La mayoría espera una visa humanitaria que les permita permanecer en el país durante un año.
BBC NEWS MUNDO
La bomba de tiempo que acecha a AMLO en la frontera sur de México
Son miles, y se esperan más todavía. Se trata de migrantes centroamericanos y de otros países que están prácticamente varados en la frontera sur de México.
Miembros de la caravana de inmigrantes centroamericanos en el puente fronterizo entre Guatemala y México, en Tecún Umán, el 18 de enero.
Los migrantes llegaron desde hace varias semanas a la frontera entre Ciudad Hidalgo, Chiapas, y Tecún Umán, Guatemala.
Son parte de la más reciente caravana de personas que salió de Honduras el pasado 15 de enero.
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Ahora se encuentran en campamentos improvisados en la frontera e inclusive cientos de ellos duermen en el puente que cruza el río Suchiate y que une a los dos países.
Existen, además, condiciones de hacinamiento en algunos casos, afirman organizaciones civiles como el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova.
El problema puede agravarse aún más. Los activistas de la organización fueron informados que a mediados de febrero partirá una nueva caravana desde San Pedro Sula, Honduras.
“Violencia xenófoba”
El Instituto Nacional de Migración (INM) registró en Ciudad Hidalgo a 12.574 migrantes. De éstos poco más de 2.000 emprendió una caravana hacia Ciudad de México.
De los registrados la mayoría, 9.069, son de Honduras. Otra gran parte proviene de El Salvador y Guatemala.
Pero en este grupo también hay personas de Belice, Cuba, Haití, Nicaragua y Angola.
La mayoría llegó con la caravana más reciente, pero a diferencia de las realizadas en octubre y noviembre ahora la reacción de las autoridades fue distinta.
El año pasado el gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto desplegó a cientos de policías federales para tratar de controlar el flujo de migrantes.
Esa vez hubo enfrentamientos, inclusive se utilizaron gases lacrimógenos. Decenas de niños y mujeres resultaron afectadas.
Ahora el INM ofreció gestionar tarjetas de estancia temporal, a partir de visas humanitarias, siempre y cuando los solicitantes accedieran a registrarse y mostrar documentos de identificación.
El programa cerró el pasado 28 de enero, pero la medida, que organizaciones civiles consideran positiva, provocó algunos problemas.
“Se quedaron varadas en Tecún Umán miles de personas a la espera de gestionar el trámite”, le dice a BBC Mundo Salva La Cruz, del centro Fray Matías de Córdova.
“Eran muchas más personas de las que se podían atender, además el trámite no se resuelve pronto, lo solicitas y esperas varios días”.
Eso generó aglomeraciones en ambos lados de la frontera, y también incidentes de violencia.
El 27 de enero en Tecún Umán cientos de personas hicieron una marcha que terminó en agresiones a los migrantes que permanecían en la plaza central.
Más de dos mil centroamericanos se refugiaron en el albergue municipal para escapar de la violencia, dice Salva La Cruz. Cientos más cruzaron el río Suchiate hacia México.
La situación es como una bomba de tiempo que puede derivar en mayores problemas, coinciden especialistas.
“Ha generado muchos problemas como ésta concentración que terminó en violencia xenófoba”, explica el activista. “Es una situación muy compleja que se ha ido alargando al paso de los días”.
“Hay empleos en México”
La decisión de entregar tarjetas de estancia temporal y visas humanitarias a la caravana más reciente fue como un impulso para otros migrantes centroamericanos, dicen especialistas.
Según el INM no está contemplado repetir de nuevo la estrategia. En cambio el Instituto pidió a los migrantes que realicen el trámite en los consulados mexicanos en sus países de origen.
Es lo que debe hacer la caravana que se espera para mediados de febrero, insiste el INM.
Sin embargo esta ruta legal no ha funcionado, insiste Salva La Cruz. Las oficinas consulares en Centroamérica no tienen capacidad de atender una mayor demanda de visas humanitarias.
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Y además, desde hace décadas, el gobierno mexicano entrega muy pocos de estos documentos.
De hecho los viajeros del Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) suelen tener dificultades para obtener una visa mexicana, según denuncian organizaciones civiles.
En este escenario, los migrantes centroamericanos se verán obligados a utilizar alguno de los 700 sitios de cruce irregular que existen en la frontera sur de México.
“Se han quedado en la peor de las situaciones”, dice el activista. “realmente no pueden acogerse a un ingreso con este procedimiento”.
Un elemento adicional es la razón por la que decidieron emigrar. La oficina en México de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) realizó una encuesta entre los migrantes varados en Ciudad Hidalgo.
De los entrevistados el 63% dijo que habían sido víctima de la violencia. El 70%, además, confesó que volver a sus países era un riesgo para su vida.
Según la ACNUR ésta es la misma condición que enfrentan los migrantes que todos los días llegan a la frontera sur mexicana.
Es el caso de la caravana que se espera a mediados de febrero. Hasta ahora no clara cuál sería la reacción de las autoridades.
El presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en buscar una migración ordenada. “Ya lo hemos planteado. En nuestro país ahora hay oferta de empleos” dijo este martes en su conferencia de prensa matutina.
“Estamos entregando, inclusive, visas de trabajo a centroamericanos. De esa manera estamos resolviendo el problema, al mismo tiempo que se está dando protección humanitaria a los migrantes”.