Abierto en 2013, el campo de Nizip 2 acoge en casas prefabricadas a cerca de cinco mil refugiados sirios, entre ellos mil 900 niños, según cifras del gobierno turco.
En una de las entradas al campo una pancarta rezaba “Bienvenido a Turquía, el país que más refugiados acoge en todo el mundo”. En ese país hay 2.7 millones de refugiados sirios.
En conferencia de prensa el primer ministro turco recordó que exención de la visa de entrada a la Unión Europea para los turcos, como parte del acuerdo migratorio, es un tema “vital” para su gobierno.
La visita llega tres semanas después de entrar en vigor un controvertido acuerdo entre Bruselas y Ankara, que pretende disuadir los viajes clandestinos por mar de migrantes y refugiados hacia Europa, confrontada a su mayor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial.
Turquía se ha comprometido a aceptar el regreso a su territorio de todos los migrantes que hayan entrado ilegalmente en Grecia desde el 20 de marzo. El plan prevé que, por cada refugiado sirio expulsado a Turquía, otro sirio sea “reinstalado” en algún país europeo, hasta un límite de 72 mil refugiados.
A cambio, los europeos han aprobado una ayuda financiera de hasta US$6 mil millones a Turquía, y han aceptado relanzar las conversaciones sobre su adhesión a la UE y sobre la exención de visado para los turcos que deseen entrar en la Unión.
Un ejercicio de equilibrio
Durante la visita al campo e Nizip Merkel se reunió con algunos de los niños y jóvenes que dibujaban sentados en una de las aulas de clase.
Los niños le entregaron regalos a la canciller y varios la saludaron con besos.
“Tenemos escuelas y hospitales, la vida es buena aquí, pero queremos saber cuál es nuestro futuro (…) Si la guerra se termina hoy, yo vuelvo a Siria mañana”, dijo Mohammed Tomoq, un hombre de 49 años que huyó de Damasco con su mujer y sus cuatro hijos.
Hasta ahora la UE se ha gastado US$77 millones en varios proyectos en Turquía, a los que pronto se sumaran otros 110 millones.
La canciller había previsto inicialmente viajar a Kilis, provincia vecina a Gaziantep, pero el lanzamiento de varios disparos de mortero en la zona atribuidos por Ankara al grupo Estado Islámico (EI) obligaron a cancelar la visita.