Los Gates anunciaron a principios de mayo que se divorciaban, tras casi tres décadas de relación en las que fundaron una de las organizaciones benéficas más importantes del mundo, cuya actividad han garantizado que se mantendrá pese a la ruptura.
Al día siguiente del anuncio, los medios estadounidenses revelaron el contenido de los documentos de la petición de divorcio, presentada por Melinda, en la que esta aseguraba que el matrimonio estaba “irremediablemente roto”, que no era necesaria la manutención conyugal y que el pacto de separación determinaría la división de sus propiedades.
Bill y Melinda tienen tres hijos, todos ellos ya mayores de edad.
Según el diario The Wall Street Journal, una de las cuestiones que podrían haber precipitado la ruptura es la relación que mantenían Bill y el difunto magnate caído en desgracia Jeffrey Epstein, quien se suicidó en la cárcel en 2019.
Epstein fue detenido después de que se le acusara de abusar sexualmente y explotar a decenas de chicas adolescentes tanto en su mansión de Manhattan como en su residencia de Palm Beach (Florida) y su propiedad de las Islas Vírgenes.
De acuerdo con la prensa, Bill Gates mantuvo encuentros con Epstein en varias ocasiones y en una de ellas se quedó hasta tarde en su mansión neoyorquina.
A través de portavoces, el multimillonario siempre ha sostenido que en esos encuentros los dos hombres hablaban de cuestiones filantrópicas y que Gates “lamenta todos y cada uno de sus encuentros (con Epstein) y reconoce que llevarlos a cabo fue un error de juicio”.
La versión del Journal señaló que Melinda ya habría avisado a su marido de que no se sentía cómoda con Epstein en 2013 y pese a ello Bill Gates y empleados de su fundación siguieron en contacto con el magnate ahora fallecido en los años posteriores.