Estrella en ascenso
En 1968, regresó a Vietnam, recibiendo una condecoración por su valentía después de sobrevivir a un accidente de helicóptero en el que rescató a otros tres soldados de los restos en llamas.
Más tarde le asignaron investigar una carta de un soldado en servicio que reforzaba las acusaciones de una masacre en My Lai en marzo de 1968, en la que soldados estadounidenses mataron a cientos de civiles, incluidos niños.
La conclusión de Powell (“refutando directamente esta descripción, las relaciones entre los soldados estadounidenses y el pueblo vietnamita son excelentes”), se enfrentó con la creciente evidencia de un trato brutal a los civiles por parte de las fuerzas estadounidenses.
Más tarde fue acusado de “encubrir” la noticia de la masacre, cuyos detalles no se hicieron públicos hasta 1970.
Después de regresar de Vietnam, Powell obtuvo un MBA en la Universidad de Georgetown en Washington, antes de obtener una prestigiosa beca de la Casa Blanca bajo la presidencia de Richard Nixon.
Powell ahora era visto como una estrella en ascenso. Hubo un período como teniente coronel en Corea del Sur antes de pasar al Pentágono como oficial de estado mayor.
Después de un período en una universidad del ejército, fue ascendido a general de brigada y comandó la 101 División Aerotransportada antes de asumir un papel de asesor en el gobierno.
Trabajó durante un tiempo en el gobierno de Carter y luego se convirtió en asistente militar principal de Caspar Weinberger, el Secretario de Estado de Defensa designado por el presidente entrante, Ronald Reagan.
Determinación
En 1987, Powell se convirtió en asesor de seguridad nacional. Era el momento de la participación de Estados Unidos en las llamadas “guerras sucias” en Centroamérica, incluido el respaldo a los contras, los paramilitares de derecha en Nicaragua.
Cuando George H.W. Bush asumió la presidencia en 1989, Powell fue nombrado presidente del Estado Mayor Conjunto, la posición militar más alta en el Departamento de Defensa de EE.UU.
A los 52 años, fue el oficial más joven en ocupar el cargo y el primero de origen afroestadounidense.
Enfrentó una crisis inmediata cuando EE.UU. invadió Panamá en diciembre de 1989, derrocando al general Noriega, una medida fuertemente condenada por Naciones Unidas.
La Guerra del Golfo de 1990 vio la implementación de una estrategia que se denominó “La Doctrina Powell”. Esencialmente, Powell creía que no sería hasta que todos los medios diplomáticos, políticos o económicos hubieran fallado que Estados Unidos debería recurrir a la fuerza militar.
Sin embargo, una vez empezada la acción militar, entonces se debe desplegar la fuerza máxima necesaria para someter al enemigo rápidamente mientras se minimizan las bajas estadounidenses. También tuvo que haber un apoyo público considerable.
Gran parte de este pensamiento se basaba en la determinación de que EE.UU. ya no se encontraría empantanado en un conflicto largo e infructuoso como lo había hecho en Vietnam.
Powell se opuso inicialmente al uso de la fuerza en el Golfo, en contra de los deseos del entonces secretario de Defensa, Dick Cheney. Sin embargo, las operaciones Tormenta del Desierto y Desert Shield fueron un éxito y llevaron el nombre de Powell a una audiencia internacional.
Powell continuó siendo presidente del Estado Mayor Conjunto durante los primeros meses de la nueva presidencia de Clinton, pero le resultó difícil trabajar junto a una administración más liberal.
Desacuerdos
Se enfrentó con el nuevo presidente sobre la cuestión de permitir que los homosexuales se unieran al ejército y Powell se opuso, y tuvo un desacuerdo público con Madeleine Albright, entonces embajadora de EE.UU. ante la ONU, sobre la intervención militar en Bosnia.
Powell creía firmemente que solo una amenaza a los intereses estadounidenses justificaba una respuesta militar. “Los soldados estadounidenses no son soldados de juguete que se pueden mover en un tablero de juego global”, dijo.
Dejó el ejército en 1993 y dedicó tiempo a escribir su autobiografía (encabezó la lista de los libros más vendidos del New York Times) y a participar en obras de caridad.
Liberado de sus obligaciones como oficial en servicio, comenzó a involucrarse en política. Con admiradores en los dos partidos principales, fue promocionado como candidato a vicepresidente tanto para los demócratas como para republicanos antes de declararse a sí mismo a favor de estos últimos en 1995.
Se habló de él oponiéndose a Bill Clinton en las elecciones presidenciales de 1996, pero Powell decidió que carecía de la pasión por una carrera política.
En 2000, George W. Bush nombró a Powell como secretario de Estado, el cargo responsable de las relaciones de Estados Unidos con países extranjeros.
“Guerra contra el terror”
Después de los ataques del 11 de septiembre, Powell se enfrentó a halcones como el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que favorecía la intervención estadounidense, incluso sin el apoyo de otras naciones, en lo que se denominó la “guerra contra el terror”.
Powell, fiel a su propia doctrina, se opuso a la participación de su país en Irak pero, en un cambio radical, acordó apoyar a Bush. Su reputación como hombre íntegro ciertamente ayudó a persuadir a Naciones Unidas del caso de la guerra cuando compareció ante el Consejo de Seguridad en 2003.
Solo 18 meses después, con Saddam Hussein derrocado, Powell admitió que la inteligencia que sugería que el líder iraquí tenía “armas de destrucción masiva” estaba casi con certeza equivocada. Poco después anunció su dimisión como secretario de Estado.
Powell se mantuvo franco en cuestiones políticas y criticó al gobierno de Bush en muchos frentes, incluido el trato a los detenidos en la bahía de Guantánamo. En 2008, Powell respaldó a Barack Obama para la presidencia de EE.UU.
Dice mucho a favor de las habilidades diplomáticas de Colin Powell el que haya encontrado aliados en ambos lados de la división política. Un hombre afable, fue reverenciado en el Departamento de Estado, donde tenía una reputación por su cortesía y su actitud relajada que contradecía el alto cargo que ocupaba.
Su gran fortaleza fue la creencia de que la coalición era preferible a la confrontación. Su rechazo a la estrategia de Rumsfeld de intervención unilateral permitió a EE.UU. construir una alianza mundial en la guerra contra el terrorismo.
“La guerra debería ser la política de último recurso”, dijo una vez. “Y, cuando vamos a la guerra, debemos tener un propósito que nuestra gente comprenda y apoye”.