Pero un carro deportivo como ese no pasa desapercibido en una de las capitales más pobres de América Latina: un simple chequeo de las autoridades ubicó a sus legítimos dueños a más de 4.600 km por carretera de allí, en la opulenta ciudad de Miami.
BBC NEWS MUNDO
Robo de carros: cómo muchos autos de lujo de Estados Unidos terminan en las calles de América Latina
Cuando aquel Porsche blanco valorado en US$70.000 rodaba por las calles de Ciudad de Guatemala, muy pocos conocían su oscura procedencia.
Resultó que aquel vistoso auto estaba señalado por la Interpol. Había sido robado sin dañarle ni un cable en enero de 2018 y, un mes después, ya chillaba llantas con todo glamour por Centroamérica.
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Las autoridades lo incautaron y lo llevaron a un predio. Parecía un caso resuelto y que su historia había terminado allí… pero fue robado de nuevo por la misma banda un mes después.
Según anunció el Ministerio Público de Guatemala hace unas semanas, el auto se recuperó otra vez y lo entregaron finalmente a su dueño.
Pero el suceso no terminó ahí: las investigaciones revelaron días más tarde que el robo estaba vinculado con un complejo entramado de una estructura criminal que, con la colaboración de policías, se dedicaba a robar carros a escala internacional.
Autoridades de Estados Unidos creen que México y muchos otros países del continente americano son algunos de los principales destinos de los carros robados en Estados Unidos, que luego son vendidos o desmantelados y sus piezas únicas se cotizan por altos precios en los talleres automotores locales.
De acuerdo con el FBI, un total de 773.139 vehículos valorados en total en casi US$6.000 millones se robaron en EE.UU. durante 2017 (último año del que hay cifras disponibles), lo que supone un promedio de un carro cada dos minutos.
“Aunque dada la naturaleza de este delito no hay cifras oficiales, mucha evidencia sugiere que el robo de vehículos para la exportación ilegal, en particular en la frontera con México, es un problema sustancial”, explica el criminólogo Ronald Clarke, profesor de la Universidad Rutger y estudioso del tema.
La Oficina Nacional de Crimen de Seguros (NICB por sus siglas en inglés), una organización que se encarga de investigar estos robos y otros fraudes vinculados a vehículos automotores, cree que, en gran parte, el destino de estos carros está al lado sur de la frontera.
“De ahí que California y los estados limítrofes con México sea donde se encuentran las ciudades con mayor incidencia de este delito. No existe ninguna otra razón conocida que puede explicar esta desproporción de robos en estas ciudades que para exportarlos ilegalmente a México y Centroamérica “, explica a BBC Mundo Roger Morris, vocero de la NICB.
Pero de acuerdo con el experto, este no es el único destino.
Muchos carros robados en Estados Unidos también se embarcan de forma ilegal en cargueros con rumbo a otras naciones de Sudamérica, pero también otros puertos más distantes como África, China o Singapur, donde se venden por hasta cuatro veces su precio original.
“Son países donde estos modelos no se comercializan o son muy difíciles de encontrar, pero a la vez, existen personas con el suficiente dinero para pagar varias veces lo que cuestan originalmente en Estados Unidos”, señala.
Pero ¿cómo se explica que estos carros robados puedan cruzar por tierra y mar con tanta facilidad las rigurosamente vigiladas fronteras de Estados Unidos?
La aguja en el pajar
De acuerdo con Clarke, la base de estos robos es la alta demanda y la poca disponibilidad de estos vehículos, generalmente de lujo, en México y Centroamérica.
“La exportación ilegal de carros robados se basa en tres condiciones: la existencia de vehículos atractivos en un país desarrollado, la demanda de estos vehículos en otro país menos desarrollado y formas para transportarlos desde el origen hasta el destino”, explica.
Morris, por su parte, señala que existen varios factores que propician este delito.
“La frontera con México es la más transitada del mundo, miles y miles de vehículos utilizan estos cruces todos los días. Pero los controles fronterizos de Estados Unidos se centran en las llegadas, no en las salidas, los autos que salen no son sometidos prácticamente a ningún control“, comenta.
En su criterio, el país tiene otras prioridades de seguridad en las que detectar un auto robado no clasifica entre sus urgencias, que se orientan más a evitar “ataques terroristas”, la importación de drogas o el tráfico de personas.
De ahí que, en su criterio, sea “muy fácil” salir de Estados Unidos sin que se someta el vehículo -o la persona- a ninguna inspección.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) explica a BBC Mundo que sus agentes realizan de forma “aleatoria” inspecciones físicas basadas en reportes de inteligencia, actividad criminal conocida o para determinar si el carro es robado o no.
Pero según estadísticas del Departamento de Transporte, más de 67 millones de vehículos, que transportaban el doble de pasajeros, cruzaron la frontera entre EE.UU. y México en 2018.
