El novelista, guionista y dramaturgo británico atiende a BBC Mundo vía zoom en su casa al oeste de Londres, en una sala con paredes en tono borgoña, una antigua estufa a leña y altas bibliotecas.
BBC NEWS MUNDO
Hanif Kureishi: “Las elecciones en EE.UU. son muy importantes para definir si el populismo va a continuar”
Hablar con Hanif Kureishi es como leer una de sus obras: el tema puede pasar con fluidez de la raza al sexo, de la relación padre-hijo a las drogas.
Hanif Kureishi fue señalado por el diario The Times en 2008 como uno de los 50 mejores escritores británicos desde 1945.
“Me interesa la conversación”, dice sobre su obra más reciente el autor de guiones de películas como “Mi hermosa lavandería”, que le valió una temprana nominación al Oscar en 1987, y de novelas traducidas a decenas de idiomas como “El buda de los suburbios” o “Intimidad”.
De hecho, Kureishi responde sin rodeos sobre sus tiempos de escritor de pornografía o cuando perdió los ahorros en una estafa, sus recuerdos de América Latina, la importancia de las elecciones en Estados Unidos o el dinero, que a su juicio “arruina las cosas”.
Lo que sigue es un resumen editado de esa charla con Kureishi, que tiene 65 años, es hijo de padre paquistaní y madre inglesa, comendador de la Orden del Imperio Británico y participa la semana próxima en el Hay Festival de Arequipa.
Cuéntenos cómo ha lidiado con la pandemia. ¿Cuán duras son las restricciones para un escritor como usted?
Para mí marca una diferencia.
Los escritores son personas que pasan la mayor parte de su tiempo en casa, en una habitación, encerrados de todos modos.
Rara vez salgo de día. Salgo de tarde a pasear. Y obviamente voy al cine, veo a mis amigos, ceno…
Pero tengo tres hijos veinteañeros. Y ha sido muy difícil para ellos seguir con sus vidas.
Entonces no estoy tan preocupado por mí; me preocupa el futuro de ellos: su trabajo, su vivienda, el mundo en el que viven, el aburrimiento que tienen que soportar.
Son muy sociables y este cierre del mundo se está volviendo bastante doloroso para ellos.
Otra cosa sobre este período, que ha sido alentadora, fue el movimiento Black Lives Matter tras la muerte de George Floyd.
Hubo una conversación mucho más optimista sobre el pasado de las personas negras y asiáticas de color, y posiblemente también sobre el futuro.
La pandemia y el movimiento Black Lives Matter han ido en paralelo. No están necesariamente conectados, pero es una coyuntura muy interesante.
Como de costumbre, intento decir dos cosas a la vez: que ha sido muy interesante y bastante deprimente.
¿Qué importancia le asigna a las próximas elecciones en EE.UU. para el mundo occidental?
Creo que son elecciones muy importantes. Ciertamente lo son en términos de si el populismo va a continuar.
Como todos sabemos, el populismo es mucha palabrería, mucho hablar, mucho entusiasmo. Pero el populismo nunca entrega nada. Y los líderes más populistas, desde Trump hasta Bolsonaro, han sido los peores lidiando con la pandemia.
A los populistas no les interesan las cosas prácticas; están interesados en la emoción y el calor.
Así que espero que el público finalmente se haya dado cuenta de que el populismo es como un sueño, donde puedes hacer o decir cualquier cosa.
La realidad es muy difícil, severa, pero es el único mundo en el que tenemos que vivir.
Necesitamos líderes prácticos, que hagan las cosas, que no sean necesariamente figuras de acción glamorosas y audaces como Trump. Para afrontar la realidad necesitamos personas más aburridas, más honestas.
Creo que el populismo es una estafa.
Así que espero que esta elección salga bien para los demócratas.
¿Cómo describe la situación de las tensiones raciales en Europa hoy?
Solo puedo describir la situación en Reino Unido, donde hay muchos cambios significativos.
Creo que todo el mundo es mucho más consciente de la raza, lo que ha significado en términos de lo que podría llamarse el Holocausto oculto, que es el imperio que tuvo Gran Bretaña. Ahora vivimos en las brasas moribundas del imperio.
Se podría decir que el populismo del Brexit fue un intento de volver a algún tipo de papel de imperio, de una nación grande, fuerte e independiente.
