La británica Liv Pontin cuenta que había pensado en el asunto desde un tiempo antes, tras perder su empleo y enfrentar problemas de salud mental que la llevaron a ser internada en un hospital.
BBC NEWS MUNDO
El emotivo reencuentro de una joven con el extraño que la salvó del suicidio
"Decidí que mi último día de vida sería el 24 de marzo de 2017".
Pontin había decido el día en el que iba a acabar con su vida. Pero cambió de fecha y eso seguramente le salvó la vida.
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“Pensaba que no tenía futuro. Si no podía trabajar, no sería de ninguna utilidad para nadie”, dice Pontin.
Llegada la fecha que se había marcado para terminar con su vida, decidió pedir ayuda. Fue a ver a un médico y le contó lo que pasaba en su cabeza.
Pero no fue suficiente.
“Cuando llegas a casa y te das cuenta de que nada ha cambiado, eso termina ese último hilo de esperanza de que las cosas van a mejorar”.
Esa noche no cenó, lo que contribuyó a intensificar su crisis. “Cuando no como, mi cabeza se vuelve muy confusa, y eso potencia los pensamientos suicidas”, dice.
“Estaba exhausta, mi energía estaba por los suelos de tanto pensar sobre la vida, simplemente no quería luchar más”.
El suicidio en la vida de los otros
Ella asegura que es común que las personas que contemplan el suicidio no tengan en cuenta el impacto que esto tendrá sobre otras personas.
Pero, en su caso, ella quería explicar su decisión a la familia. Por eso escribió dos cartas, “una para mi padre, para decirle cuánto lo amo y que es maravilloso”. La otra era para “pedir disculpas” al conductor del tren que causaría, involuntariamente, su muerte.
“No creía que pudieran quedarse con un trauma, pero sí con rabia. No quería que me odiaran por hacer eso, escribí una carta para explicarlo y la puse en mi bolsillo”.
Pontin salió de su casa y se fue a la estación de tren de su ciudad.
“Cuando piensas en alguien en un estado suicida, imaginas algo muy dramático, pero son las cosas pequeñas las que te afectan más, como caminar por la calle y pensar: ‘No pasaré más por aquí’. O ‘no voy a ver a mi padre de nuevo, no voy a ver a mi hermano de nuevo'”.
“Fue una cuestión de segundos”
Mientras esperaba en la estación, del otro lado surgían las luces del tren que hacía la ruta entre Brighton, en la costa sur de Inglaterra, y Bedford, al norte de Londres. El conductor era Ashley John, y era el segundo día que operaba esa línea, después de haber estado un año en formación y prácticas.
“Iba conduciendo, mirando por la ventana, cuando noté que algo iba mal”, cuenta John.
“De repente, apareció, de la nada, un rostro, apreté la bocina, rápidamente”.
El rostro era el de Liv, que estaba en la plataforma preparándose para su acto final.
“Me quedé allí parada, esperando y mirando, como paralizada. Recuerdo que tenía mucho frío”.
Pero al oír la bocina, cambió de idea.
“Fue una cuestión de segundos, eso me hizo no dar el último paso (de la plataforma al carril)”.
Asustada, la joven salió corriendo. “En aquel momento, cuando percibí que no había logrado hacer lo que pretendía, pensé: ‘No sé qué hacer ahora, porque me ha visto'”.
Una conversación franca
Ashley se paró en la estación, e hizo un anuncio a los pasajeros de que el tren esperaría unos minutos allí.
“Estaba preocupado, creía que no había herido a nadie, pero me quedé esperando para estar seguro. Afortunadamente, vi a Liv caminando por la plataforma”.
Fue detrás de ella y la llamó. “Ella estaba en shock, le pregunté si estaba bien y ella se volteó. Empezamos a conversar”.
“Solo lo recuerdo tratando de consolarme”, rememora ella.
John hizo algunas preguntas, tratando de averiguar lo que estaba pasando y por qué.
“Me preguntó bastante sobre mi familia y mi padre. Me dijo que tenía un hijo, me contó que había trabajado como bombero y cómo había visto la situación desde otra perspectiva y el impacto que eso puede tener”, dice Pontin.
El conductor recuerda que debieron hablar unos cinco o diez minutos y que Pontin fue muy franca y le contó los motivos por los que estaba allí.
“Tal vez ella no había podido contarle lo que le pasaba, a su familia o amigos. ‘Espero que eso ayude’, pensé”.
Pontin recuerda que John parecía muy tranquilo y demostraba estar realmente preocupado por ella.
“Eso marca una enorme diferencia, cuando una persona pasa por una crisis, encontrar una alguien tan gentil y buena te da un poco de esperanza de nuevo. Esa noche, él salvó mi vida“.
El reencuentro
Pontin regresó a casa, y John siguió su camino. Después de aquella noche, nunca se volvieron a ver hasta que el programa Victoria Derbyshire, de la BBC, promovió el reencuentro de ambos, 18 meses después.
En el tren, yendo al encuentro de John, la joven dijo que le gustaría aprovechar la oportunidad para darle las gracias al conductor y decirle cuánto la ayudó su gesto.
Por su parte, John dijo tener curiosidad por saber qué había hecho la joven desde aquel primer encuentro.
“Pienso siempre en eso, especialmente cuando estoy en el lugar donde nos conocimos, estoy aquí para saber cómo ha cambiado su vida y si eso le trajo algo de positivo”.
Pontin esperaba por John sentada en un banco de una de las plataformas cuando llegó el conductor. Lo primero que hicieron fue darse un largo abrazo.
John preguntó a la joven cómo estaba. “Las cosas han ido bien en los últimos meses”, respondió ella. “He colaborado con la policía con cursos de formación sobre cómo tratar a alguien que está atravesando una crisis mental”.
El conductor le explicó que no estaba acostumbrado a lidiar con situaciones como aquella pero que reaccionó de la mejor forma que supo.
“Eso fue algo estupendo, cuando alguien se detiene e interactúa contigo en medio de una crisis, regresas al momento presente. Pensaba que me odiarías, que todo el mundo me iba a odiar, a juzgarme”, dijo ella.
John le dijo entonces: “Cuando estás en una situación así, puede ser que pienses eso, pero hay muchas personas por ahí con quien puedes hablar“.
La mujer le explicó que su familia es algo muy importante para ella, especialmente después de perder a su madre. “No quiero nunca que mi padre o mi hermano pasen por algo así, pero a veces necesito ayuda para recordarlo”.
“Es una persona increíble”
El conductor contó que, siempre que pasa por la estación en que conoció a Pontin, mira para ver si la ve en la plataforma. “Pero de una forma buena”, aclaró.
Ella admitió que una de las cosas que más raras le resultan es que haya sido una persona desconocida quien haya visto el “peor momento” de su vida.
“Son dos personas que no saben nada sobre la otra, ves el lado más personal y privado de alguien y después nunca más la encuentras. Estoy muy agradecida por haber recibido su ayuda aquella noche”, dijo ella.
“Yo también”, respondió John.
De vuelta a casa, la joven reflexionó sobre el reencuentro. “Fue bueno poder verlo de nuevo y abrazarle. Ashley es un ser humano increíble y merece todo el crédito por eso”.
Por su parte, el conductor dijo estar feliz porque lo ocurrido trajo consigo un “cambio drástico” en la vida de Pontin.
“Es muy bueno saber que ella se está ayudando a sí misma ya los demás“, reflexiona John.