“Estimamos que lo golpearon con dos Neptunes”, dijo a periodistas el funcionario del Pentágono, quien pidió el anonimato, desmintiendo así la versión de Moscú que asegura que su buque insignia lanzamisiles sufrió “daños graves” por un incendio y luego se hundió.
El funcionario estadounidense no ha confirmado, sin embargo, la versión de que el Ejército ucraniano distrajo la defensa del “Moskva” con un dron en un costado del barco mientras los misiles de crucero antibuque Neptune lo alcanzaban desde el otro lado.
“Creemos que hubo víctimas, pero es difícil evaluar cuántas”, dijo, y añadió que Estados Unidos tiene constancia de que los supervivientes fueron rescatados por otros barcos rusos en la zona.
Rusia, que no ha reconocido oficialmente que el buque insignia de su flota del mar Negro se hundió como consecuencia de un ataque misilístico ucraniano, anunció que la tripulación había sido evacuada.
“Es un gran golpe, simbólicamente”, agregó el funcionario. Pero, sobre todo, la pérdida del “Moskva”, uno de los tres cruceros de la clase Slava de los que dispone Rusia, “crea un vacío en las capacidades militares” en el sur de Ucrania, donde el presidente Vladimir Putin ha decidido centrar a partir de ahora sus operaciones y próxima ofensiva.
En virtud de la Convención de Montreux, “Turquía no autoriza a los buques de guerra entrar en el mar Negro, y (los rusos) no podrán sustituirlo por otro barco de clase Slava”, explicó.
Ankara controla el acceso al mar Negro a través del Tratado de Montreux, firmado en 1936, el cual garantiza la libre circulación en el estrecho del Bósforo y el estrecho de los Dardanelos -ubicado entre Europa y Asia-, pero le otorga el derecho de bloquear los buques de guerra en esa región en caso de guerra, a no ser que las naves tengan que regresar a sus bases.
El hundimiento del “Moskva” podría llevar a la Armada rusa a ser más prudente en la guerra en Ucrania, estimó el funcionario del Pentágono.