Dicha cifra representa un promedio de casi 184.000 vehículos por día, de ahí que detectar autos robados entre esta descomunal cantidad de tráfico sea una tarea similar a la proverbial búsqueda de la aguja en el pajar.
Algo similar ocurre con los puertos marítimos.
“En muchas ocasiones, los carros se embarcan en contenedores con la colaboración de compañías de exportación e igualmente resulta prácticamente imposible verificar qué hay en cada uno de los miles y miles de contenedores que salen de EE.UU. cada día. Otra vez, la seguridad se prioriza en la mercancía que entra al país”, explica Morris.
La CBP sostiene, por su parte, que utiliza “equipos itinerantes” en forma rutinaria en los puertos de salida para realizar inspecciones en los contenedores.
“Los objetivos de estos equipos se basan en la evaluación de riesgos o revisar al azar contenedores y vehículos de envío en los sitios de examen de contenedores o lotes de carga pendientes de exportación”, señala.
Pero otra vez, los cientos de miles de contendores que salen cada día de Estados Unidos hacen de la inspección de los buques otra tarea para la que la CBP no da abasto.
“Realmente el control fronterizo a la salida no es lo suficientemente fuerte que desearíamos. Y esto ha dado paso a una especie de mafia en la que pandillas y otras organizaciones criminales se dedican a robar estos carros para exportarlos ilegalmente desde Estados Unidos”, agrega Morris.
La “mafia robacarros”
Según explica la Interpol en documentos enviados a BBC Mundo, en muchos casos, el robo de vehículos no es una actividad delictiva aislada, sino que está vinculada al crimen organizado transnacional y, a menudo, a otros delitos graves.
Y aunque no existen herramientas para determinar a ciencia cierta quién está detrás del robo de carros de Estados Unidos, las evidencias apuntan, según los expertos e informes consultados por BBC Mundo, a grupos criminales.
“Muchas veces son el crimen organizado, cárteles y pandillas quienes se encargan de este tipo de robos. No solo para venderlos, sino que a veces son utilizados para tráfico de drogas, de personas o incluso para que sus jefes ostenten en ellos”, señala Morris.
Los modelos de carros más robados en Estados Unidos en 2017
- Honda Civic (1998): 45.062
- Honda Accord (1997): 43.764
- Ford F-150 (2006): 35.105
- Chevrolet Silverado (2004): 30.056
- Toyota Camry (2017): 17.276
La NICB asegura que muchas veces los carros que han recuperado en México presentan impactos de bala, sangre, restos de drogas, cristales rotos u otras señales de que han estado involucrados en “matanzas y otros delitos”.
“Básicamente, muchos de estos carros, principalmente los SUV, son utilizados por cárteles o traficantes de drogas como medio de transporte para cometer su fechorías”, señala.
El capitaln Thomas Pikul, de la Patrulla de Carretera de Florida, le explica a BBC Mundo que muchos de estos grupos que se dedican al robo de carros han ido sofisticando sus técnicas a medida que las automotrices han perfeccionado también los dispositivos de seguridad de los vehículos.
“Robar carros es un delito multifacético y evoluciona continuamente a medida que los individuos y los sindicatos del crimen modifican sus tácticas para intentar evitar la aplicación de la ley”, asegura a BBC Mundo.
Según Morris, en los últimos tiempos, las bandas dedicadas a estos robos están utilizando alta tecnología para sus fines que van desde hackear los sistemas de seguridad del auto hasta unos misteriosos elementos que amplifican las señales de las llaves de forma remota.
“Pueden copiar la señal de tu carro aunque la tengas en tu cuarto o tu cocina. Abren tu carro y en las cámaras de seguridad muchas veces lo que se ve es alguien que se sube en tu coche como si saliera de paseo. No hay cristal roto ni cerradura violentada ni nada por el estilo”, cuenta.
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De acuerdo con la Interpol, el uso de dispositivos técnicos para superar las características de seguridad de los vehículos electrónicos, la forma en que se exportan, se falsifican documentos, se alteran los marcadores de identificación, se desmantelan o venden estos vehículos robados requiere amplias capacidades logísticas además de altos niveles profesionales y organizativos.
Pero de eso se desprende también, según Morris, que recuperar estos vehículos robados sea también una tarea complicada.
Del total de carros reportados como robados en Estados Unidos en 2018, la NICB logró identificar más 2.500 de ellos en México.
Pero, de acuerdo con el vocero de esa organización, si sacar el vehículo de Estados Unidos puede tomar cuestión de minutos, traerlo de vuelta cuando se encuentran es una tarea que pueda costar semanas, meses e incluso años.
“Es un proceso muy complicado por todos los requisitos legales y comienza con la identificación del vehículo y termina con su repatriación. Pero muchas veces, después de ser robado y estar involucrados en actividades criminales, muchos autos pierden su valor y muchas compañías de seguros ya no están interesados en ellos, por lo que se rematan por muy bajo precio”, señala.