La magnitud del desafío que supone esto para la permanencia en el poder de Nicolás Maduro quedó clara de forma inmediata, cuando Estados Unidos anunció ese mismo día que reconocía a Guaidó, de 35 años, como presidente interino del país sudamericano.
BBC NEWS MUNDO
Crisis en Venezuela: qué consecuencias puede tener en la práctica el reconocimiento internacional de Juan Guaidó como presidente interino
Venezuela vive una crisis política sin precedentes tras la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente "encargado" del país el pasado 23 de enero.
En Venezuela hay en la actualidad dos presidentes que se consideran legítimos y con distintos apoyos internacionales.
La crisis se agravó cuando, el pasado lunes, casi una veintena de países de la Unión Europea reconocieron a Guaidó, entre ellos España, Alemania y Francia.
Lo mismo hicieron la mayoría de países latinoamericanos integrantes del Grupo de Lima, salvo México.
El gobierno de Maduro considera que se trata de un golpe de Estado dirigido por Estados Unidos que pretende sacar del poder a quien es su legítimo ocupante.
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Guaidó y los países que lo apoyan, por el contrario, aseguran que en Venezuela no hay un mandatario electo en comicios justos y constitucionales.
En el contexto de este enfrentamiento, tras multitudinarias marchas en Venezuela tanto a favor como en contra de Maduro, ¿qué efectos tiene en la práctica que tantos países hayan reconocido a Juan Guaidó?
“Se reconoce a Guaidó con la confianza de que pueda convocar elecciones, pero los gobiernos saben de las limitaciones que existen”, le dice a BBC Mundo Carlos Malamud, investigador de América Latina del Real Instituto Elcano.
“No tiene el control efectivo (en Venezuela), y por tanto se trata de un reconocimiento más simbólico que real”, afirma.
El experto cree que es una medida de presión que parte de la comunidad internacional está ejerciendo para que Maduro se aparte y puedan convocarse nuevos comicios en el país.
Una cosa es el aspecto simbólico, declarativo, de apoyar a una “figura que puede favorecer la transición” y otra muy distinta es “cortar lazos con quien tiene el poder de facto”, considera.
Efectos reales
Sin embargo, el reconocimiento de Guaidó tuvo efectos importantes ya en algunos países.
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El caso más destacado es el de Estados Unidos, donde Maduro ordenó cerrar todas las embajadas y consulados, así como el regreso a Venezuela de todo el personal diplomático, aunque posteriormente ambos países anunciaron negociaciones para establecer oficinas de intereses en cada capital.
El país norteamericano redobló posteriormente su envite, entregando a Guaidó la autoridad sobre las cuentas oficiales de Venezuela en el Banco de la Reserva Federal en Nueva York y otros bancos asegurados por Estados Unidos.
También anunció sanciones contra la petrolera estatal PDVSA, que según el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, podrían bloquear US$7.000 millones en activos y evitar ganancias de US$11.000 millones por exportaciones en el próximo año.
A Temir Porras, quien fue asesor de política exterior del fallecido presidente Hugo Chávez y colaborador de Maduro cuando este era canciller -abandonó todos los cargos públicos en 2013-, esto le parece un “escándalo desde el punto de vista del derecho internacional”.
“El Departamento del Tesoro toma control de las cuentas de Venezuela en el exterior y decide unilateralmente que los activos de Venezuela son del gobierno de Juan Guaidó (…) Es un robo”, le dice a BBC Mundo Porras, que ahora ejerce como profesor de Ciencia Política en Sciences Po (Francia).
A Porras, quien no niega el estado “catastrófico” de la economía y cree que el statu quo en Venezuela es “insostenible“, el reconocimiento internacional de Guaidó le parece un “disparate absoluto”.
“En España hubo una crisis constitucional. ¿Qué hubiera pasado si Bélgica hubiera reconocido a Puigdemont?”, se pregunta, en referencia al expresidente del gobierno catalán que declaró la independencia de Cataluña y escapó a Bélgica para no afrontar cargos ante la justicia en España.
