Ella, de 24 años, y su hijo, de tres, fueron liberados a los 8 días. Pero, no sabe si su esposo está vivo o muerto.
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“EE.UU. nos mandó a la boca del lobo, a sufrir secuestros y extorsiones”: la brutal realidad de miles de centroamericanos en Tamaulipas, México
"Escuchaba como golpeaban a mi marido con unos bates y le daban toques eléctricos. Lo escuchaba gritar", cuenta Ángeles, una hondureña que fue secuestrada con su familia en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en la frontera entre México y Estados Unidos.
EE.UU. a enviado a más de 42,500 migrantes centroamericanos a esperar respuesta de su trámite migratorio en México, muchos de ellos están en Tamaulipas, uno de los estados más peligrosos del país.
Tamaulipas es uno de los estados más peligrosos de México. Sin embargo, es uno de los lugares a donde Estados Unidos está regresando a miles de migrantes a esperar mientras se resuelven sus trámites para poder vivir en ese país.
Ángeles y su familia esperaba que Nuevo Laredo, fuese su última parada en México antes de cruzar hacia Estados Unidos.
Describe cómo el autobús en el que viajaban había apenas llegado a la estación cuando fue abordado por ocho criminales. Su intento de lograr el sueño americano se convirtió en una pesadilla.
“Nos tuvieron encerrados en tres casas diferentes donde había más gente secuestrada. Me pedían que le llamara a mi familia para que les pagaran 11 mil dólares. Mi familia me dijo que lo sentía mucho, pero que no tenían dinero. El mundo se me iba haciendo cada vez más pequeño. Y ellos me amenazaban con matarme“.
La última vez que vio a su esposo fue cuando uno de los secuestradores la acompañó al baño y pasó por la habitación donde él estaba, tendido en el suelo, boca abajo.
Tenía esposas y las manos amarradas hacia atrás. Sus pies estaban amarrados con cinta de aislar. Estaba muy golpeado y ensangrentado.
“Me vio y me dijo: `amor, nos van a matar`. Yo solo pude asentir”, dice en voz baja y tragando sus lágrimas.
Asesinatos, secuestros y extorsiones
Ángeles acepta hablar conmigo solo cuando ha dejado Tamaulipas, que se ha vuelto, concuerdan los expertos, uno de los lugares más peligrosos para los migrantes en la frontera norte de México.
El nombre de la ciudad de San Fernando, en ese estado, es sinónimo de la peor matanza de migrantes en la historia reciente del país.
En agosto de 2010, 72 migrantes, en su mayoría centroamericanos, fueron ejecutados de manera brutal por el Cartel de los Zetas.
En agosto pasado, Aarón Méndez, director de la Casa del Migrante AMAR en Nuevo Laredo y su colaborador Alfredo Castillo, fueron desaparecidos. Un grupo de hombres armados los secuestraron cuando intentaron evitar que se llevaran a migrantes de su refugio.
Los medios apenas hablaron de esa desaparición, por medio a represalias del crimen organizado.
El Programa de Búsqueda de Migrantes del Servicio Jesuita dice que Tamaulipas es uno de los estados donde más centroamericanos desaparecen en su camino hacia EE.UU.
De los 593 casos a los que han dado seguimiento de enero de 2013 a julio de 2019, al menos un 20% de ellos desapareció en ese estado.
Pero podrían ser muchos más. Según sus datos un 36% de los desaparecidos el último punto de contacto fue “en la frontera entre México y Estados Unidos”, de la cual Tamaulipas forma parte.
Aunque según los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE 2018) Tamaulipas, con 18,804 víctimas de delito por cada 100,000 habitantes, no figura entre los estados más peligrosos, si está entre los que tiene una “cifra negra” más alta.
Es decir, en Tamaulipas, el 96,4% de los delitos no fue denunciado o no se inició una carpeta de investigación. Entre estos casos, 26,9% de la gente dice que no denuncia porque es una pérdida de tiempo y el 24.8% desconfía de la autoridad.
Para el 70% de los tamaulipecos la inseguridad es el problema más grave. En el estado los disparos son frecuentes.
En la semana que estuve reporteando allí, los medios reportaron tres balaceras. En una de ellas murieron ocho hombres, presuntamente vinculados al crimen organizado. Después, familias de las víctimas denunciaron que se había tratado de una ejecución extrajudicial.
La fiscalía del estado ha abierto una investigación para aclarara el caso.
También, es una “zona silenciada” donde la prensa evita publicar sobre las actividades criminales por miedo a represalias. Es uno de los estados de México donde más periodistas han sido asesinados.
“Protocolo de Protección al Migrante”
Sin embargo, Nuevo Laredo y Matamoros, dos ciudades de Tamaulipas son dos de los 5 puntos por donde Estados Unidos está regresando a México a miles de migrantes bajo su Protocolo de Protección a Migrantes (M.P.P. por sus siglas en inglés).
Bajo este programa, conocido en español como “Quédate en México”, desde finales de enero pasado más 42.500 migrantes han sido enviados a esperar a ese país su cita en la corte para que se les de respuesta a su situación migratoria, según la información proporcionada a BBC Mundo por el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos.
En México están en estos momentos unos 23,607 de ellos, según informó el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, en la conferencia matutina del pasado 6 de septiembre.
