A menos de una semana de las elecciones, el primer ministro hizo un ofrecimiento que parece buscar el voto de los sectores más conservadores de su país.
BBC NEWS MUNDO
Conflicto Israel-palestinos: por qué el control del valle del Jordán es clave
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, agitó más el conflicto entre su país y los palestinos con su más controvertida promesa electoral: anexarse el valle del Jordán.
“Si recibo de ustedes, los ciudadanos de Israel, un mandato claro para hacerlo, anuncio que mi intención es, con la formación del nuevo gobierno, aplicar la soberanía de Israel sobre el valle del Jordán y el norte del mar Muerto”, dijo Netanyahu.
El anuncio provocó la condena de Naciones Unidas, de países árabes y de los propios palestinos.
¿Por qué es clave en el conflicto entre Israel y los palestinos?
Israel ocupó Cisjordania, el este de Jerusalén, Gaza y los Altos del Golán en la guerra de 1967.
En 1980 se anexó el este de Jerusalén y en 1981 los Altos del Golán. Ninguno de esos movimientos fue reconocido internacionalmente durante décadas.
Pero en 2017, el gobierno de Donald Trump dio un giro a las políticas previas de Estados Unidos y reconoció ambas anexiones.
En este contexto en el que Netanyahu ha dado un paso más allá: considerando que Israel tiene una “gran oportunidad” ante sí con el valle del Jordán.
“Esta es una oportunidad histórica y única para aplicar la soberanía de Israel en nuestros asentamientos… y otros lugares de importancia para nuestra seguridad, herencia y futuro”.
El dominio de Cisjordania ha sido el corazón del conflicto palestino-israelí. Israel ha construido 140 asentamientos allí que son considerados ilegales bajo la ley internacional, aunque este país lo niega.
El valle en cuestión, desde la ciudad israelí de Beit Shean (a 90 km al norte de Jerusalén) hasta el extremo norte del mar Muerto, abarca unos 2.400 km2, casi un tercio de Cisjordania.
Se trata de una tierra fértil que limita con la frontera de Jordania. Allí viven unos 53.000 palestinos y 12.800 colonos judíos, según la ONG israelí antiocupación Paz Ahora.
La principal ciudad palestina en la región es Jericó. Pero también hay algo menos de 30 localidades más pequeñas y algunas comunidades de beduinos.
Pero actualmente los palestinos tienen prohibido entrar o usar el 85% del territorio, de acuerdo al grupo israelí de derechos humanos B’Tselem.
“Eso es porque la mayor parte del territorio fue designado como ‘Área C’ bajo los acuerdos de paz de Oslo de 1993, lo que significa que está bajo control total de Israel”, recuerda Barbara Plett-Usher, corresponsal de la BBC en Medio Oriente.
Aunque el acuerdo se haya firmado en 1993, desde 1967 el valle del Jordán permanece bajo control de tropas de Israel, que se niega a abandonar el territorio alegando motivos de seguridad.
“Controlar el valle del Jordán siempre ha sido fundamental para Israel. La frontera entre Israel y Jordania es una especie de puerta al resto de países del Medio Oriente”, le explica a BBC Mundo James Sorene, analista de Israel y Medio Oriente y consejero delegado del Centro de Comunicaciones e Investigaciones de Israel en Reino Unido.
“En las últimas negociaciones de paz, el valle fue un punto de desacuerdo ya que Israel pretendía permanecer allí durante al menos media década y los palestinos querían reducir ese tiempo. Mantener el control militar es un requerimiento mínimo de Israel en las conversaciones”, dice Sorene.
Cisjordania y el área del valle del Jordán, según el analista, tienen además mucho significado para judíos ortodoxos porque parte de su herencia histórica transcurrió en esas zonas.
Campaña electoral
Los comicios del 17 de septiembre serán las segundas elecciones electorales del año después de que en abril Netanyahu no consiguiera suficiente apoyo parlamentario para formar gobierno.
En las encuestas de intención de voto, el Likud de Netanyahu aparece, como en abril, muy igualado con la coalición centrista Azul y Blanco.
Los críticos de Netanyahu ven la propuesta como un intento de cosechar votos en la derecha.
Yair Lapid, colíder de Azul y Blanco, criticó al primer ministro diciendo que “no quiere anexar territorios, quiere anexar votos”.
“Este es un truco electoral y ni siquiera uno particularmente exitoso porque la mentira es demasiado clara”, dijo.
“Anexarse el valle del Jordán y otros asentamientos israelíes en Cisjordania son promesas de la campaña electoral. Habla de soberanía, pero su discurso es bastante ambiguo y no dice cómo lo haría”, dice Sorene.
“Si gana las elecciones, a dicha promesa le quedaría un largo trecho hasta hacerse realidad”, opina. Y agrega que, de llevarse a cabo, “las implicaciones serían muy graves porque violarían cualquier acuerdo bilateral previo“.
Este plan, además, podría romper acuerdos de cooperación que Netanyahu necesita para combatir al grupo palestino islamista Hamas, afirma Sorene.
Condena internacional
Numerosos actores de la comunidad internacional condenaron las declaraciones de Netanyahu.
Un portavoz de la ONU declaró que la anexión no tendría “ningún efecto legal a nivel internacional”.
La Liga Árabe, una organización que incluye 22 Estados, describió los planes de Netanyahu como “peligrosos” y consideró que “torpedearían” los fundamentos de paz.
Por otra parte, el ministro de Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, advirtió que la anexión podría “empujar a toda la zona hacia la violencia” y su homólogo en Turquía, Meylut Cayusoglu, dijo que la intención era “racista” y “agresiva” en el contexto preelectoral.
El primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina, Mohammad Shtayyeh, había declarado en un comunicado previo al anuncio que el mandatario israelí era un “destructor del proceso de paz”.
Palabras de las que se hizo eco la diputada palestina Hanan Ashrawi, quien dijo a la agencia de noticias AFP que la promesa de Netanyahu “no solo destruye la solución de los dos Estados, sino también cualquier oportunidad de paz”.