Para algunos ha sido muy difícil aceptar el hecho de que Gran Bretaña se ha convertido en un lugar más pequeño y menos importante.
Pero hay muchas virtudes en no ser importante y ser un lugar más pequeño. Y creo que tenemos que empezar a reimaginarnos a nosotros mismos.
Espero que el movimiento Black Lives Matter haya comenzado a abordar eso. Pero es solo el comienzo.
No creo que haya marcha atrás. Habrá cambios significativos y todas las personas de color saben que tenemos que seguir adelante para hacer que estos cambios sean significativos para siempre.
Dice que no se siente calificado para hablar sobre lo que ocurre en Francia. Pero, ¿algún pensamiento que quiera compartir sobre la reciente decapitación de un profesor de francés que mostró polémicas caricaturas del profeta Mahoma a sus alumnos durante una clase sobre la libertad de expresión?
Sí, hay algo que me gustaría decir sobre eso porque yo estaba muy involucrado en el caso de (Salman) Rushdie (el autor contra quien el ayatolá Jomeini dictó una fetua por su obra “Los versos satánicos”). He escrito sobre eso, conocía y conozco a Rushdie muy bien.
Lo que me gustaría ver en términos de la reciente decapitación es que los líderes musulmanes, y de hecho todos los musulmanes en cualquier forma, se pongan de pie y condenen esto.
Porque este tipo de decapitación, aparte de lo obvio, es una muy mala noticia para los musulmanes. Porque no queremos ser representados como estos locos decapitadores de personas, que no pueden aceptar una broma y entender la sátira.
Así que me gustaría mucho ver a los musulmanes, los jóvenes, los ancianos, los hombres, las mujeres, las organizaciones, que se pronuncien contra este tipo de intolerancia y se separen de ella.
Eso no es una cosa musulmana: es una locura y no quiero tan solo escuchar a los blancos, a los liberales y demás condenarlo. Quiero escuchar a los líderes musulmanes salir y decir cuánto odian eso, separarse muy claramente de ese tipo de comportamiento idiota, peligroso y estúpido.
Porque realmente no coincide con el estilo del Islam, de todos los musulmanes. Como saben, la mayoría de los musulmanes no son fanáticos, quieren una buena educación, una buena vida y una vida tolerante.
Entonces me gustaría verlo. Y no he visto mucho de esto por el momento, debo decir.
Usted dijo en el pasado que era necesario replantearse lo que significa una izquierda progresista en Gran Bretaña y Europa. ¿Aún ve esa necesidad?
La veo cada vez más, sobre todo cuando ves lo que ocurre en Polonia o en Hungría, por ejemplo.
Necesitamos una izquierda que realmente pueda pensar en el cambio climático, en la raza, el tema de los refugiados y en particular el aumento de refugiados que habrá debido al cambio climático, los incendios, la pandemia.
Este es solo el comienzo de ese tipo de catástrofes. No es que el año que viene voy a volver a la normalidad. Ya no es normal.
Así que quiero ver una izquierda que no solo esté interesada, como lo está el Partido Laborista británico, en ser elegida o reelegida, sino que comience a pensar en soluciones a los problemas que les preocupan a mis hijos.
La relación entre padre e hijo es uno de los temas presentes a lo largo de su obra. ¿Qué es lo más lindo de ser padre en la vida real?
Lo más lindo para mí es que mis hijos ya han crecido y somos amigos. Tengo tres hijos y todos viven en mi barrio. Hablamos, nos vemos casi todos los días.
Somos grandes aficionados al fútbol y nos encontramos cada vez que hay un partido. Los cuatro nos sentamos, bebemos cerveza, gritamos y disfrutamos juntos.
El verdadero placer es estar con ellos como adultos.
Crecí en los ’60, en los ’70. Y tan pronto como pudimos, nos fuimos todos de casa, huimos de los suburbios a Londres.
Obviamente veía a mi padre, pero no tuve esta relación íntima con él. Ya sabes, queríamos escaparnos y llegar a Londres, involucrarnos en la música y comenzar nuestras propias vidas.
Ahora las familias están mucho más unidas. Y de veras lo disfruto, me gustan mis hijos como amigos. No tengo que decirles que hagan sus deberes, que se pongan los zapatos o estar atrás de ellos. Puedo disfrutarlos como adultos.
