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Ocho trucos audaces que el ejército fantasma de Estados Unidos usó para engañar a los nazis

Durante la Segunda Guerra Mundial, los planificadores del ejército de Estados Unidos crearon una unidad ultra secreta capaz de engañar a los nazis en los campos de batalla de Europa.

No era chiste: eran engaños con buenas intenciones. GETTY IMAGES

No era chiste: eran engaños con buenas intenciones. GETTY IMAGES

Las Tropas Especiales de la Sede 23, también conocidas como el Ejército Fantasma, usaron la ilusión y la estratagema para hacerse pasar por unidades de combate reales en el frente, para confundir a los alemanes sobre el tamaño y la ubicación de las fuerzas aliadas.

Se estima que, en el transcurso de 21 operaciones diferentes, el Ejército Fantasma salvó miles de vidas y nunca fue descubierto por los nazis.

Rick Beyer y Elizabeth Sayles, autores de El Ejército Fantasma de la Segunda Guerra Mundial, revelan ocho formas en las que el Ejército Fantasma solía despistar a los alemanes.


1) Muñecos inflables

El Ejército Fantasma empleó cientos de tanques inflables, camiones, piezas de artillería, jeeps y otros vehículos.

Se podían instalar de la noche a la mañana, de modo que desde el aire parecía que las unidades estadounidenses se habían movido.

La atención al detalle era crítica: usaban una excavadora para crear huellas que conducían a cada tanque falso.

Tenían que tener mucho cuidado para asegurarse de que ningún civil se acercara demasiado. En una ocasión, dos franceses en bicicletas no fueron detectados por los encargados de seguridad, y vieron lo que parecían cuatro soldados levantando un tanque Sherman de 40 toneladas.

Cuando el cabo Arthur Shilstone los sorprendió, les dio la primera explicación que le vino a la cabeza: “Los estadounidenses son muy fuertes”.


2) Destellos nocturnos

Por la noche, el Ejército Fantasma usaba destellos de flash para imitar disparos con el fin de alejar a los alemanes de las baterías de artillería estadounidenses.

El Ejército Fantasma instalaba unidades ficticias con piezas de artillería inflables a unos 400 metros de distancia. Usaban cubiertas de artillería rellenas polvo negro, que se activaban con un encendedor eléctrico. Por medio de líneas telefónicas, la artillería real y el Ejército fantasma sincronizaban los disparos reales con los flashes falsos.


3) Efectos de sonido

Los ingenieros de sonido grababan los ruidos de tanques, camiones, excavadoras e incluso el que se producía durante el ensamblaje de puentes para atravesar ríos.

“Uno podía oírlos martillando y maldiciendo”, contó maravillado el soldado Harold Flinn.

Los sonidos eran grabados en discos de transcripción de vidrio de 16 pulgadas, como los que se usaban para grabar álbumes de música.

Mezclaban diferentes efectos de sonido para crear escenarios específicos y luego reproducirlos por medio de potentes altavoces montados en vehículos blindados para simular el ruido de unidades desplazándose a cumplir con operaciones nocturnas.

Con un alcance de más de 16 kilómetros, no solo engañaron a los alemanes sino que también, con frecuencia, a las unidades estadounidenses ubicadas en las cercanías.


4) Mensajes ficticios

Durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los mensajes de radio críticos eran telegrafiados en código Morse.

La inteligencia alemana era tan sofisticada que podían reconocer el estilo, o 'puño', de operadores de radio individuales en las unidades estadounidenses. Por ello los operadores de radio del Ejército Fantasma tuvieron que convertirse en imitadores.

Aprendieron a copiar las técnicas precisas de los operadores que imitaban, de modo que cuando las verdaderas redes de radio terminaban su transmisión y las falsas las relevaban, nadie lo sabía.

Hasta el día de hoy, algunos expertos afirman que copiar el puño de otro operador es casi imposible. El hecho es, sin embargo, que los telegrafistas de alta velocidad del Ejército Fantasma lo hicieron rutinariamente.


5) Pinceles

Parte del trabajo del Ejército Fantasma era montar un espectáculo para los espías alemanes que estuvieran en las ciudades cercanas a donde llevaban a cabo sus engaños. Esto se llamaba 'efectos especiales'.

Si, por ejemplo, fingían ser la 75.ª división acorazada que se mudaba a un área, marcaban cuidadosamente todos sus vehículos con el número 75 y los conducían por toda la ciudad.

Cada camión cubierto por un lienzo llevaba dos hombres en la parte posterior para que pareciera que estaba lleno de soldados. Los mismos camiones podían pintarse con marcas ligeramente diferentes y volver a circular por la ciudad.


6) Aguja e hilo

Otra táctica de efectos especiales consistía en usar los parches de la unidad por la que se estaban haciendo pasar, y luego interactuar con civiles en las ciudades locales. En algunos casos, los hombres cosían parches falsos en sus uniformes, con los más grandes en la parte superior y los más pequeños en la parte inferior, para poder suplantar a varias unidades.

Entraban en una ciudad y entraban en algún bar local. Luego se arrancaban los parches superiores e iban al siguiente bar.

El cabo Jack Masey recuerda que sus camisas terminaron raídas de tantos parches que cosió en ellas.

7) Generales falsos


En aras del realismo, el Ejército Fantasma establecía una sede falsa para cada unidad que imitaban.

Y, por supuesto, un cuartel general falsificado debe tener un general falsificado.

Por lo tanto, a pesar de que estaba expresamente prohibido por las regulaciones del Ejército de EE. UU., oficiales subalternos se ponían estrellas de generales y se hacían pasar por altos mandos.

Como dijo un oficial del Ejército Fantasma: “No se puede representar a una mujer si el busto está prohibido”.

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