“Desde pequeñita sentí que estaba en un cuerpo diferente, que no era mío. Inclusive, ahora me siento inconforme con mi parte íntima, no me gusta, quisiera cambiármela”, cuenta ella, ahora con 17 años.
Para Óscar Henao, rector del colegio público Manuel Dolores Mondragón, donde estudia Gabriela, “la aceptación ha sido muy grande. “Los jóvenes lo han tomado con una gran naturalidad, considero que es un ejemplo que da la juventud a los adultos”, dijo a AFP.
Según la psicóloga Sandra Trujillo, que la ha acompañado en todo su proceso de transformación, Gabriela “estaba atrapada en el cuerpo equivocado”. “Biológicamente es un niño, pero emocional, sentimentalmente, es una mujer”.
En el colegio, explicó Henao, primero le permitieron usar todo el tiempo el uniforme de educación física, que consideran neutral y mixto, mientras dictaban talleres de diversidad sexual y libre desarrollo de la personalidad a los docentes y estudiantes para explicarles la situación.
Tras informar a los padres de familia, el colegio fijó una fecha para que Gabriela estrenara su uniforme femenino.
Hace tres semanas la joven fue recibida en la escuela con aplausos y un letrero que decía bienvenida. “Yo los respeto, como ellos me respetan a mí”, contó Gabriela, quien sueña con estudiar diseño de modas.
A principio de mes, miles en Colombia acudieron al llamado de la Iglesia católica de “defender públicamente la familia” y protestaron en las principales ciudades del país en rechazo a la revisión por parte del gobierno de los manuales de convivencia escolar para combatir la discriminación sexual.
Los manifestantes cuestionaron un borrador realizado por las Naciones Unidas a pedido del ministerio de Educación, en el cual se hablaba de lesbianas, gays, bisexuales, personas transgénero e intersexuadas (LGBTI), y al que acusaron de promover estas orientaciones. El gobierno, finalmente, desautorizó la publicación del documento.
La revisión fue ordenada al ministerio por la Corte Constitucional a raíz del suicidio del joven Serio Urrego en 2014 en Bogotá por supuesta discriminación sexual por parte de la dirección de su colegio, un centro educativo privado de orientación católica.
Por ese rechazo de sectores conservadores en Colombia a los derechos de la comunidad LGBTI, Henao considera que su escuela es un “ejemplo” por el “ambiente de respeto” hacia Gabriela.
“No ha habido casos de 'bullying' (acoso)”, aseguró el rector, aunque admitió que algunos padres y profesores no están de acuerdo, pero son respetuosos.