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Por qué el terremoto de magnitud 8,2 que dejó 65 muertos en México fue oscilatorio y trepidatorio a la vez

La pregunta ha asomado tras el terremoto que sacudió a México sobre la medianoche del jueves, como suele ocurrir después de cada temblor: ¿fue un sismo oscilatorio o trepidatorio? Y, ¿qué significan estos términos y cuáles son sus consecuencias?

(Foto Prensa Libre: AFP)

(Foto Prensa Libre: AFP)

La pregunta ha asomado tras el terremoto que sacudió a México sobre la medianoche del jueves, como suele ocurrir después de cada temblor: ¿fue un sismo oscilatorio o trepidatorio? Y, ¿qué significan estos términos y cuáles son sus consecuencias?

La diferencia depende de si el movimiento es percibido de forma más horizontal, como si la tierra se meciera de un lado al otro (oscilatorio), o vertical, como si alguien martillara a nuestros pies (trepidatorio).

Y en el caso del último terremoto, que con una magnitud 8,2 fue el mayor en sacudir a México en un siglo y dejó 65 muertos en el suroeste del país, la respuesta bien pueden ser ambas opciones a la vez.

Lo mismo podría decirse del sismo de 1985, que con una magnitud de 8,1 mató a miles y provocó grandes daños principalmente en Ciudad de México, o de cualquier otro terremoto en cualquier otra parte, sostienen especialistas.

“Es una cuestión que depende muchísimo de la percepción de cada quien”, dice Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional de la Universidad Autónoma de México (Unam), a BBC Mundo.

Ondas y sentidos

La forma en que se siente un terremoto varía en función de factores como la distancia, el suelo o el lugar donde alguien esté.

Pérez Campos explica que todos los sismos emiten dos tipos de ondas al interior de la tierra: primarias (P) y secundarias (S).

Las ondas P tienen un movimiento característico que en general se siente en la superficie como sacudidas verticales, con las que se asocian los temblores trepidatorios.

Las ondas S, en cambio, tienen un movimiento característico que en general puede percibirse como oscilaciones horizontales. Con este mecer se asocian los temblores oscilatorios.

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Pero los terremotos también generan distintas ondas superficiales, que suelen ser más peligrosas, con mayor amplitud y movimientos más fuertes que las ondas interiores.

Existen ondas superficiales Rayleigh, que producen movimientos verticales asociados con la percepción del trepidatorio, y ondas Love, que generan movimientos horizontales relacionados con la sensación del oscilatorio.

“Todos los sismos generan ambos tipos de ondas, todos generan movimientos verticales y horizontales”, subraya Pérez Campos.

Por eso, cualquier terremoto puede ser percibido al mismo tiempo como oscilatorio y trepidatorio.

Por ejemplo, la onda P es generalmente menos violenta y la onda superficial suele sentirse con más fuerza, entonces una persona podría no percibir el primer movimiento que es trepidatorio y sí sentir el segundo de un modo más oscilatorio.

“También depende de si estoy en un edificio, (donde) puedo percibir más fácilmente los movimientos oscilatorios que si estoy en una planta baja”, agrega la especialista.

“Muy generalizado”

Sin embargo, sí es posible que en una ciudad un terremoto se perciba mayoritariamente como oscilatorio o trepidatorio, porque se siente más un paquete determinado de onda.

“Pero no dudaría si alguien en una misma ciudad, o el vecino, me dice que sintió lo contrario”, advierte Pérez Campos.

Un paquete de ondas superficiales que dura minutos puede llegar a percibirse durante algunos segundos a nivel humano, como una combinación de ondas Rayleigh y Love.

En los primeros segundos alguien podría distinguir entre unas y otras, sostiene la especialista de la Unam, pero esa identificación se torna más difícil a medida que pasa el tiempo.

Pérez Campos cree que hay bastante confusión al hablar de los dos tipos de sismos, como si se tratara de una característica intrínseca del terremoto aunque no lo sea.

“Es algo muy generalizado en México, se ha tenido este concepto de trepidatorio y oscilatorio, cuando son cuestiones de percepción y no de clasificación de los sismos”, concluye.

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