Pero el Instituto Nacional de Migración no pudo proporcionar a BBC Mundo información sobre qué porcentaje de ellos fueron “internados” por Tamaulipas.
Según números del gobierno estatal, al menos 6.000 migrantes fueron regresados solo por la ciudad Matamoros, que pertenece a ese estado.
Ebrard ha repetido en distintas ocasiones que México no está dispuesto a ser un tercer país seguro, es decir, el país donde los migrantes tendrían que esperar a que procesen sus solicitudes para poder acceder en Estados Unidos.
Sin embargo, EE.UU. está presionando a que cada vez más migrantes sean enviados a esperar allí.
“El vicepresidente resaltó los esfuerzos del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos para expandir la implementación del Protocolo de Protección a Migrantes en orden de acelerar el procesamiento de los trámites, y señaló la necesidad de trabajar de cerca con el gobierno de México para expandir esos esfuerzos. Los líderes acordaron implementar el M.P.P. a su máxima extensión”.
Esto dice un comunicado de la Casa Blanca sobre la reunión sobre migración del pasado 10 de septiembre en la que participaron el canciller de México y el vicepresidente de EE.UU., Michael Pence.
¿Por qué los migrantes son regresados por Tamaulipas, uno de los estados más peligrosos en México?, preguntó BBC Mundo al servicio de prensa del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos.
“Los migrantes que inicialmente cruzaron Tamaulipas para llegar a la frontera de EE.UU. son regresados a través del punto de entrada más cercano. En el M.P.P. el gobierno de México ha expresado más de una vez que está comprometido a proveer a los migrantes los servicios apropiados mientras estén en México”.
Y aseguran que, como medidas de seguridad, los migrantes, pueden en cualquier momento decir a un funcionario de EE.UU. que tienen miedo de regresar a México.
“Eso desencadenará una valoración de un funcionario de asilo para determinar si el migrante es más propenso a sufrir tortura o persecución mientras esté en México. A los migrantes que hayan comunicado este miedo se les será permitido esperar en EE.UU.“.
Las versiones de los migrantes son muy distintas.
“Yo le dije a un oficial de la patrulla fronteriza que por favor me encarcelaran en EE.UU., pero que no me regresaran esperar a México, que es como la boca del lobo. Allí me secuestraron, me extorsionaron y me amenazaron de muerte”, dice entre lágrimas de desesperación Daniel, un migrante de Honduras.
“Para obligarme que regresara, me amenazaron con separarme de mi hijo”, continua.
asegura que le dijeron que en el país latinoamericano él y su hijo de 8 años iban a estar en un albergue, con protección.
Sin embargo, es uno de los cientos de migrantes que ahora duermen al ras del suelo, en la calle en Matamoros. No se atreven a moverse más de algunos metros de la línea fronteriza marcada por el Río Bravo, porque tienen miedo del crimen organizado, que está al acecho.
“Es muy cruel lo que nos hacen. México ni siquiera puede proteger a sus ciudadanos, ¿cómo va a proteger a los migrantes?”, se pregunta Daniel, que tenía un buen trabajo en Honduras, pero migró porque las maras querían que su hijo introdujera droga en su escuela primaria.
Cuenta su historia a las orillas del Río Bravo, a solo unos metros de donde se tomó la foto que del padre y la bebé de El Salvador que murieron ahogados que conmocionó al mundo.
Ese río donde, a falta de regaderas y baños, los migrantes se duchan y hacen sus necesidades. Con el extremo calor el olor a excremento es muy intenso.
Como él, muchos dicen que estar ahí es su única opción.
“Yo vendí mi patrimonio para poder pagar al coyote. Después, mi familia tuvo que movilizarse para pagar para que no me mataran los secuestradores”.
“Ahora no tengo dinero ni a donde ir. En Honduras también corre peligro mi vida”, dice.
“Menos oportunidades de asilo”
Los migrantes devueltos a México también tienen menos oportunidades de lograr asilo en EE.UU., dice a BBC Mundo Jodi Godwin, una abogada estadounidense experta en migración.
“Hay muy pocos abogados que están dispuestos a ir a México a evaluar sus casos”, asegura.
También dice que muchos de los casos que no deberían ser considerados para volver a México son regresados. Entre ellos los migrantes “con problemas físicos y mentales”, según dice la primera página de las directrices del protocolo,
El día de la entrevista, Godwin intentó cruzar a EE.UU a una mujer embarazada de 9 meses y a un niño con parálisis cerebral severa. Las autoridades de EE.UU. los regresaron otra vez a México.
“He visto muchos casos que tienen condiciones graves, muy graves que incluso estuvieron en hospitales en EE.UU. que no debieron ser sujetos al programa(de retorno) y que ahora están esperando en la calle en México”.
Las autoridades estatales aseguran que el gobierno federal les quitó el presupuesto y que batallan para atender a los migrantes.
En Matamoros, justo frente a las puertas de EE.UU., cientos, tal vez miles de migrantes viven a la intemperie. Los más afortunados viven en carpas de campaña.
Y todos corren a formarse cuando un grupo de voluntarios estadounidenses retirados cruza la frontera para darles de comer.
“Es una vergüenza que EE.UU. esté mandando a esta gente a vivir en estas condiciones. Y que aquí, a las puertas de la gran potencia mundial, se esté desarrollando esta tragedia humana”, dice una de ellas.