Aparte de la pandemia, ¿cuál es la parte más dura de ser padre?
Bueno, mis hijos nacieron en los ’90 y crecieron realmente en el punto más alto del consumismo.
Fueron la primera generación de niños que tuvieron computadoras. Tenían todos esos juegos y juguetes electrónicos, miles, todos los teléfonos nuevos… También crecieron en la cultura de las celebridades.
Así que crecieron en el punto alto y bajo del neoliberalismo, que ahora colapsó.
Tuvimos que protegerlos diciendo: “Escucha, hay otros valores además de la celebridad y la compra de cosas, no tienes que ser un consumidor, ser un consumidor no te hace una persona, ni comprar toda esa mierda”.
Teníamos que asegurarnos que eran conscientes de que hay otros valores que tienen que ver con la familia, la conversación, el arte, etcétera.
Ese era nuestro trabajo: protegerlos del capitalismo.
Usted siempre fue bastante abierto sobre su consumo de drogas cuando era joven. ¿Algún consejo en particular que les dé a sus hijos sobre las drogas?
Bueno, a ellos les gustan las drogas al igual que a mí. Y fumamos hierba juntos.
El tema de las drogas es que disfrutes las que tomas. Si quieres ver fútbol y fumar un porro, ¿por qué no?
He tenido muchos amigos que acabaron destruidos por las drogas. Así que debes tener mucho cuidado. Las drogas son como conducir un auto rápido: puede ser peligroso.
Pero si quieres consumir drogas, tienes que disfrutarlas.
Realmente admiro lo que pasa en California, donde puedes fumar hierba, comprar comestibles y todo eso: es muy libre, no es gran cosa, ya no es transgresor.
Por eso siempre los he animado a consumir las drogas como quieran y aun así levantarse por la mañana, ir a trabajar y vivir su vida.
Tienes que disfrutarlas. Y asegurarte de que si tienes algo lo traigas, así podemos hacerlo juntos. Civilizadamente.
Al comienzo de su carrera trabajó como escritor de literatura pornográfica, con el seudónimo de Antonia French. ¿Qué recuerda de ese trabajo?
Recuerdo pensar en lo aburrido que era. Porque lo interesante de la gente es mucho más que su copulación. Copular puede ser el comienzo de la historia, más que el final.
Así que estás realmente atrapado por la forma de ese tipo de historias.
No sé si siguen escribiéndolas, porque ahora la pornografía está online, no escrita. Parece muy anticuada la idea de que escribas una historia pornográfica en vez de mostrar una imagen o un video.
Pero en su trabajo como escritor suele haber mucho sexo. ¿Disfruta en especial de escribir sobre eso?
Sí. Estoy escribiendo algo sobre sexo ahora. Pero no es el sexo lo interesante; es lo que pasa entre las personas, en sus mentes, por qué se desean, qué quieren el uno del otro, qué significa para ellos, qué les hace.
No es la descripción de que ponen la pierna así o asá. Realmente es el significado del deseo, de la atracción.
¿Qué es el sexo? ¿Cuándo comienza y cuándo termina? ¿Mirando a alguien? ¿Tocando a alguien? ¿O es solo fantasía?
Todo el siglo XX hubo filósofos, psicólogos, psicoanalistas tratando de averiguar el significado de esto.
Así que nunca deja de ser fascinante, porque está fuera de nuestro control.
La única parte de tu cuerpo que no puedes controlar es tu pene. Es una idea muy divertida. Nunca puedes decirle qué hacer. Tiene una mente propia. Y nunca hace lo que quieres que haga en el momento adecuado. Eso es realmente divertido para mí, peculiar sobre la existencia humana.
¿Puede contarnos más sobre lo que está escribiendo?
Escribí una obra de teatro. Se llama “The spank” y estoy muy feliz de que se va a representar en Turín, Italia, en diciembre.
Trata de dos viejos que se encuentran en un café. Tienen una amistad muy antigua.
Y comienzan a hablar: de sus esposas, de sus hijos, de sus vidas juntos, de sus amistades. Ves su mundo entero a través de esa conversación.
Me interesa la conversación.
