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Tres datos que muestran la enorme influencia de los católicos en EE. UU. pese a los escándalos de abusos sexuales en su iglesia

Es una paradoja estadounidense: mientras la Iglesia Católica se consume en Estados Unidos por escándalos de abusos sexuales, sus fieles ejercen en ese país una influencia inimaginable décadas atrás.

Mientras la Iglesia Católica se consume en Estados Unidos por escándalos de abusos sexuales, sus fieles ejercen en este país una influencia inimaginable décadas atrás. GETTY IMAGES

Mientras la Iglesia Católica se consume en Estados Unidos por escándalos de abusos sexuales, sus fieles ejercen en este país una influencia inimaginable décadas atrás. GETTY IMAGES

Ya sea en el máximo tribunal de justicia, el Congreso o las urnas, la voz de los católicos estadounidenses ha adquirido un peso imposible de ignorar y a veces decisivo, señalan expertos.

Esto marca un cambio en las tradiciones de EE.UU., donde los católicos solían estar lejos de los centros de poder y apenas tuvieron un presidente: John F. Kennedy entre 1961 y 1963.

El fenómeno contrasta además con un presente en este país donde la Iglesia católica pierde fieles y se estremece por la renuncia reciente de un cardenal acusado de abuso sexual y el informe de un gran jurado en Pensilvania que indicó que líderes eclesiásticos encubrieron abusos sexuales de más de 1.000 menores por parte de unos 300 curas desde 1940.

“Ha habido mucho daño a la reputación del liderazgo de la iglesia. Eso no significa que las personas, las ideas y las políticas católicas no sean influyentes”, dice Andrew Walsh, director del Centro para el estudio de la religión en la vida pública del Colegio Trinity de Connecticut, a BBC Mundo.

A continuación, tres datos que muestran esa influencia:

1. Mayoría en la Corte Suprema

Aproximadamente un quinto de la población de EE. UU. es católica, pero quienes profesan esa religión son mayoritarios en la Corte Suprema de Justicia de este país.

Cuatro jueces actuales del tribunal de nueve son católicos.

También lo es Brett Kavanaugh, nominado por el presidente estadounidense, Donald Trump, para reemplazar al juez retirado Anthony Kennedy, otro católico.

Esto significa que, si el Senado confirma a Kavanaugh en el cargo, la Corte Suprema de EE.UU. mantendrá a nivel religioso una sólida mayoría de católicos.

“Históricamente, es algo muy inusual”, dice Frank Ravitch, profesor de derecho en la Universidad Michigan State experto en la Corte Suprema y religión, a BBC Mundo.

Aparte de esos casos, el juez Neil Gorsuch, que llegó a la Corte el año pasado nominado por Trump, se crió como católico aunque asiste a una iglesia episcopal y han surgido cuestionamientos sobre cuál es su religión.

Los restantes tres jueces son judíos, otro dato llamativo ya que cerca de 2% de la población de EE.UU. se define como tal y hasta inicios del siglo XX judíos y católicos eran la excepción en el máximo tribunal.

Esta mayor presencia católica en la Corte es atribuida por expertos a la creciente influencia que abogados y académicos de esa religión han tenido en EE.UU. en temas como el aborto, sobre todo entre conservadores.

La única católica considerada progresista en la Corte es Sonia Sotomayor, nominada por el expresidente demócrata Barack Obama, mientras que los demás jueces católicos, conservadores y hombres, fueron elegidos por mandatarios republicanos como George H.W. Bush, George W. Bush y Trump.

Esto puede pesar en algunas decisiones, aunque los jueces eviten una influencia directa de su catolicismo, señalan especialistas.

“El tipo de (jueces) designados por Bush y ahora Trump está del lado más conservador del pensamiento social católico”, señala Ravitch. “Y creo que esto se reflejará en las opiniones”.

2. Un tercio de los representantes

Los católicos también han ascendido en la clase política de EE. UU., y una señal de eso es que un tercio (33%) de los miembros de la Cámara de Representantes sigue esa religión, según datos del Centro de Investigación Pew.

Se trata de una proporción inédita para este país, atribuida a la integración que tuvieron viejas olas de inmigrantes irlandeses, italianos o polacos, así como otras más recientes de latinos.

“El hecho de que los católicos estén floreciendo políticamente y en el Poder Judicial es un testimonio de su perseverancia y capacidad de aprovechar que ya no sean particularmente controvertidos en la sociedad estadounidense, como podían serlo hace 50 o 60 años”, dice Ravitch.

Según los datos de Pew, la presencia de católicos en el Congreso de EE.UU. pasó de 19% en 1961 a 31% actualmente (esto es incluyendo a los miembros del Senado, donde ocupan 24% de los escaños).

“Vemos un porcentaje algo mayor de miembros del Congreso que se identifican como católicos que en el público general”, dice Besheer Mohamed, investigador senior de Pew, a BBC Mundo.

Sin embargo, cómo se traduce esto en el trabajo legislativo es algo incierto.

Los congresistas católicos cubren de hecho un amplio espectro ideológico, yendo desde progresistas hasta conservadores.

Asimismo, los políticos católicos en EE. UU. parecen cada vez más resueltos a buscar el cargo mayor: seis republicanos de esa religión, en su mayoría ex gobernadores estatales, buscaron la candidatura presidencial de su partido en las últimas elecciones de 2016, marcando otro récord.

3. Voto a ganador


Los católicos constituyen una cuarta parte del electorado de EE. UU. y esa “no es una porción pequeña”, destaca Mohamed.

Nuevamente se trata de un porcentaje mayor al de la población católica en el país, que se redujo de 23.9% del total en 2007 a 20.8% en 2014 según otro estudio de Pew.

Lejos de votar en bloque en función de su religión y por un solo partido, los católicos estadounidenses suelen repartirse de forma bastante pareja entre los dos principales candidatos, como pasó en 2016.

“El patrón principal es que los católicos estuvieron muy divididos, pero una ligera mayoría apoyó al presidente Trump: 52% según las encuestas de boca de urna”, dice Mohamed.

El corte puede hacerse entre católicos blancos (más republicanos) y latinos (más demócratas), pero hay divisiones entre esos mismos votantes en temas como el tamaño del gobierno o el aborto.

La cuestión es que, en unos comicios tan reñidos como los de 2016, los católicos pueden haber contribuido a inclinar la balanza.

De hecho, los datos de Pew muestran que en las últimas cuatro elecciones presidenciales de EE. UU. los votantes católicos optaron mayoritariamente por el candidato ganador: dos veces republicano y dos demócrata.

Y esto es visto por algunos como otra prueba de su importancia.

“La movilización de la opinión y los votantes católicos es una tarea esencial en la política estadounidense: en las elecciones presidenciales los católicos son votantes indecisos”, dice Walsh.

“No hay muchos grupos en el electorado que se muevan tanto como lo hacen ellos en diferentes campañas”, agrega. “Eso seguirá siendo una influencia poderosa”.

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