Con los brazos llenos de tatuajes, una poblada perilla y sudadera negra de capucha, no tiene el aspecto habitual de un senador electo de Estados Unidos.
BBC NEWS MUNDO
John Fetterman: el político tatuado, rockero y con secuelas de un infarto que logró arrebatar a los republicanos un escaño crucial en el Senado de EE.UU.
Suena a todo volumen "Back in Black" de AC/DC y un hombre de 2,03 metros de altura y 120 kilos de peso asciende sonriente al estrado para celebrar su victoria en las elecciones de medio mandato por Pensilvania.
John Fetterman, de 53 años, derrotó por más de tres puntos a su rival republicano, el controvertido doctor y presentador televisivo Mehmet Oz, y asumirá su cargo en el Senado el 3 de enero.
El quinto estado más poblado de Estados Unidos es el único que ha cambiado un senador rojo (republicano) por uno azul (demócrata) en las elecciones del martes, donde también se votó la composición de la Cámara de Representantes.
Aunque los demócratas pueden perder la mayoría en la Cámara Baja -tal y como apuntan las predicciones- la sorpresiva victoria de Fetterman les pone en bandeja un objetivo crucial: conservar el control del Senado.
Actualmente demócratas y republicanos ostentan 50 asientos cada uno en la Cámara Alta, pero el voto de desempate está en manos de la vicepresidenta Kamala Harris, del Partido Demócrata, lo que convierte el Senado en azul.
De mantenerse este resultado -y esto también lo indican casi todos los pronósticos- sería toda una victoria para el partido del presidente Joe Biden y un revés para los republicanos, que aspiraban a dominar las dos cámaras.
Pero ¿quién es Fetterman, qué le ocurrió en plena campaña y cómo ha logrado ganarse a un electorado que era mayoritariamente republicano?
“El alcalde más ‘cool’ de EE.UU.”
Con una prolífica carrera académica que incluye un máster en Harvard, Fetterman comenzó en la política en 2006 como alcalde de Braddock, un pueblo de unos 2.000 habitantes de Pensilvania caracterizado por los bajos niveles de renta, la marginalidad y la segregación racial.
En esta etapa ya despuntó como un político inusual: vivió por varios meses en el sótano de una iglesia que luego convirtió en centro comunitario, y fue arrestado por atrincherarse en el emblemático edificio Steel de Pittsburgh para protestar por el cierre de un hospital.
Varios de los tatuajes que luce, convertidos en una de sus señas de identidad, están relacionados con su etapa en Braddock.
En su brazo izquierdo exhibe en gran tamaño el código postal del distrito (15104) y en el derecho las fechas de nueve homicidios ocurridos allí durante su etapa como alcalde.
Su inconfundible aspecto físico y los programas de reinserción juvenil que impulsó en Braddock, que incluían proyectos artísticos y culturales, le sacaron del anonimato al atraer la atención de medios internacionales como The New York Times o The Guardian.
Este último lo llamó “el alcalde más ‘cool’ de Estados Unidos”.
Un anti Trump que atrae a trumpistas
Fetterman fue elegido vicegobernador de Pensilvania en 2019, cargo que ocupa hasta la actualidad.
La defensa de la salud pública, la legalización de la marihuana, la subida del salario mínimo, el derecho al aborto y la reforma del sistema penal han sido las principales banderas de este político etiquetado como progresista.
También ha sido un feroz crítico del expresidente Donald Trump, del que llegó a decir que “no es diferente de cualquier otro troll de internet”, y tomó partido por el izquierdista Bernie Sanders dentro de la formación demócrata.
A la espera de conocer estadísticas más detalladas, analistas estadounidenses creen que la clave de la inesperada victoria de Fetterman ha sido su capacidad de simpatizar con las clases trabajadoras, y más en concreto con los obreros estadounidenses de raza blanca.
Cada vez más reacio a las ideas progresistas, este segmento poblacional se ha convertido en un bastión de Trump y sus seguidores, como el rival de Fetterman, Mehmet Oz, partidario de la teoría del expresidente sobre un supuesto fraude electoral que dio a Biden la victoria en los comicios de 2020.
Sin embargo, en Pensilvania el efecto Fetterman podría haber neutralizado esta tendencia, según medios y expertos del país.
Estos destacan que la ropa casual que suele exhibir en público (casi nunca se le ve en traje) y su tono directo y cercano, entre otros factores, habrían jugado a su favor entre los electores de los segmentos socioeconómicos medios y bajos.
En un reciente reportaje de The New York Times, jóvenes conservadores de las zonas rurales de Pensilvania, algunos de ellos votantes de Trump, confesaban su simpatía por el candidato a senador progresista, a quien aseguraron que darían su papeleta el martes.
“Hace seis meses, ella me salvó la vida”
Con estas emotivas palabras en su discurso de la victoria, Fetterman dio las gracias a su esposa, Gisele, por haber reaccionado rápido cuando sufrió un infarto isquémico en un restaurante el 13 de mayo, en plena campaña.
El político reconoció haber estado al borde de la muerte y los médicos revelaron que tiene un problema cardíaco crónico y potencialmente letal.
Los meses siguientes al infarto se fue recuperando, aunque le quedaron secuelas en la audición y el habla, por lo que sigue recibiendo terapia.
Durante la campaña, los reiterados tartamudeos y lapsus en sus discursos llevaron a muchos a poner en duda su aptitud para asumir el cargo de senador.
Pero a mediados de octubre Fetterman presentó un informe médico que descartaba déficits cognitivos y le atribuía un “excelente” estado de salud.
“La sanidad es un derecho humano fundamental; me salvó la vida y debería estar ahí para ustedes cuando lo necesiten”, expresó a sus seguidores en el discurso tras arrebatar a los republicanos este asiento crucial en el Senado.