Pero no les diré lo que pasa en la historia. Hay un gran incidente entre ellos. Y realmente los divide. Tienen que pensar en la amistad, en lo que piensan moralmente, en lo que pensamos nosotros sobre esto, sobre aquello.
Y se enojan mucho entre ellos. Un hombre ve al otro con una mujer que es su esposa.
Entonces tenemos más ruido, más charla y más confusión.
Hay una película llamada “Mi cena con André”, de Louis Malle. Supongo que se parece a ella de cierto modo.
Ha escrito sobre muchas cosas: desde tensiones raciales hasta drogas y hasta tiene un cuento sobre un excremento. ¿Hay algún tema sobre el que quisiera escribir y no lo haya hecho aún?
Bueno, no he escrito mucho sobre niños. Me interesa escribir sobre niños, o sobre cómo es o fue ser padre.
No se ha escrito mucho sobre eso. La mayoría de las novelas no tratan sobre las relaciones entre adultos y niños, ni la mayoría de las obras o películas. Claro que hay excepciones. Pero estoy muy interesado en el tema.
Y me interesa el envejecimiento. Estoy a mitad de los 60: voy en la dirección equivocada, como todos.
También me interesa el imperio, la experiencia de mi padre siendo indio y quiero pensar más en eso: de dónde vengo, la vida de mi padre en India, su llegada a Reino Unido, su relación con mi madre. Y dónde estamos ahora en términos de raza y racismo.
Cuando eres escritor, a medida que envejeces, las cosas no se vuelven menos interesantes: todavía hay mucho sobre lo que escribir, pensar.
¿Cuál fue la última película que lo emocionó?
“Parasite”. Realmente la disfruté, pensé que era una gran película, muy seria pero también muy entretenida.
Es el tipo de película que me hubiera gustado poder haber escrito yo mismo: muy hermosa, inteligente. Soy un gran admirador suyo.
Ha estado en América Latina, en Colombia y Argentina. ¿Algo sustancial que recuerde sobre esas experiencias?
Recuerdo estar en Buenos Aires, muy impresionado por lo cultivada que es: las librerías, los cafés…
Y hay toda una zona de Buenos Aires dedicada al psicoanálisis, con calles enteras de lacanianos. Estoy muy interesado en el psicoanálisis y la filosofía, así que eso me impresionó mucho.
Tenía amigos allí que decían que durante sus crisis seguían viendo a su analista aunque no tenían dinero y le pagaban con algo de pan o comida.
Me pareció fascinante su sofisticación. Y deseé poder pasar más tiempo ahí.
¿Algún escritor latinoamericano que le guste en particular?
Muchos escritores. Pero (García) Márquez en particular, por supuesto. Me gustaría volver a releerlo, en especial sus cuentos, que me parecen hermosos. “El amor en los tiempos del cólera” es una novela muy relevante. Todos la están leyendo ahora.
Es una gran cultura literaria. Y fue muy importante en Reino Unido en los años ’70, porque de repente te das cuenta que la literatura no era solo Shakespeare y Dickens y todos los escritores con los que creciste, sino que había estos grandes escritores en todo el mundo, especialmente en Sudamérica, que escriben ahora.
Luego Rushdie publicó a principios de los ’80 “Hijos de la medianoche”, que también estaba llena de realismo mágico. El estaba muy interesado en Márquez.
Y de repente, el mundo irrumpió en Londres y parecíamos un lugar mucho más internacional, la escritura era mucho más internacional y viva de lo que había sido por mucho tiempo.
Fue un momento muy importante para la escritura en Reino Unido, para nosotros.
Unos años atrás usted perdió los ahorros de su vida en un caso de fraude. ¿Qué pasa por la mente de un escritor aclamado cuando ocurre algo así?
Sientes una gran vergüenza, como cuando te abusan racialmente o te atacan. Dices: “¡qué tonto soy, cómo me pudo pasar esto a mí!”. Es tan degradante que socava tu idea de ti mismo, el idealismo de tu ego.
Y luego me interesé mucho en el estafador, lo que hacía, por qué se estaba destruyendo.
Era un hombre muy respetable, que tenía ingresos muy altos, un muy buen trabajo. No era un loco que conocí en un pub. Pero estaba haciendo cosas que solo lo destruirían por completo. Y ahora está en la cárcel. Creo que robó cinco o seis millones de libras a varias personas: a su familia, a la iglesia, a sus mejores amigos, a su hermana. Fue una locura.
