Se trata de un ambicioso plan de reforma de la policía en el país propuesto por el Partido Demócrata en medio de las multitudinarias manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policial.
BBC NEWS MUNDO
George Floyd: la ambiciosa reforma contra los abusos de la policía que comienza a discutirse en EE.UU. en medio de la histórica ola de protestas
En las calles de Estados Unidos se siguen pidiendo cambios y el Congreso ya tiene una propuesta sobre la mesa.
El proyecto de ley se presenta después de que los legisladores de Minneapolis -la ciudad donde se produjo la muerte de George Floyd a manos de un agente blanco y que fue el detonante de la actual oleada de protestas- prometieran desmantelar el Departamento de Policía.
“Esta es una propuesta de ley que transformará las cosas. Este es un día importante. El martirio de George Floyd ha generado un cambio en el mundo”, dijo la líder demócrata en el Congreso, Nancy Pelosi, al presentar la iniciativa.
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Pese a los intentos de los demócratas, no está claro si los republicanos, que controlan el Senado, apoyarán la propuesta, denominada formalmente Ley de Justicia en las Tácticas Policiales.
¿Qué dice exactamente el proyecto de ley?
El plan de reforma fue presentado este lunes por parte de prominentes legisladores del Partido Demócrata: además de Pelosi estuvieron el líder de la minoría progresista en el Senado, Chuck Schumer, y los congresistas afroestadounidenses y progresistas del llamado Caucus Negro del Congreso.
La propuesta busca responder a la abrumadora indignación popular que ha desatado la muerte de Floyd junto a otros ejemplos recientes de racismo y violencia policial.
En el momento de presentar el proyecto de ley, Pelosi leyó los nombres de los hombres y mujeres afroestadounidenses que murieron a manos de la policía en los últimos años.
Entre otras cosas, la norma:
- forzaría a la policía federal a usar cámaras corporales y en el salpicadero del vehículo;
- prohibiría las técnicas de estrangulamiento (como las que llevaron a la muerte de George Floyd);
- eliminaría las órdenes de allanamiento de vivienda sin llamar a la puerta, una táctica que usaron los agentes que mataron a tiros el pasado marzo a la afroamericana Breonna Taylor en Louisville (Kentucky);
- facilitaría responsabilizar a los agentes de policía por violaciones de derechos civiles;
- pediría que se retengan fondos federales para aquellas fuerzas policiales que no lleven a cabo reformas similares;
- y establecería la creación de una base de datos nacional de mala conducta policial.
Además, la ley convertiría el linchamiento en un delito federal, limitaría la venta de armas militares a la policía y otorgaría al Departamento de Justicia la autoridad para investigar a policía local y estatal ante evidencias de prejuicios o mala praxis general en un Departamento de Policía.
Sin embargo, el proyecto no responde a la última petición del movimiento “Black Lives Matter” (“Las vidas negras importan”): la de “quitar fondos a la policía”, reducir su presupuesto e invertirlo en las comunidades.
Algunos líderes republicanos han dicho que considerarían la posibilidad de presentar su propio proyecto de ley.
No obstante, miembros del partido conservador se han mostrado mayoritariamente reticentes a respaldar públicamente una posible legislación.
En claro contraste con la línea de la formación y el propio presidente, el senador republicano Mitt Romney publicó el domingo fotografías en Twitter de él marchando hacia la Casa Blanca con manifestantes cristianos, con el mensaje “Black Lives Matter.”
¿Cuán probable es que el proyecto de ley sea aprobado?
Análisis de Anthony Zurcher, periodista de la BBC especializado en política estadounidense
El plan de forma, diseñado por los líderes demócratas en el Congreso, puede ser visto como la postura “oficial” del partido. Al menos por ahora.
Es, en parte, un esfuerzo por prevenir medidas más drásticas que algunos están impulsando desde la izquierda, bajo el eslogan de “desmantelemos la policía”.
Si los demócratas pueden mantener a los miembros más liberales a raya, deberían ser capaces de aprobar la reforma en la Cámara de Representantes, donde tienen la mayoría.
El panorama es más incierto en el Senado, controlado por los republicanos, especialmente si Donald Trump ve algún tipo de ventaja política en tratar de pintar las propuestas demócratas como una amenaza a la “ley y el orden”.
Pese a que es seguro que habrá grandes dosis de tensa retórica entre políticos durante la campaña hacia las presidenciales, el cambio real podría venir por parte de autoridades locales, más directamente responsables ante los electores en las municipalidades con mayores protestas.
El reclamo de desmantelar la Policía en Minneapolis, pese a que en este momento es en gran parte simbólico, podría indicar que los cambios profundos son una posibilidad real: con o sin guía federal.
Este podría ser el principio de una serie de experimentos locales en reforma policial que adquieran diferentes formas en diversas partes de Estados Unidos.
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