Al exlíder del cartel de Guadalajara le decían el Príncipe por la ropa de lujo y las joyas ostentosas que siempre portaba.
BBC NEWS MUNDO
Rafael Caro Quintero: quién es el Príncipe narco recapturado en México que cambió la lucha contra las drogas de EE.UU.
Rafael Caro Quintero era conocido como el mayor productor de marihuana de México, en los años 80.
Pero el atuendo era una parte de la fama. En los años 80, Rafael Caro Quintero era conocido como el mayor productor de marihuana de México.
En una de sus propiedades, por ejemplo, ocurrió la mayor operación contra las drogas en la historia del país: más de 10.000 toneladas cultivadas en el rancho El Búfalo fueron destruidas.
Caro Quintero ordenó secuestrar a quien descubrió el cargamento, el agente de la Administración de Control de Drogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) Enrique Camarena Salazar, así como al piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar.
Ambos fueron asesinados. La muerte del policía estadounidense, ocurrida en 1985, provocó una de las crisis más profundas en la relación entre México y EE.UU.
Pero también marcó la lucha contra las drogas por parte del gobierno de Washington.
Caro Quintero fue capturado por las autoridades mexicanas este viernes, luego de estar prófugo nueve años.
Era el fugitivo más buscado por la DEA, que ofrecía hasta US$20 millones por información que ayudara a capturarlo.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI, por su nombre en inglés) ofrecía una recompensa similar.
Rafael Caro, de 68 años de edad, estaba prófugo después de haber sido dejado en libertad por un juez en 2013, cuando había cumplido 28 de los 40 años a los que fue condenado a prisión.
Cartel de Guadalajara
En los años 80, las autoridades de México y EE.UU. calcularon en US$500 millones la fortuna de Rafael Caro.
Pero el origen del Príncipe es muy distinto. Nació en octubre de 1952 en La Noria, una comunidad marginada de Badiraguato, en el estado de Sinaloa.
De este municipio son originarios varios de los capos más famosos del narcotráfico, como Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.
En una entrevista concedida en su día a la periodista Anabel Hernández, el capo dijo que su familia era muy pobre y que se vio obligado a cultivar marihuana tras la muerte de su padre.
Tenía 14 años de edad. Caro Quintero dice que no había otra forma de sostener a su familia.
Badiraguato se encuentra en el Triángulo Dorado, una región montañosa entre los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango y una de las zonas con mayor producción de marihuana y amapola del país.
En poco tiempo, Rafael Caro progresó en el negocio y a los 30 años de edad era uno de los principales socios de Miguel Ángel Félix Gallardo, conocido como el Jefe de Jefes.
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Félix Gallardo encabezaba una extensa organización de narcotráfico aliada con carteles colombianos como el de Pablo Escobar Gaviria.
Gallardo fue el primer narcotraficante mexicano en exportar cocaína a Estados Unidos.
La DEA llamó a su organización el Cartel de Guadalajara por la ciudad donde residían el Jefe de Jefes, Caro Quintero y otros líderes del narcotráfico.
Los excesos del Príncipe
Desde 1975, Guadalajara -capital del estado de Jalisco- se había convertido en el refugio de muchos narcotraficantes y sus familias, quienes llegaron provenientes de Sinaloa.
Dos años antes, en el Triángulo Dorado el gobierno mexicano había iniciado la Operación Cóndor, una estrategia para erradicar el cultivo de marihuana y amapola de esa región en el noroccidente de México.
Los jefes de las organizaciones, entre ellos Caro Quintero, abandonaron la región y se instalaron en la capital de Jalisco.
Según académicos como Luis Astorga, los capos lograron mezclarse con la sociedad local cuando se presentaron como prósperos empresarios.
Félix Gallardo, por ejemplo, era consejero de un banco, y Caro Quintero se presentaba como agricultor y ganadero.
La presencia de los capos alertó al gobierno de EE.UU. que envió un equipo de la DEA a la ciudad. Enrique Camarena, nacido en México y conocido como Kiki, era uno de ellos.
Durante algún tiempo los líderes del narcotráfico pasaron virtualmente inadvertidos, pero la situación cambió en los años 80.
Según contaron periodistas locales como Felipe Cobián al periodista Alberto Nájar en un artículo publicado en 2019 por BBC Mundo, el cambio fue por los excesos de personajes como Caro Quintero.
El Príncipe solía protagonizar escándalos en restaurantes y discotecas, e incluso fue acusado de secuestrar a la sobrina de un prominente político local, Guillermo Cosío Vidaurri, quien fue gobernador entre 1989 y 1992.
Símbolo de la DEA
Pero el caso más grave fue el asesinato de Camarena. El agente fue secuestrado en febrero de 1985 cuando salía del consulado estadounidense en Guadalajara.
Luego fue llevado a una casa cercana junto con el piloto Zavala Avelar. Ambos fueron torturados y después asesinados.
Sus cuerpos aparecieron semanas después en el vecino estado de Michoacán.
Caro Quintero huyó a Costa Rica donde fue detenido en abril de 1985. Las investigaciones sobre el homicidio revelaron que el capo y el cartel de Guadalajara habían creado una extensa red de aliados entre políticos, militares y corporaciones policíacas.
El asesinato de Camarena cambió la relación entre ambos países. EE.UU. condicionó parte de su ayuda a México a cambio de combatir el tráfico de drogas.
Este proceso de certificación, que básicamente mide el grado de colaboración del país con el gobierno estadounidense, se mantuvo hasta 2002.
Caro Quintero fue entonces sentenciado a 40 años de prisión, pero fue liberado en 2013 por un tecnicismo jurídico.
Para la DEA, el asesinato de Enrique Camarena se convirtió en un símbolo. De hecho, en su honor se estableció la Semana del listón rojo, una campaña anual de educación contra el consumo de drogas.
Al promover un juicio civil contra Caro Quintero en la corte de Brooklyn en 2019, el jefe de la DEA en Nueva York, Ray Donovan, recordó que para la agencia su captura era un asunto personal.
“Las atrocidades de Rafael Caro no están olvidadas, y la historia de terror que ha infligido sirve como un recordatorio permanente de que la DEA nunca cesará en la búsqueda de la justicia”, insistió entonces.
“Pido perdón”
Desde que abandonó la prisión en 2013, Caro Quintero permanecía escondido.
Quienes lo entrevistaron durante su período fugitivo dijeron que se movía en las montañas del Triángulo Dorado, refugiado en casas de campaña con sacos para dormir.
La DEA aseguró que había vuelto al negocio de las drogas, y el Departamento del Tesoro de EE.UU. incluyó a su familia en la lista de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, en inglés).
Quienes son señalados de esta manera no pueden hacer negocios en EE.UU., y sus propiedades y cuentas bancarias en ese país son congeladas.
Pero Caro Quintero insistía en que estaba limpio. En varias entrevistas aseguró que estaba retirado y que nunca volvería al narcotráfico.
“Dejé de ser narcotraficante desde el 84 y jamás lo voy a volver a ser, no quiero saber absolutamente nada del narcotráfico. Fue muy cara la factura que pagué”, aseguró en una conversación divulgada por la revista Proceso.
“Le pido al gobierno de Estados Unidos perdón y a la familia del señor Camarena también, a la DEA le pido perdón”, aseguró.