Colombia anunció, por su parte, que prohibirá la entrada en su territorio a más de 200 personas por ser “colaboradores con la dictadura de Nicolás Maduro”.
Mientras tanto, Guaidó hizo público el nombramiento de “representantes de Venezuela” en varios países de la región, entre ellos Argentina y Chile, así como Estados Unidos, Canadá y ante el Grupo de Lima.
La decisión ha sido recibida con cierta confusión, al no estar claras las atribuciones que pueden tener estos representantes ni tampoco qué ocurrirá con los embajadores venezolanos nombrados por el gobierno de Nicolás Maduro.
“Ambigüedad” europea
En España, varios medios de comunicación aventuraron que el representante de Guaidó -que aún no ha sido nombrado- no intentará ocupar el cargo de embajador, sino que será más bien un enviado político.
De esta manera, este enviado de Guaidó podría coexistir con el actual embajador de Venezuela, quien podría permanecer en España.
Así, el país europeo evitaría enfrentarse al riesgo de que el gobierno de Maduro hiciera lo propio en Venezuela y acabara expulsando al embajador español allí, lo cual dejaría en una situación difícil a los miles de españoles que viven en el país sudamericano.
Aunque el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, insistió recientemente en una entrevista con la radio pública española en que el foco de atención de Caracas está en Washington y no en Europa o América Latina.
“Desde allí se está dirigiendo el golpe de Estado, desde allí están subordinando a los países de América Latina, de Europa”, dijo.
“Creo que hay una ambigüedad en los gobiernos de Europa, que dicen que reconocen a uno pero siguen manteniendo relaciones con el otro”, manifestó.
“Nosotros queremos proteger a las comunidades, les hemos dado siempre mucha atención a las comunidades europeas en Venezuela, a las inversiones europeas, y lo seguiremos haciendo”.
En Estados Unidos, sin embargo, la embajada venezolana permanece cerrada desde que Maduro ordenó a los diplomáticos que volvieran y Carlos Vecchio, el representante de Guaidó, no tiene acceso al edificio, según explicó CBS News el 31 de enero.
La cuestión de fondo
Para Sandra Borda, analista política colombiana y profesora de la Universidad de los Andes, el reconocimiento internacional de Guaidó es, sobre todo, “una jugada política para empujar a una transición” en Venezuela.
“Si no se logra traducir en una presión social para que se vaya el régimen, no va a significar nada”, opina la experta.
Una línea similar adopta Jorge Galindo, analista político afincado en Colombia.
“Como en cualquier Estado, el monopolio de la violencia está en manos del ejército.
“El reconocimiento solo es útil si la oposición es capaz de utilizarlo para convencer a los pragmáticos dentro del régimen”.
Entre los argumentos de quienes apoyan a Guaidó está la consideración de que las elecciones presidenciales de mayo de 2018 en Venezuela fueron fraudulentas por no ser plurales ni respetar los principios democráticos.
La Asamblea Nacional (AN), que controla la oposición, considera que Maduro usurpa el poder por haber sido elegido en votaciones que no fueron reconocidas por EE.UU., la Unión Europea y la mayoría de países latinoamericanos.
Sin embargo Temir Porras, el exasesor de Chávez y Maduro, cree que la cuestión de fondo es que en Venezuela “no hay acuerdo político de coexistencia democrática”.
“En 2014, el partido de Guaidó ya no reconocía a Maduro como presidente legítimo”, asegura el exasesor chavista, quien cree que el reconocimiento de Guaidó no va a terminar con la polarización política en Venezuela.
“Si la fuerza política de Guaidó toma el poder, ¿quién es su oposición legal? ¿Quién se va a sentar en la Asamblea Nacional?”, pregunta.
“La única salida, solución razonable al problema político que hay en Venezuela (…) es un acuerdo político interno“.