Los representantes derogaron por 242 votos contra 180 el “Proyecto de energías limpias” de Obama, quien por primera vez impone límites a las emisiones de dióxido de carbono de las centrales térmicas estadounidenses ya existentes.
El “Clean Power Plan” de la administración Obama, finalizado en agosto, busca reducir de aquí al 2030 las emisiones estadounidenses en un 32% con respecto a los niveles del 2005, y concede flexibilidad a los Estados para alcanzar este objetivo.
Además, en otra votación, la Cámara de Representes anuló, por 235 votos contra 188, una normativa referida a las emisiones de CO2 procedentes de las futuras centrales.
Estas normativas “son una puñalada en el corazón de la industria del carbón”, declaró el representante republicano Mike Bost.
El Senado ya había anulado el 17 de noviembre las medidas de Obama, las que el mandatrio se apresta a vetar, que no podrá levantarse pues los republicanos no disponen en la Cámara de los dos tercios necesarios para aprobar los dos textos.
La mayoría republicana quiso realizar esta votación durante la COP21 “para que el mundo sepa que en Estados Unidos existe un desacuerdo sobre el abuso de poder extremo del presidente”, explicó el republicano Ed Whitfield, representante de Kentucky, uno de los estados en los que aún se explotan minas de carbón.
Los republicanos rechazan el coste económico de estas medidas medioambientales y prometen que las revisarán si ganan las presidenciales de noviembre del 2016.
“Más de la mitad de los Estados denunciaron el proyecto del presidente”, declaró Mitch McConnell, líder de la mayoría en el Senado. “Y el próximo presidente podría, simplemente, anularlo”.
La mayoría de los demócratas apoyan la agenda medioambiental de Barack Obama.
“Ellos no tienen soluciones, no salen de la negación”, se burló el representante demócrata Jim McGovern.
“Su programa consiste en decir no a todo, es la garantía de una catástrofe”.