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“Lo más duro son los niños huérfanos”: testimonios de quienes atienden a las víctimas del deslave de Mocoa, en Colombia

El médico Cristian Andrés Gómez no es ajeno a las tragedias. "Hemos sido un hospital de guerra", le dice a <em>BBC Mundo </em>desde la unidad de urgencias del Hospital Universitario de Neiva, en el sur de Colombia. 

Y es que cuando se desataban combates en el conflicto armado que duró más de 50 años, ese centro médico atendió a los heridos tanto civiles como de los bandos enfrentados.

“Por eso tenemos mucha experiencia en atender a heridos graves. Nos llegaban pacientes de diferentes departamentos del sur del país”, señala.

Pero ese tipo de heridos, dice, no han vuelto a llegar. Los que hoy atiende son de otro tipo.

Desde el sábado, Gómez y su equipo de médicos, enfermeras y asistentes están abocados a los más de 50 sobrevivientes que han sido trasladados a ese hospital, ubicado a unos 320 kilómetros de Mocoa, donde el viernes en la noche una avalancha -producto del desbordamiento de tres ríos- se cobró la vida de más de 200 personas.

De acuerdo con el más reciente reporte del ejército colombiano, hay al menos 400 heridos en ese municipio del departamento de Putumayo, donde viven cerca de 45 mil personas, que en los últimos días vieron intensas lluvias.

Como coordinador del servicio de urgencias de ese centro de asistencia, Gómez ha dirigido “una jornada maratónica”.
“El sábado teníamos aproximadamente 120 pacientes en el servicio de emergencias. Tuvimos que implementar toda una logística para tratar de evacuar Urgencias y así poder tener todo listo para atender a los heridos que iban a llegar (por el deslave)”.

Han atendido a pacientes con politraumatismos y amputaciones traumáticas, por citar solo dos ejemplos. Algunos están en el área de cirugías, otros en cuidados intensivos y varios en las salas de estabilización.

“No es fácil abordar cada uno de los casos, cada uno de los pacientes tiene su propia historia, su propio trauma psicológico de ver a tantos muertos y heridos a su alrededor. No es algo fácil de sobrellevar”.

Vulnerabilidad

El médico también ha participado en el traslado de los pacientes desde el aeropuerto más cercano hacia el hospital.
Y en esos viajes es cuando se ha encontrado cara a cara con lo que para él ha sido lo más difícil de esta tragedia en particular.

“Los niños huérfanos que han llegado es lo más duro y en parte porque uno tiene hijos”, cuenta.    “Uno se pone en los zapatos de estos niños y eso le llega al corazón. El hecho de que estos niños quedan vulnerables es lo más impactante”.

“Durante el traslado, uno les trata de dar todo el apoyo psicológico que se puede, de brindarles tranquilidad y de ser muy amoroso”.

“Uno les dice que aquí estamos para servirles. Les digo: ‘Te queremos mucho’, ‘Eres una persona muy valiosa para nosotros’, ‘Todo va a salir’, ‘Estás en las mejores manos’, pero es muy difícil”, indica.

El hospital trabaja coordinadamente con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para brindarles a los niños el apoyo psicológico y emocional que requieren y para ello se valen de las figuras de las madres sustitutas.

Hasta ahora han recibido ocho niños, de los cuales cuatro quedaron huérfanos.

Más de 400 desaparecidos

Atender a los niños víctimas del deslave es una de las prioridades de la Cruz Roja colombiana.

En Mocoa se encuentra John Freddy Castro, coordinador de la unidad de restablecimiento de contactos familiares de esa organización.   Desde allí habló con BBC Mundo. Castro señala que se calcula que hay aproximadamente 440 personas desaparecidas.

“Estamos en proceso de recopilar la información sobre cuántos niños hay desaparecidos. Pero tenemos muy claro que el tema de los niños siempre es muy complejo en cualquier desastre por su condición de vulnerabilidad. Por eso les brindamos una protección especial”, indica.

De acuerdo con Castro, los diferentes equipos que participan en las labores de rescate no pierden la esperanza de encontrar a más sobrevivientes.

“Hay protocolos internacionales que nos dicen que después de un desastre hay unos tiempos para seguir buscando sobrevivientes. Eso lo estamos aplicando. Y hasta el último minuto vamos a buscarlos”.

“Nos tomó a todos por sorpresa”

Pese a los problemas con el fluido eléctrico y el suministro de agua potable, los damnificados se están llevando a albergues y Castro está a cargo de que las víctimas puedan volver a reunirse con sus seres queridos o al menos que tengan la certeza de lo que ocurrió con ellos.

“Estamos buscando heridos, personas atrapadas y fallecidos”, señala el funcionario.

Como miembro de la Cruz Roja colombiana, Castro ha brindado apoyo en diferentes desastres naturales ocurridos en el país y en medio del dolor que ve en el municipio enclavado en la espesa selva amazónica, dice: “Cada tragedia es única y uno nunca se va a acostumbrar”.

“Mocoa”, reflexiona, “como la mayoría de las ciudades del mundo no está acostumbrada a los desastres”.    “Lo que sucedió en la noche nos tomó a todos por sorpresa y eso aumenta aún más el drama”.

Inusual aguacero

La magnitud de la catástrofe se agrava por el aislamiento de esta zona de Colombia, situada en la región amazónica, en la frontera con Ecuador, que carece de suficientes vías de acceso, pues solo se puede llegar a Mocoa por vía aérea o por precarias carreteras que la comunican tras varias horas de viaje.

Los habitantes de Mocoa están acostumbrados a convivir con una naturaleza de selva y ríos caudalosos, sin embargo, fueron sorprendidos por el inusual aguacero que precedió al desastre.

La gobernadora del departamento de Putumayo, Sorrel Aroca, calificó al desastre natural como una “tragedia sin precedentes”.

“Ante la gravedad de situación en Mocoa, Putumayo, declaré ‘Calamidad pública’ para agilizar operaciones de rescate y ayuda”, informó por su parte, a través de su cuenta de Twitter el presidente Juan Manuel Santos.

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