Así que me interesé mucho en la autodestrucción y en qué diablos pensaba. Supongo que era bipolar y se alteró mucho, no tenía ningún sentido de los límites.
Así que escribí algo al respecto. Pero todavía me interesan las estafas, engaños y mentiras.
¿Cómo manejó el éxito que tuvo, tanto en la escritura como en el cine, al comienzo de su carrera, en sus 30?
La pasé realmente bien. No tenía 21 años y había estado en la vuelta por bastante tiempo. Viajé, conocí gente y recorrí Europa, el Tercer Mundo, EE.UU.
Pero también soy una persona muy disciplinada. He escrito muchos libros, obras de teatro, películas, ensayos y esas cosas.
Así que, a pesar de todas las tentaciones, sigo trabajando. Mi padre, siendo un inmigrante en Reino Unido, siempre insistió en eso: la pasamos bien, pero tienes que trabajar, llevar tu vida, cuidar a tus hijos.
Y esa ética inmigrante es bastante fuerte en mí. Todavía trabajo todos los días, escribo, sirvo a mi familia y mantengo todo bajo control.
Así que lo pasé muy bien y realmente lo disfruté. Pero, ya sabes, al final vas a la habitación y trabajas. Y disfrutas de tu trabajo.
Al comienzo de su obra, sus protagonistas solían ser jóvenes, incluso adolescentes. Luego también escribió sobre personas que llegan a la mediana edad en “Algo que contarte”. Y en sus últimos trabajos, como “Nada de nada” o el guión de “Le week-end”, sobre personas mayores. ¿Por qué?
Porque es interesante. ¿Cómo es tener 70 años y volver a enamorarte? ¿Qué se siente al tener sexo a los 70 años? Claro que también lo ves en Philip Roth. ¿Cómo es tener 70 años y mirar hacia atrás a Gran Bretaña en el período de posguerra y cómo ha cambiado?
Puedo recordar los ’60, los ’70, los ’80. Lo he visto todo, hombre, eso es una gran acumulación de experiencia.
Así que empiezas a pensar en períodos de tiempo mucho mayores. También empiezas a pensar en el futuro. Envejecer no solo es malo.
Mis amigos tienen 60, 70 u 80 años y todavía están. Tienen nuevas novias, novios, se casan, se divorcian, compran casas. No están sentados en sillas de ruedas llorando. El mundo no se detuvo.
Cuando yo era niño, si tenías 60 estabas a un lado: era el final de tu vida. Pero ahora las personas viven más, están más saludables, por lo que es interesante verlas mayores.
Me gusta la gente mayor.
¿Y cómo lidia personalmente con el envejecimiento?
No me molesta. No estoy enfermo. Si estás enfermo —y tengo amigos que lo están— y tienes cáncer o problemas cardíacos, es diferente.
Pero, toco madera, todavía estoy bastante en forma y disfruto mi trabajo, viajo un poco y hago cosas. Entonces no es muy diferente para mí.
Hay una frase de su personaje Waldo en “Nada de nada” que dice que “prefería el Londres decrépito” que “poseía cierta aura sublime con su desesperación de posguerra”. ¿Siente nostalgia por el viejo Londres o sus viejos tiempos allí?
No diría que es nostalgia. Pero prefiero lugares donde no hay tanto dinero. Demasiado dinero arruina un lugar.
Cuando camino por Londres, todos los lugares a los que solía ir, todos los pubs, son hoteles ricos o restaurantes muy caros. Son inaccesibles, excepto para los ricos.
Eso no es nostalgia. En realidad, se trata de querer que las personas tengan lugares a los que puedan ir sin ser ricos.
Aquí donde vivo era la zona más de mierda de Londres, llena de casas sucias y derruidas y sitios bombardeados. Ahora todos los que viven aquí son millonarios. Y es mucho más aburrido de lo que solía ser.
Entonces creo que el dinero realmente arruina las cosas. La gente dice lo mismo de Nueva York. No he ido a Nueva York por 10 años, pero lo dicen. Greenwich Village no es mejor ahora porque es rico; supongo que es peor.
El dinero realmente arruina las cosas y arruina áreas.
No creo que eso sea nostalgia. Creo que es realismo.